Reino Unido ha guardado un minuto de silencio en recuerdo del fallecido príncipe Felipe, duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel II, quien ha recibido sepultura el sábado en lo que es una pequeña ceremonia familiar con solo 30 invitados debido a las restricciones por el coronavirus. En el acto, se ha podido ver a la monarca, la reina Isabel II, en la que ha sido su primera aparición en público desde el deceso. También ha estado presente el príncipe Harry, en lo que ha supuesto el reencuentro con los suyos tras un año sin verse las caras.
Hasta 730 militares han participado en la ceremonia, una cifra muy inferior a la que se hubiera visto de no ser por la pandedemia, incluidos marinos del 'HMS Magpie', un buque oceanográfico bautizado en honor del único buque que comandó el propio Felipe, la fragata antisubmarinos 'HMS Magpie' (1950-51).
Tal y como estaba previsto, Harry, una de los rostros más esperados, ha caminado tras el féretro de su abuelo que iba a bordo de un Land Rover diseñado a su gusto. Lo ha hecho junto a los hijos y el resto de nietos del duque de Edimburgo. En esta marcha, Peter Phillips, ha quedado en medio de los dos hermanos.
El ataúd ha sido introducido en la Capilla de San Jorge, sobre los hombros del Jefe del Estado Mayor de Defensa, General Sir Nicholas Carter, junto con los jefes del Ejército, las Fuerzas Aéreas y la Marina británica. Una vez allí, el Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, ha dado la bendición, después de que el ataúd ha sido bajado hasta la Bóveda Real, donde descansa junto a otros 24 miembros de la familia real británica. Welby ha destacado su "fe y lealtad firmes" y su "alto sentido del deber y la integridad".
Uno de los momentos más esperados ha sido el reencuentro de Harry con su familia, en especial, con su hermano William, ya que aseguró que ambos mantienen una relación distante. No ha sido hasta la finalización del servicio en la capilla cuando se ha podido ver a Harry y William sin distancia. También en el exterior han sido vistos hablando mientras caminaban uno al lado del otro.
De acuerdo con las regulaciones de salud actualmente vigentes en Inglaterra, solo 30 invitados han asistido a la ceremonia, la mayoría de ellos miembros de la Familia Real. El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció la semana pasada que se excusaría del evento para permitir la entrada de más familiares y allegados.
Por descontado, han acudido la reina Isabel II, que vestida de luto se ha sentado sola en la capilla, así como los cuatro hijos de la pareja (el príncipe Carlos, príncipe de Gales; Ana, Princesa Real; el príncipe Andrés, duque de York; y el príncipe Eduardo, conde de Wessex) y sus ocho nietos (el príncipe Guillermo, duque de Cambridge, y el príncipe Enrique, duque de Sussex, hijos del príncipe de Gales y la princesa Diana de Gales; la princesa Beatriz de York y la princesa Eugenia de York, hijas del duque de York; Lady Luisa Windsor y Jabobo, vizconde Severn, hijos de los condes de Wessex; y Peter Phillips y Zara Tindall, hijos de la princesa Ana).
También han asistido la sobrina y el sobrino de la reina (David Armstrong-Jones, conde de Snowdon, y lady Sarah Chatto, hijos de la princesa margarita) y tres de sus primos (Ricardo, duque de Gloucester; Eduardo, duque de Kent y la princesa Alexandra).
Además, han acudido los parientes alemanes del príncipe Bernhard, el príncipe heredero de Baden; el príncipe Donato y el príncipe Felipe de Hohenlohe-Langenburg. La condesa Mountbatten de Birmania, amiga cercana del príncipe Felipe, también asistirá al servicio.
Algunos de los cónyuges de los hijos y nietos de la reina se han incluido en la lista de invitados (Camilla, duquesa de Cornualles y mujer del príncipe Carlos; Kate, duquesa de Cambridge y mujer del príncipe William; Edoardo Mapelli Mozzi, marido de la princesa Beatriz; Jack Brooksbank, marido de la princesa Eugenia; Sophie, condesa de Wessex, mujer del príncipe Eduardo; el vicealmirante Sir Timothy Laurence, segundo marido de la princesa Ana; Mike Tindall, marido de Zara Tindall; y Daniel Chatto, marido de Sarah Chatto). Pero Meghan, duquesa de Sussex y esposa del príncipe Harry, no ha asistido al funeral debido a su embarazo. No obstante, ha querido enviar una corona de flores cargada de simbolismo con una nota manuscrita.