Italia ha registrado 525 muertos por coronavirus en las últimas 24 horas la cifra más baja desde el pasado 19 de marzo, lo que podría suponer un punto de inflexión en la lucha contra la enfermedad. Según el último balance proporcionado por Protección Civil este domingo, el país transalpino suma ya un total de 128.948 casos positivos por COVID-19 y 15.887 muertos.
El número de contagios activos, esto es, descontando altas y fallecimientos, es de 91.246, o 2.972 más que los registrados el sábado, de acuerdo con el balance. Los pacientes hospitalizados con síntomas de coronavirus también caen por primera vez: 61 personas menos que el sábado. Los datos de la unidad de cuidados intensivos con 17 pacientes menos también continúan disminuyendo. Es el segundo día consecutivo que este número cae desde el comienzo de la emergencia.
El balance también confirma un total de 21.815 altas, 819 en las últimas horas, respecto a las 1.238 recuperaciones registradas el sábado. "No debemos bajar la guardia. Es esencial que sigamos quedándonos en casa y salir solo por necesidad", ha advertido el jefe del departamento de Protección Civil, Angelo Borrelli, quien ha subrayado de todos modos "las buenas noticias" sobre la tendencia descendente.
El presidente del Instituto Superior de Salud (ISS), Silvio Brusaferro, ha llegado a asegurar en la misma rueda de prensa que "la curva de afectados ha comenzado a descender y el número de muertos también ha comenzado a caer".
Por regiones, Lombardía se mantiene de nuevo a la cabeza de las más afectadas, tras rebasar el umbral de los 50.000 casos (50.455) y con 8.905 fallecidos; seguida de Emilia-Romaña, con 17.089 contagiados y 2.051 muertos y Piamonte, con 12.362 contagios y 1.168 fallecidos.
Ante las buenas perspectivas, el Gobierno italiano ha comenzado los preparativos de un plan de cinco puntos para reabrir el país, de manera gradual y controlada, cuando comience a disminuir la epidemia de coronavirus, ha explicado este domingo el ministro de Sanidad, Roberto Speranza.
Las líneas maestras de este plan consisten en mantener el actual distanciamiento social, un aumento de los tratamientos dentro de los hogares para rebajar la carga de los hospitales de los hospitales y el aumento exponencial de las pruebas a la población. Este incremento de los tests debería revelar "cuántos italianos han sido infectados, si son inmunes y cómo son inmunes, cuántos y en qué áreas pueden regresar a una vida normal", según el ministro, en una entrevista a 'La Repubblica'.
El ministro también ha avanzado que los hospitales italianos abrirán secciones especializadas en el tratamiento de la enfermedad y ha anunciado el desarrollo de una aplicación de telefonía móvil para rastrear a los contagiados y proporcionarles ayuda remota.
El ministro, no obstante, ha llamado a la precaución. "No habrá un solo día en el que podamos decir 'todo ha terminado'", y ha reconocido que sería "una irresponsabilidad" por su parte prometer una fecha para volver a la normalidad. "Hay que convivir con este virus", ha declarado el ministro, que ha recordado que la crisis solo terminará cuando los investigadores consigan desarrollar una vacuna contra la enfermedad.