Gastón Abrego tiene 29 años y ha estado una veintena de días ingresado en un hospital argentino por coronavirus. Confiesa que era deportistas y que nuca pensó que podía complicarse tanto la enfermedad en una persona joven. La falta de aire no te dejan dormir, confiesa. A través de las redes sociales están narrando su estancia en el hospital, en la que ha visto morir a varias personas a su lado en cuestión de horas.
Abrego ha estado una veintena de días ingresado por covid. Llegó al Hospital Central de Mendoza, Argentina, al principio de marzo cuando aún la situación en el país no era tan insostenible como ahora. “Me atendieron bien y rápidamente me estabilizaron. Nunca pensé que con 29 años esto se iba a complicar tanto", narra.
Con neumonía bilateral, el joven cuenta que cuando ingresó sus pulmones “se los comía el covid 19". Los peores momentos para este paciente fueron cuando no podía dormir por falta de aire, mientras veía morir a sus compañeros de habitación.
"Una noche, después de dormir una hora, sentí mucho movimiento a mi lado. El señor de la cama de al lado se estaba ahogando y las enfermeras lo estaban salvando. Todo fue en vano, dejó de respirar y nunca pudo llegar a terapia. No había lugar y su neumonía avanzó muy rápido", cuenta el chico.
Gastón relata que el hombre estaba "delicado pero consciente en la tarde" pero se durmió y ya no despertó más. "No hubo abandono de nadie. A cada rato las enfermeras lo asistieron y los médicos lo visitaron para seguir evaluando su evolución. Fue muy rápido todo", relata.
"De un momento a otro ya lo estaban metiendo en una bolsa negra. Nunca supe cómo se llamaba, nunca sabré quién lo ha llorado", afirma.
Tras cinco días en el hospital lo cambiaron de habitación, donde estuvo con dos personas más. Una estaba bien y la otra mal, explica, antes de añadir que se repitió la misma situación. “En la tarde estaba delicado pero consciente y en la noche se complicó. Me despertó el ruido de la bolsa mortuoria. Fue lamentable", afirma en redes.
Esa imagen de ver cómo se llevaban a la morgue a otro paciente fue para él como "estar frente a frente con la muerte".
Gastón fue mejorando poco a poco y eso le ha llevado a reflexionar durante su estancia en el hospital. "La medicina me seguía manteniendo vivo pero el ambiente me venía a matar. Fue difícil no llorar frente a todo ese clima de desesperación y abandono. No pude mantenerme a salvo de los pensamientos negativos. Incluso cuando me venían a sacar sangre pensaba en ese dolor tan impresionante de la aguja atravesando como para regresar a la batalla", ha confesado.
Finalmente, este joven ha sido trasladado a otro centro sanitario debido a su positiva evolución y para dejar hueco a otros pacientes más graves en un hospital colapsado. En ese momento, dice, “me dieron más ganas de salir de ese infierno".
"El clima ha cambiado y me ayuda un montón. Se que todo sigue colapsado y no hay mucho ánimo pero desde que llegué acá empecé a vivir de nuevo", ha afirmado.
“Mi padre falleció de covid en octubre pasado. Estar ahí hizo que me pusiera en su lugar. Desde que lo aislaron en su casa nunca más lo volví a ver. Mis hermanos se lo llevaron al hospital y nunca más salió. Cada hombre que vi morir ahí fue una parte de él que pude darle forma. La peor de las formas pero que hoy siento que necesitaba para darle el duelo que nunca pude darle. Un día sin más desapareció y eso fue todo", concluye.
Ayer, este joven de 29 años argentino recibió el alta.