Los límites de la supervivencia están siendo probados durante los veranos en Pakistán. El calor es extremo, tanto que bastaría exponerse a él durante unos minutos para sufrir hipertermia. En Jacobabad, una ciudad en el interior del país, se ha llegado a alcanzar la marca de los 52º C. Esto no solo supone la temperatura más alta del planeta, sino que además es capaz de matar a un ser humano.
El umbral de calor soportable para los humanos ha sido rebasado en Jacobabad y en Ras al Khaimah, al noreste de Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos. Lo ha descubierto Tom Matthews, profesor de ciencias del clima en la Universidad de Loughborough (Reino Unido) tras revisar datos del año pasado de estas ciudades. A esa temperatura es difícil mantenerse en pie, siquiera.
A partir de los 35 grados, al cuerpo le cuesta enfriarse a través del sudor. Exponerse a temperaturas como las que se registraron en el interior de Pakistán y otros países de Oriente Medio como Iraq, Irán o Arabia Saudí puede hacer que la temperatura corporal ascienda a la peligrosa cifra de 40 grados, a partir de la cual el calor empieza a causar estragos como sensación de desmayo, dolor de cabeza o nauseas.
En el peor de los casos, estas temperaturas –cada vez más frecuentes en esta región durante el verano– pueden causar pérdida de conciencia, daños cerebrales o la muerte.
“Las temperaturas extremas representan una gran amenaza para la salud de las personas, la agricultura y el medio ambiente porque la región no está acostumbrada a ese calor y muchas personas no tienen aire acondicionado. Es de esperar que las alertas tempranas de salud por calor limiten el número de muertos”, ha publicado este martes 29 de junio la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
“En 2018, las personas vulnerables mayores de 65 años experimentaron un récord de 220 millones más de exposiciones a olas de calor, que el promedio de la línea de base de 1986-2005”, según el informe de la OMM sobre el estado del clima mundial en 2019.