El Ingenuity por fin ha alzado el vuelo. El helicóptero de la NASA ha ascendido 3 metros sobre el cráter Jezero. Allí se ha mantenido durante 30 segundos para después girar sobre sí mismo y bajar, de nuevo, a suelo marciano. Todo un hito para Agencia Espacial estadounidense. Se trata del primer vuelo de una aeronave fuera de nuestro planeta. Una hazaña que se ha hecho de rogar. Estaba programada para la semana pasada, pero algunos problemas en los rotores hicieron que se aplazase hasta en dos ocasiones. Finalmente ayer, lunes 20 de abril de 2021 el Ingenuity hizo historia.
Esta aeronave de la NASA viajaba en el rover Perseverance, que aterrizó en Marte el pasado febrero. Una misión con un único objetivo: explorar y obtener muestras del planeta rojo. Hay lugares recónditos a los que el rover podría ser incapaz de acceder y ahí es donde entra esta especie de dron. Su finalidad es ampliar las posibilidades; llegar allí donde el terreno dificulte el tránsito del Perseverance.
La emoción y la euforia se ha apoderado de los ingenieros de la NASA, que ayer seguían con atención los pasos del helicóptero. "Ahora podemos decir que los seres humanos han volado un helicóptero en otro planeta", decía Mimi Aung, líder del proyecto. La ingeniera comparó el vuelo de Ingenuity con el primer vuelo que lograron los hermanos Wright, en 1903. De hecho, la NASA ha anunciado que la "pista de aterrizaje" donde Perseverance se desprendió del Ingenuity, será conocido a partir de ahora como el "Campo de los hermanos Wright".
Esta especie de dron tiene el tamaño de un balón de fútbol y pesa algo menos de 2 kilos. Han tardado seis años en perfeccionar su diseño para enfrentarse a las inclemencias del planeta rojo. La primera, la diferencia de su atmósfera con respecto a la nuestra. La atmósfera marciana es 100 veces menos densa que la de la Tierra, algo que dificulta la suspensión en el aire. Han tenido que quintuplicar la velocidad de las aspas para lograrlo.
La temperatura tampoco lo ha puesto fácil. La máquina corría el riesgo de estropearse por los 90 grados bajo cero que registran las noches en Marte. Un frío con el que contaban y para el que dotaron al Ingenuity de varios paneles solares. Además, esas placas funcionan como pilas para la aeronave. Gracias a ellas recarga su batería y en cuatro días podría estar listo para volver a volar.
Los ojos ya están puestos en el siguiente despegue, que pretenden que dure algunos segundos más. "Es como tener una herramienta que antes no podíamos usar, pero que ahora está disponible para todas nuestras misiones en Marte”, explicaba Thomas Zurbuchen, director de ciencia de la NASA.
El Ingenuity ha abierto una nueva puerta hacia lo desconocido.