Las imágenes del niño que, tembloroso y atemorizado, suplicaba a un guardia fronterizo ayuda en medio de un páramo de Río Grande, en Texas, en la frontera entre México y EEUU, han dado la vuelta al mundo.
“Me puedes ayudar? Es que yo venía con un grupo de personas y me dejaron botado (abandonado”, explicaba el niño al guardia, entre sollozos y con un rostro que era viva imagen del miedo. “Venía en un grupo y al final me dejaron botado, y venía aquí para pedir auxilio”, expresaba, indicando que estaba solo y que temía que le pudiesen “robar, secuestrar o algo”. “Tengo miedo”, manifestaba, llorando.
Ante su situación, el niño fue trasladado a un centro para menores inmigrantes del estado de Texas, pero hoy se conocen nuevos detalles sobre su historia, conformada por un rosario de desdichas no solo para él, sino también para su madre.
Hoy, su tío Misael, que vive en Florida, ha podido hablar con el pequeño, de nombre Wilton y oriundo de Nicaragua. Al otro lado del teléfono, desde el centro de menores donde está, su voz hoy suena más animada, en una situación de mayor seguridad, pese a no ser ajena al drama.
El niño salió de unos campos al sur de Nicaragua junto a su madre. Huían de un exmarido maltratador, y lograron cruzar la frontera, pero fueron expulsados de nuevo a México.
Fue entonces, tras la expulsión, cuando una mafia les secuestró y le pidieron al tío un rescate. Sin embargo, solo pudo pagar la mitad, por lo que solo liberaron al niño, al cual dejaron abandonado a su suerte.
La madre sigue retenida en algún lugar de México, mientras Wilton permanece separado de ella y de su familia.