El hermano que estranguló hasta la muerte a una estrella de las redes sociales, apodada la Kim Kardashian de Pakistán, en un crimen de honor ha quedado hoy en libertad gracias al perdón de su madre después de seis años entre rejas.
Qandeel Baloch, de 26 años, se hizo famosa en la red por sus sugerentes imágenes que desafiaban las normas patriarcales del país y se había forjado una carrera como modelo, algo que no convencía a muchos pakistaníes.
Su hermano, Muhammad Waseem drogó a la joven cuando se encontraba en su habitación mientras sus padres dormían en la planta baja de la vivienda y después la estranguló.
Waseen fue detenido y condenado a cadena perpetua. Cuando le preguntaron por el asesinato, el hermano de la fallecida declaró ante la prensa que no tenía remordimientos y que lo había hecho porque el comportamiento de su hermana era "intolerable".
Sus padres condenaron los hechos y prometieron que no iban a perdonar lo que había hecho su propio hijo. "No voy a perdonar. Deseo que puedan darnos justicia, los culpables deben ser castigados", reconocía el padre en el momento de su asesinato.
Seis años más tarde, Waseem ha apelado el veredicto de asesinato y la condena de cadena perpetua de 2019 y hoy un tribunal de la ciudad de Multan ha anulado la condena del joven después de que sus padres se retractaran de su testimonio. Su padre ya lo había hecho y ahora su madre, Anwar Mai, también ha presentado una declaración en el tribunal en la que decía que lo había perdonado, explican en el diario británico Daily Mail.
La orden judicial todavía no se ha hecho pública pero un fiscal ha confirmado su absolución y se espera que sea puesto en libertad a finales de esta semana.
Durante años tuvo que enfrentarse a frecuentes abusos y amenazas de muerte, pero nunca quiso renunciar a su carrera y a sus redes sociales. Incluso llegó a pedir ayudar al Gobierno por las constantes amenazas y se había planteado volver a vivir con sus padres para tener mayor protección.
Este caso se ha convertido en el crimen de honor más sonado en los últimos años. Este tipo de crímenes son muy comunes en el país, a pesar de que la legislación ya no lo permite.
Tres meses después del asesinato de Baloch, el parlamento pakistaní aprobó una nueva legislación que establece cadena perpetua para este tipo de crímenes. Sin embargo, cientos de mujeres son asesinadas cada año en Pakistán a manos de sus propios familiares por "ofensas al honor", como confraternizar con hombres fuera del matrimonio o fugarse del hogar familiar.