Los familiares de un ciudadano que ingresó sin vida al Hospital Central de Maracay (HCM), en Venezuela, sacaron el cadáver de la morgue asegurando que "estaba vivo". Los hechos ocurrieron sobre las 20:00 (hora local) del pasado sábado 2 de abril.
La situación se tornó un tanto tensa debido a que, entre gritos y groserías, violaron la seguridad y las normas sanitarias y ofendieron al personal sanitario que presta sus servicios en dicho centro de salud.
Al parecer, el hombre, identificado como Wessari Almanouti, llegó sin signos vitales a la zona de urgencias del HCM, donde los médicos de guardia certificaron el deceso y lo transfirieron a la morgue. Uno de los familiares pidió ver el cadáver y pudo haber observado un movimiento muscular como parte del proceso de 'rigor mortis'.
Inmediatamente, salió corriendo despavorido y solicitando auxilio a los demás familiares, quienes sacaron el cuerpo en una camilla. En medio del alboroto familiar y de gritos de "milagro", montaron al fallecido en una furgoneta y lo trasladaron a otra clínica de la localidad, La Floresta, donde no lo recibieron por razones obvias. Todo el incidente quedó registrado en un vídeo que fue colgado en redes sociales.
Con el pasar de las horas, el sueño de un milagro bíblico como el de "Lázaro, levántate y camina" se esfumó, y los familiares finalmente llevaron el cadáver a la morgue de Caña de Azúcar.
Una vez permitieron realizar la autopsia, el domingo 3 de abril, los doctores determinaron que el hombre había muerto como consecuencia de un infarto fulminante.
Los familiares, en su normal deseo de un milagro, entraron en histeria colectiva, al ser testigos de un movimiento muscular, que los expertos forenses llaman "fenómeno de Lázaro".
Este es el suceso por el cual una persona declarada clínicamente muerta tras maniobras de reanimación cardiopulmonar avanzada, vuelve a tener signos o funciones vitales. Se define más concretamente como el retorno de la circulación de forma espontánea tras una parada cardíaca con reanimación fallida.
Su origen se debe a uno de los milagros más significativos descritos en el Evangelio, mediante el cual Jesucristo devolvió la vida a un hombre llamado Lázaro cuatro días después de muerto.