El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se refirió a la rápida campaña de vacunación de su país contra el coronavirus durante una intervención virtual en el Foro Económico Mundial en Davos, y manifestó que Israel puede funcionar como un "caso de prueba" para el resto del mundo.
"Lo importante no es lo que hemos hecho por Israel sino que Israel puede servir como un caso de prueba global", señaló el mandatario durante su participación por videoconferencia en el foro.
Además, agregó que el argumento principal en su exitosa y temprana negociación con Pfizer para obtener varios millones de dosis rápidamente fue que Israel "podría servir como un laboratorio mundial de inmunidad colectiva", por la velocidad con la que el país podría inocular a su población de unos nueve millones, cuya información médica, agregó, fue ofrecida a la farmacéutica, aunque sin revelar datos personales específicos.
Por otra parte, el mandatario también se refirió a la rápida propagación de nuevas cepas del coronavirus, que dijo cree que obligarán a la población a vacunarse al menos anualmente.
Consultado por el temor a que las vacunas actualmente desarrolladas no sean efectivas contra potenciales nuevas variantes del virus, Netanyahu señaló que "es una cuestión de tiempo" hasta que aparezca una mutación que las vacunas no puedan combatir, y que por eso Israel ha cerrado estas semanas sus fronteras casi totalmente.
"Cerré las fronteras porque estoy haciendo lo que creo que otros países también harían si pudieran que es vacunar a millones de personas mientras el país está cerrado, tratando de ganar esta carrera entre mutaciones y vacunaciones", concluyó.
Hasta el momento, cerca de tres millones de personas han recibido la primera dosis de la vacuna de Pfizer en Israel, mientras que cerca de un millón y medio recibieron también la segunda, lo que ubica al país como líder mundial en porcentaje de población inoculada.
Respecto a la efectividad de la vacuna, las cifras que se han difundido hasta el momento resultan aún preliminares pero apuntan a una marcada disminución tanto en las infecciones como en el desarrollo de síntomas severos por COVID-19.
El Ministerio de Interior israelí anunció que, a partir de este jueves y por al menos cuatro días, sus cruces fronterizos terrestres con Egipto y Jordania permanecerán cerrados, coincidiendo con el cierre esta semana de su aeropuerto internacional para evitar el ingreso de nuevas cepas de coronavirus.
"Los cruces fronterizos terrestres estarán cerrados a israelíes y extranjeros hasta el 31 de enero de 2021, tras la decisión del Gobierno de cerrar el aeropuerto de Ben Gurión para vuelos entrantes y salientes y con el fin de completar los esfuerzos conjuntos para prevenir la propagación del virus", explicó hoy un comunicado de Interior, que atribuyó la decisión al ministro, Arie Deri.
La medida anunciada ha entrado en vigor a las seis de la mañana del jueves y se extenderá, en principio, hasta el próximo domingo 31.
Además, el cruce del puente de Allenby, que une Cisjordania ocupada con Jordania y que es utilizado principalmente por la población palestina, cerrará también, por tiempo indefinido y con excepción de casos que deban cruzar por cuestiones humanitarias, en base a un acuerdo entre la Autoridad Nacional Palestina, el Gobierno jordano y el COGAT, el órgano militar israelí que gestiona la ocupación.