Jair Bolsonaro, es el mejor imitador de Trump con su comportamiento estrafalario e irrespetuoso. En la última semana ha vuelto a demostrarlo dos veces, una para amenazar a un periodista con pegarle un puñetazo y la más reciente, apenas dos días después para burlarse de los medios asegurando que los periodistas de "culo gordo" que se burlan de él tienen pocas probabilidades de sobrevivir al coronavirus.
El presidente de Brasil, país con 115,000 muertos por la pandemia de Covid-19, no para de menospreciar los riesgos de la enfermedad e incluso utilizarla en sus comentarios de mal gusto, chistes sin gracia que hace cada vez que le ponen un micrófono delante, como este que protagonizó en el Palacio de Planalto en un acto llamado 'Ganando al COVID-19'.
"La gente de la prensa se burla, pero cuando le pille (el coronavirus) a alguno de sus culos gordos, las posibilidades de sobrevivir es menor", ha dicho Bolsonaro, quien ha insistido en que "los periodistas sólo saben hacer maldades", a excepciones de algunos, tratando de suavizarlo después.
Bolsonaro ha pasado por alto a las víctimas del coronavirus en Brasil durante este acto, lo más cerca que ha estado de rendirles homenaje ha sido cuando ha recordado que él mismo se infectó de Covid-19, abundando en las supuestas bondades de la hidroxicloroquina para tratar la enfermedad, un fármaco que las organizaciones científicas niegan que sea eficaz para curarla.
El presidente brasileño ha vuelto a defender el uso de la cloroquina ante un grupo de médicos partidarios de su aplicación, y ha asegurado que si este fármaco no hubiera sido "politizado", muchas más vidas se podrían haber salvado.
La defensa de Bolsonaro de la cloroquina y su negación a reconocer la gravedad del coronavirus ha provocado varias disputas dentro de su Gobierno desde que comenzó la crisis sanitaria: sus últimos dos ministros de Salud, Luiz Henrique Mandetta y Nelson Teich, dimitieron de su cargo por las diferencias que mantenían con el presidente brasileño.