Johnny McFadden sí que logra guardar la distancia social en su pub: su valla eléctrica aleja a todos de la barra
Johnny McFadden, su dueño, ya estaba harto de que la gente se saltara la distancia social
Un par de juerguistas borrachos ya saben lo que es. Han probado el shock que provoca su descarga. "Te sorprendería cómo la gente se mantiene lejos de ella. Es el factor miedo". Son palabras del dueño del pub - ya es el más peligroso y con chispa del mundo-, Johnny McFadden para confirmar que había instalado una cerca eléctrica después de hartarse de personas que ignoraban el distanciamiento social
"Está ahí para el distanciamiento social. Antes de la cerca, la gente no seguía el distanciamiento social y hacía lo que quisiera, pero ahora la gente presta atención a la orientación sobre el distanciamiento social".
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El personal del pub The Star Inn en St Just, en Cornwall (Reino Unido), estaba ya harto de que los clientes, sobre todo aquellos que habían bebido más de la cuenta, se acercaran demasiado a los empleados, a pesar de las advertencias y marcas que informaban de la distancia de seguridad con la barra. Así que el dueño optó por medidas algo más drásticas y ni corto ni perezoso instaló una cerca electrificada como la que se suele usar para el ganado en las grandes fincas.
Se trata de una valla formada por dos cables conductores que están conectados a una batería, de forma que al tocarlos da un buen calambrazo. Normalmente, explica el dueño a diversos medios locales que se hicieron eco de la iniciativa, la cerca, a un metro aproximadamente de la barra del bar, está apagada, pero puede encenderse y funciona y, de hecho, un par de clientes la han probado ya para su desgracia.
"Si hubiera puesto un poco de cuerda sin más, no creo que nadie hubiera prestado tanta atención como a una valla eléctrica", dice el propietario del bar, Jonny McFadden. El 4 de julio se permitió la reapertura de los pubs en Inglaterra, pero con la obligación de implementar medidas de distanciamiento físico. Entre ellas se incluye minimizar el contacto del personal con los clientes, y reducir el tiempo que los clientes pasan en el bar.
McFadden tiene claro que estas reglas suponen un gran cambio cultural para su pub. "Tengo una barra muy pequeña. Todo el mundo está acostumbrado a sentarse junto a la barra, apoyándose en ella. Ahora no pueden hacerlo. Las cosas han cambiado", confiesa. "Mientras haya una señal de advertencia en una valla eléctrica y se le advierta de ello, es totalmente legal. Y está el factor miedo. Funciona", dijo. "La gente es como las ovejas. Las ovejas se mantienen alejadas, la gente se mantiene alejada."