La tribu navaja es el tercer foco de COVID-19 en EEE.UU.
En la lengua navaja, al COVID-19 se le llama `Dikos Ntsaaígíí- Náhást´éíts´áadah´, que se traduce como `la gran enfermedad de la tos 19¨.
Los indios navajos se enfrentan al coronavirus sin acceso a agua corriente, con 12 hospitales, 13 camas de cuidados intensivos y 28 respiradores
Luchar contra el COVID-19 no es nada fácil, pero si encima lo haces `desarmado´ las posibilidades de éxito son realmente mínimas. Así se enfrentan a esta pandemia los indios navajos, la tribu nativa más grande del país que se ha convertido en el tercer foco de coronavirus nacional por detrás de Nueva York y New Jersey. Sin acceso a agua corriente o a una estructura sanitaria, los navajos registran ya una tasa de infección por coronavirus del 2.34% (en España es del 1,01%).
Casi 5.000 contagios y alrededor de 156 muertes
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Si algo ha quedado claro en Estados Unidos durante esta pandemia, son las enormes desigualdades que sufre el país. Mucho hemos leído, visto y escuchado de la trayectoria del coronavirus en Nueva York, Washington, Los Ángeles, Texas, en todas aquellas ciudades que de alguna manera aportan su granito, o súper grano, a la economía del país.
Sin embargo, prácticamente no se ha mencionado el nombre de las poblaciones con menos recursos, esas que han tenido más dificultades para enfrentar la pandemia y han sido olvidadas por los dirigentes del país. Una de las más castigadas ha sido la tribu navaja, con solo 12 hospitales en 70.000 kilómetros de territorio, sus sistemas de salud han colapsado, la falta de material médico básico como mascarillas y guantes continúa siendo un problema y solo cuentan con 13 camas de cuidados intensivos y 28 respiradores. Con una población de alrededor de 174.000 personas, la Nación Navaja ha registrado ya casi 5.000 contagios de COVID-19 y más de 156 muertes, y las cifras continúan subiendo.
Confinados y sin fácil acceso a agua corriente
Como la mayoría de nosotros, los navajos también están confinados, aunque es una recomendación no una orden como lo ha sido en España. No puede ser de otra forma, porque el 30% de las personas que viven en la reserva no disponen de agua corriente en su casa y tienen que recorrer varios kilómetros para abastecerse en los pozos. Para muchos, el sencillo consejo de las autoridades sanitarias de lavarse las manos durante al menos 20 segundos para evitar contagios es todo un desafío.
Así que, al `confinamiento recomendado´ desde finales de marzo, se unió el 17 de abril la orden de llevar la cara cubierta, con lo que se pueda, y mantener la distancia social para evitar la propagación del virus.
¨Hemos evaluado a más del 14.5% de los residentes de la Nación Navaja¨, ha explicado el presidente de la tribu, Jonathan Nez, ¨estamos luchando duro todos los días y estoy seguro de que pronto veremos una disminución gradual si continuamos diligentes en usar máscaras en público, practicando el distanciamiento social y aislando a aquellos que dan positivo¨.
La vida entre los navajos
Los navajos se extienden a lo largo de tres estados (Utah, Arizona y Nuevo México). Muchos de sus miembros son ancianos con enfermedades crónicas, como la diabetes, que se han complicado todavía más con la llegada del coronavirus. Los navajos viven de la minería, de los hoteles y casinos, pero con la situación actual, poco están trabajando.
Además, las primeras informaciones sobre la pandemia llegaron en inglés y la mayoría de ellos solo habla y entiende el navajo, dicen que es una forma de protegerse de la desinformación, y por miedo a ser engañados como tantas veces les ha ocurrido en el pasado. La combinación de todo sembró recelo entre la tribu cuando se produjo el primer contagio durante la celebración de una reunión religiosa. “Volvieron la desconfianza y muchos malos recuerdos. Mis padres, como otras personas, miraron todo el asunto con recelo”, explicaba un joven al The Navajo Times.
Desarmados frente al coronavirus
Según datos del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano más de un tercio de los hogares de los navajos están sobrepoblados, viven varias generaciones bajo el mismo techo, y carecen de un inodoro, electricidad, calefacción o refrigeradores. No son pocos los estudios que apuntan a que, si se les considerara un estado, serían el más pobre de EE. UU. y ya sabemos que el COVID-19 no distingue de clases, a pesar de que a la hora de asumir sus terribles efectos no todos seamos iguales.
Una tribu ya débil antes de la llegada del COVID-19
En 2009 la gripe porcina ya se cebó con las comunidades nativo-americanas, murieron hasta cinco veces más personas que en el resto del territorio estadounidense. El miedo a que el COVID-19 también los golpee duramente esta vez se ha apoderado de los navajos. Ahora esperan como agua de mayo la ayuda aprobada por el Congreso de Estados Unidos, 8.000 millones de dólares que se ha acordado dividir entre 574 pueblos indígenas. ¨A veces tiene que pasar por agencias federales antes de que llegue a la tribu, hemos tenido esos procesos antes y hemos tenido que esperar¨, explica Jonathan Nez.