Boris Johnson consiguió aprobar este martes en el Parlamento de Westminster las nuevas restricciones del Covid, pese a la fuerte rebelión en sus filas. Hasta 98 diputados de su partido se opusieron a la medida más controvertida, la imposición de pasaportes de Covid en espacios interiores con más de 500 personas y espacios exteriores con más de 4.000 personas. Fue aprobada por 369 votos a favor y 126 en contra, entre los cuales estaban los 98 rebeldes ‘tories’. Se aprobaron también la obligatoriedad de llevar mascarilla en transporte público y tiendas (por 441 votos a favor y 41 en contra), y la vacunación obligatoria del personal sanitario (385-100)
La votación deja muy debilitado al primer ministro de cara a la gestión de la pandemia a partir de ahora. “A partir de ahora tendrá que ir con mucho cuidado con lo que hace porque ya sabemos qué sucede con los partidos divididos”, avisó el diputado conservador Geoffrey Clifton-Brown, uno de los rebeldes. Es la mayor revuelta en las filas del Partido Conservador desde que Johnson llegó al poder en julio de 2019. Supera a los 55 diputados conservadores se opusieron el uno de diciembre de 2020 al sistema de cuatro niveles de confinamiento de Johnson. Al igual que entonces, Johnson ha conseguido tirar adelante sus medidas gracias al apoyo de los laboristas. El responsable de Sanidad laborista, Wes Streeting, justificó el respaldo alegando que “no podemos estar seguros acerca de la severidad de la variante Ómicron, pero sí sabemos que se expande muy rápidamente”. Y añadió que “estas medidas son una respuesta necesaria para proteger a nuestros seres queridos y nuestra sanidad pública”.
El debate de este martes duró seis horas y, como es habitual, se caracterizó por la intensidad de las discusiones. Abrió el debate el ministro de Sanidad, Sajid Javid quien defendió las restricciones para frenar el avance imparable de la variante Ómicron. Explicó que “su crecimiento en el Reino Unido es un espejo de lo que sucedió en Sudáfrica” en el sentido de que “se están doblando los casos casa dos días”. Javid dijo que en estos momentos hay 200.000 contagios diarios de la variante Ómicron en todo el país, que ya representan el 20% del total, que la cepa sudafricana ya representa el 44% de todos los contagios en Londres y que “en las próximas 48 horas” será la variante dominante en la capital. Javid citó cifras de la Agencia de Seguridad Sanitaria británica (UKHSA, en inglés), que es el organismo gubernamental encargado de valorar el impacto de las enfermedades infecciosas en las comunidades.
Sin embargo, Javid precisó esas cifras se basan en estimaciones de gente asintomática y de gente que ha tenido síntomas y ha estado enferma y no ha acudido al hospital, pero que las cifras oficiales son de “4.713 casos confirmados de Ómicron en el Reino Unido”. En las últimas 24 horas se han confirmado 1.576 casos de Ómicron, en relación con los 54.661 nuevos positivos diarios en general, que suponen un 9,9% respecto a la semana pasada, y una incidencia acumulada de 505,5 casos por cada 100.000 habitantes. Las muertes han bajado un 0,6% hasta las 38 diarias y las admisiones en hospitales han subido un 5,1% hasta las 926 diarias.
El anuncio de Johnson el domingo por la tarde de elevar el nivel de alerta nacional al cuatro, el segundo más alto, y en declarar el nivel de alerta máximo en los hospitales ha provocado la alarma entre la población. Significa que los hospitales tienen que liberar camas y derivar pacientes a hoteles para hacer espacio para la inminente avalancha de enfermos de Ómicron. Pidió también a todos los mayores de 18 años que se registren para la tercera dosis, que creen que da una protección del 75% ante la nueva variante. El objetivo es inocular a un millón de personas diarias de aquí a Navidad.
De momento, 23,6 millones de personas ya están vacunadas con la tercera dosis, un 41% de la población. Se han abierto centros de vacunación las 24 horas y se están reclutadando a miles de voluntarios. La gente se ha agolpado para vacunarse. La web del Servicio Nacional de Salud ha colapsado y se han agotado los tests de antígenos (que regalaban en las farmacias) y los PCR.
Sin embargo, esta alarma que ha disparado el Gobierno y que ha provocado el pánico entre la población no ha amedrentado a los rebeldes ‘tories’ en la Cámara de los Comunes, que este martes no han dudado en levantarse y depositar el voto en contra de las restricciones impuestas por su líder. El Grupo de Recuperación del Covid está detrás de esta rebelión. Este grupo se opone a cualquier medida que suponga un retroceso en las libertades del Covid y que frene la economía británica. Consideran que las vacunas deberían ser protección suficiente.
Es una facción muy poderosa y muy influyente integrada principalmente por los diputados que componían el Grupo de Recuperación del Brexit, que abogaban por un Brexit duro y romper cualquier lazo con Bruselas y que fueron los encargados de hacer caer a Theresa May y aupar a Boris Johnson como líder del partido y primer ministro. El líder del grupo, Mark Harper, criticó al primer ministro por intentar asustar a la gente “para que se ponga la vacuna y vote las el plan B [la nuevas medidas]”.
“Nos hizo entrar en modo pánico y emergencia con su anuncio televisado del domingo para asustar de forma estúpida a la gente”, dijo. “No sabe cuántos constituyentes me llamaron asustados el domingo después de su discurso”, le recriminó, por su parte, el diputado Steve Brine, también conservador. Harper quiso que Javid se comprometiera a convocar el Parlamento durante la recesión navideña en caso de querer imponer nuevas restricciones en Inglaterra como ha hecho Escocia, que ha limitado el número de personas en las fiestas navideñas a tres. Javid no se comprometió.
El resultado de la votación de este martes, pese a que Johnson ha conseguido tirar adelante las medidas que quería, le deja muy debilitado dentro de su partido. También le resta mucha autoridad de cara a las posibles nuevas restricciones que tendrá que adoptar los próximos días si se cumplen los negros vaticinios del Gobierno. La credibilidad de Johnson se ha visto mermada las últimas semanas por el escándalo de los sobresueldos de algunos diputados ‘tories’ y, sobre todo, por el escándalo de las fiestas laborales navideñas que supuestamente se celebraron en Downing Street el año pasado después de que se cancelaran las Navidades para todos los británicos. Johnson negó estar al corriente. Pero el domingo el ‘Sunday Mirror’ publicó una imagen de Johnson participando en uno de estos eventos.
La popularidad de Johnson ha caído hasta el 31% (7 puntos menos) de aceptación en los sondeos de Ipsos Mori, por los 44 puntos (+6) del líder laborista, Keir Starmer. Algunos asesores científicos del Gobierno y diputados conservadores han expresado su temor por que los ciudadanos puedan no hacer caso al primer ministro, que ha pedido a los ciudadanos que cumplan con las normas impuestas. El laborista Wes Streeting dijo que “el Gobierno ha socavado su confianza en un momento crítico con sus negaciones sobre las fiestas de Navidad que claramente sucedieron el año pasado”.