La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha condenado el desafío de Bielorrusia a la Unión Europea. Tras una reunión de urgencia, el bloque occidental del Consejo de Seguridad ha tachado de "inaceptable" la utilización de personas, que siguen atrapadas en la frontera, para generar inestabilidad en otros países.
Por parte de la ONU han participado la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR), como ha confirmado en Twitter el jefe de esta última agencia, Filippo Grandi.
Para Grandi, la "prioridad" pasa por "impedir que haya muertos" y "mover a las personas a lugares más seguros en Bielorrusia". "Agradecemos el acceso y estamos listos para ayudar a buscar soluciones", ha declarado, ofreciendo una mano tendida a las partes directamente implicadas en esta crisis.
La OIM calcula que más de una decena de migrantes han fallecido este año en esta ruta migratoria, especialmente concurrida desde que el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, anunciase que no impediría el tráfico de migrantres hacia la UE. Desde el bloque comunitario se denuncia que no solo no lo está impidiendo, sino que lo está promoviendo.
El ministro de Exteriores de Bielorrusia, Vladimir Makei, ha acusado a sus países vecinos y a la Unión Europea en su conjunto de provocar el repunte migratorio de estas últimas semanas, fruto de una supuesta "intimidación política" frente a la que Minsk recibe el apoyo explícito de Moscú.
Makei, de visita a la capital rusa, ha criticado que el quinto paquete de sanciones contra el Gobierno de Alexander Lukashenko esté ya "en camino", en este caso por la "crisis migratoria", según la agencia de noticias BelTA. Los Veintisiete acordaron el martes endurecer la tramitación de visados para altos cargos del régimen bielorruso.
Frente a esta "presión de sanciones en aumento", Bielorrusia mira a Rusia en busca de una "respuesta conjunta" que, por el momento, se circunscribe a la retórica política. Makei ha defendido las relaciones con Moscú como un modelo, ejemplo de una buena sintonía que también expusieron el martes Lukashenko y su homólogo ruso, Vladimir Putin, en una conversación telefónica.
Mientras, centenares de personas, entre ellos niños, permanecen a la intemperie a temperaturas casi gélidas a lo largo de la frontera de Bielorrusia con la UE. Algunos tienen tiendas de campaña, otros sólo tienen el bosque cercano como refugio.
Procedentes en su mayoría de Oriente Próximo, están atrapados entre el régimen de Lukashenko, acusado de ayudarles a llegar a la zona fronteriza, y el rechazo de las autoridades polacas a dejarles entrar.