Al menos tres españoles han sido hospitalizados en China en contra de su voluntad, según ha confirmado un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores. La denuncia se hizo pública inicialmente a través de una carta publicada en la página web del Consulado General de Shanghai que también se envió a los alrededor de 5.000 residentes españoles en el país.
En ella se dieron detalles sobre las prácticas “poco éticas” que han sufrido tanto estos tres ciudadanos como los de otros países europeos. Personas que hayan sido vacunadas y/o hayan pasado el Covid-19 pueden ser retenidas varios días en un hospital y ser objeto de análisis y de pruebas invasivas. Esto sucedería si tras someterse a analíticas de sangre en el aeropuerto, los niveles de anticuerpos son superiores a una cifra establecida por las autoridades chinas. En ese caso les obligan a firmar documentos sin traducir y no tienen posibilidad de recibir una copia.
“Las autoridades de Shanghai están aplicando unos protocolos muy estrictos para los pasajeros, por lo que las embajadas europeas están solicitando aclaraciones ya que no se especifican con antelación. Con respecto a España serían unos tres casos los que se han comunicado al Consulado en Shanghai”, confirma a NIUS un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores.
La falta de información al respecto da pie a todo tipo de conjeturas y supuestos sobre las razones reales de estas hospitalizaciones. Existe quórum entre españoles residentes en China consultados, la diplomacia europea y varios expertos: no es ético hospitalizar forzosamente a ciudadanos extranjeros a los que no se les explica en su idioma por qué están siendo ingresados, tampoco lo es el obligarles a firmar documentos que no entienden. Sin embargo, ¿son tan descabelladas las pruebas que realizan las autoridades del país asiático a aquellos que arriban desde el exterior y que tienen niveles de anticuerpos altos? Hay quien opina que sí lo son en la forma pero no en el fondo, especialmente en una nación cuyo objetivo es tener una cuota de contagios igual a cero y que somete a sus propios ciudadanos a idénticos procedimientos.
El hermetismo por parte de China y la falta de respuesta a las quejas de consulados, embajadas y ministerios no ayudan a explicar cuál es el razonamiento detrás de estas prácticas. Una de las dudas que se plantean para intentar entenderlo es sobre qué tipo de anticuerpos estamos hablando: IgM (primer anticuerpo que fabrica el cuerpo para combatir una nueva infección, es decir, el infectado puede contagiar), o IgG (aparece en la fase no contagiosa y puede tardar un tiempo en formarse después de una infección o vacunación). Según sostiene el Dr. Rodrigo Muñoz, infectólogo en el Hospital Clínico Magallanes de Chile, los ingresos forzados de China sólo tendría sentido si aparecieran niveles altos de IgM ya que, en ese supuesto, aquellos extranjeros que regresan al país podrían ser fuentes de infección del virus.
“Puede que estas prácticas tengan relación con el IgM, el cual se detecta en pacientes con una infección muy precoz. Puede ser que en España te hagas una prueba para IgM y te salga negativa, y al llegar a China salga positiva. Esto puede ser indicativo de infección muy temprana”, comenta a NIUS. “Mi suposición es que te hacen un test rápido que mide el IgM y si sale positivo asumen que puedes estar desarrollando un cuadro agudo y te aíslan hasta descartarlo”.
Es decir, que si al aterrizar, las autoridades chinas realizan una analítica y ésta ofreciera un resultado donde los niveles de IgM son altos, esta persona podría suponer un riesgo de contagio.
“IgM es una inmunoglobulina que se detecta en la etapa precoz de la infección, al final de la primera semana. Cuando aparece la IgG, la infección o la etapa donde se puede contagiar a otros ya pasó”, prosigue Muñoz. “En teoría, en los vacunados, la IgM debería ser cero. Si está elevada, puede ser por tres razones: que se tenga una nueva infección (se pueden dar casos donde hay quien se infecta otra vez de Covid-19); que si nunca se pasó la enfermedad y se está vacunado, la persona se podría estar enfermando debido a que cada vacuna tiene una efectividad distinta (Sinovac, 60%; AstraZeneca, 70% o Pfizer, 95%); o la tercera opción es que se trate de un falso positivo”, especula Muñoz. Esto significaría que, hipotéticamente, todas las pruebas que las autoridades chinas realizan, incluso las más invasivas servirían para descartar las opciones de mayor riesgo para la población. “Los test anales tienen mejor sensibilidad, por lo que tendría cierto sentido”, prosigue.
“Es una práctica poco ética, pero existen leyes en todos lados para realizar algunas actividades como las ‘hospitalizaciones forzadas’ en caso de enfermedades de alto riesgo”, agrega Muñoz. “Hay países donde se puede hospitalizar a alguien con tuberculosis por peligro a la salud pública. Es por orden de un juez pero hay que pasar por un proceso judicial e informado. Si China tiene una política de Covid-19 cero y cuenta con un control férreo a sus ciudadanos, lo deben justificar así. Lo que no es correcto es no informar, hacer pruebas sin consentimiento y no poner un traductor”, asevera Muñoz.
Según esta hipótesis, las ‘hospitalizaciones forzosas’ en China estarían justificadas si sirvieran para prevenir una amenaza real de contagio en la comunidad por parte de personas que llegan desde el exterior, siempre que se basen en los niveles de IgM y no de IgG, y mientras estén sujetas a una campaña de información apropiada. Debido a la opacidad del gigante asiático, la única versión que impera hasta el momento es la arbitrariedad y evidente falta de ética en el procedimiento que denuncian varias embajadas y ministerios europeos.
El 24 de junio, el Consulado General de España en Shanghai publicó una carta en su página web en la que recomendó no viajar a China y se quejó de que allí se está hospitalizando a ciudadanos españoles y extranjeros residentes a su regreso, “de manera no consensual ni voluntaria”, después de “haber sido vacunados con la vacuna china o vacunas extranjeras, y/o habiendo superado el Covid-19 en meses anteriores y vacunados posteriormente”.
Meses antes, en febrero, el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán ya había denunciado este tipo de prácticas con al menos dos de sus nacionales. Según informa la Agencia Efe, alrededor de 13 ciudadanos europeos se han visto afectados por estos procedimientos.
“En el aeropuerto les hacen análisis de sangre y si la prueba de anticuerpos es superior a una cifra establecida por las autoridades sanitarias, como consecuencia de la vacunación, les hacen firmar unos documentos en chino sin traducción al inglés y son ingresados en un hospital”, denuncia la misiva, donde también se lee que los costes de estas hospitalizaciones durante tres o cuatro días corren a cargo de los pacientes.