Para Loretta Harmes, una joven cocinera, su enfermedad no es ningún obstáculo aunque esté relacionada directamente con su pasión.
La joven llevaba años con problemas intestinales, desde los 19, tratando de comer solo alimentos líquidos porque los sólidos le hacían sentir un dolor muy intenso. Su desesperación por los diagnósticos erróneos que le daban en los centros de salud cada vez iba a más.
Finalmente, en el año 2015, con solo 23 años, un especialista decidió investigar a fondo de dónde provenían esos dolores y descubrió que padecía el síndrome de Ehlers-Danlos hiperlaxo (hEDS), una enfermedad genética que puede manifestarse de distintas formas.
Particularmente, a Loretta le afectaba en su estómago, que estaba parcialmente paralizado y que no podía vaciarse correctamente. Una afección muy rara que no se ha estudiado en profundidad y de la que se desconocen muchas cosas.
Esta enfermedad hace que la joven cocinera tenga que pasar 18 horas al día conectada a una bolsa de líquidos que pasa por alto el sistema digestivo y se infunde directamente en el torrente sanguíneo para mantenerla alimentada, según recoge La Nación.
Por culpa de este síndrome la joven lleva seis años sin comer ningún plato de los que le encanta cocinar, pero eso no le ha frenado para seguir desarrollando su pasión. En su cuenta de Instagram, 'nil-by-mouth foodie' (la traducción sería 'especialista gourmet que no come por la boca') comparte sus recetas y sus ganas de seguir creciendo en el mundo de la cocina.
En sus redes, ella misma no oculta su enfermedad y trata de concienciar sobre ella para normalizarla: "Es natural que la gente mire o mire dos veces cuando hay algo inusual, quiero decir que no todos los días se ve un tubo saliendo de la nariz de alguien", escribe en uno de sus post, "Pero hay un 'mirar' y simplemente mirar fijamente, lo cual es bastante extraño e incómodo para esa persona que está siendo observada. La mejor manera de lidiar con ese tipo de personas es simplemente sonreír y saludar a los chicos, sonreír y saludar", concluye.
Sin embargo, a pesar de todas las dificultades que tiene que atravesar, está decidida a seguir luchando por ello: "Hoy en día, realmente me importa una mierda, la cocinera con discapacidades que no puede probar su propia comida rompe los límites y estoy aquí para ello", escribe.