Es la propia policía británica la que lo advierte: “no hay suficientes policías” para hacer frente a la “tormenta perfecta” que se avecina el próximo 4 de julio en Reino Unido. El ya denominado ‘Super Saturday’ (Supersábado) se espera una auténtica avalancha en las calles del que es el quinto país más afectado por la pandemia del coronavirus, solo por detrás de Estados Unidos, Brasil, Rusia e India, con unas cifras que se sitúan ya en los más de 309.000 casos y los 43.400 fallecidos por COVID-19.
Ese día, el esperado 4 de julio, los británicos saldrán en tromba para celebrar la apertura de los pubs y los restaurantes, además de los cines, los hoteles o las peluquerías. Esta fecha, que coincide precisamente con la celebración del Día de la Independencia en EEUU, es la señalada por el Gobierno de Boris Johnson para dar el paso más decisivo de la desescalada en el país. Será el momento en el que la denominada “hibernación” en que ha permanecido Reino Unido durante el confinamiento llegará a su fin; una decisión aplaudida por múltiples sectores, deseosos de la reactivación de la economía, pero muy temida por las autoridades del orden, que ya tienen una primera idea de lo que puede suceder el ‘Supersábado’ después de contemplar las imágenes de esta semana en la que los británicos han abarrotado absolutamente playas como la de Bournemouth. Miles y miles de personas se congregaron en el lugar en lo que el Ayuntamiento local ha calificado como un “incidente serio” en el cual la pandemia parecía no ir con los bañistas. Sin ningún tipo de medida de protección frente al contagio, sin distancia, y una inmensa mayoría sin mascarilla, protagonizaron una imagen que nadie quería ver en el marco de la pandemia.
En manada, la llegada de muchos de ellos a la estación de tren más cercana ya dejaba ver lo que iba a pasar: una escena en la que medio millón de ingleses se congregaban para sofocar el día más caluroso en lo que va de año. Al final de la jornada, las toneladas de basura que quedaron sobre la arena dejaban constancia de un suceso que ahora lleva a las autoridades a recordar que, si se repiten imágenes así, podrían cerrar las playas de Reino Unido.
“Tenemos el poder para hacerlo. Soy reacio a utilizarlo porque hemos tenido un confinamiento muy duro y quiero que todo el mundo pueda disfrutar del sol, pero la clave para hacerlo es respetando las reglas”, ha dicho el ministro de Sanidad británico, Matt Hancock.
También lo ha recordado el director médico del Gobierno, Chris Witty: “El COVID-19 ha disminuido debido a los esfuerzos de todos pero sigue circulando. Si no mantenemos el distanciamiento social los casos volverán a ascender. Naturalmente, la gente quiere disfrutar del sol, pero necesitamos hacerlo de una forma en que sea seguro para todos”, expresó en Twitter.
En este contexto, las fuerzas del orden ya se resignan ante lo que se avecina al frente: a la masiva afluencia a las playas se va a sumar la apertura de los pubs y los restaurantes, con cientos de miles de británicos deseando poder salir a tomar las primeras copas y vivir las primeras fiestas tras el confinamiento… Y los agentes no las tienen todas consigo: creen que se van a producir numerosas situaciones en las cuales no se respeten las normas sanitarias así como cuantiosas situaciones de tensión en las cuales se vean obligados a intervenir porque el 4 de julio reúne el cóctel de ingredientes perfecto para que ello se produzca. Lo asegura entre otros el jefe de la Federación de Policías en Inglaterra y Gales, John Apter, quien según informa Daily Mail señala que en los últimos días ya han comenzado a producirse distintos episodios de violencia en los que algunos agentes resultaron acosados y heridos.
“Están haciendo todo lo que pueden, pero no somos suficientes. Lo he dicho durante varios años y ahora los retos son todavía mayores”, ha expresado, en declaraciones recogidas por el medio británico, que cita su intervención en el programa de BBC Radio 4 ‘World At One’. En él, Apter se manifiesta sumamente “preocupado” a pesar de entender que el país necesita volver a ponerse en marcha, porque considera que la decisión de que el alivio de las restricciones se vaya producir precisamente un sábado ha creado una especie de “cuenta atrás” para entrar en esa ya reconocida como ‘fase del desfase’. Es la “tormenta perfecta, pero no en el buen sentido”, sostiene, dando voz a un pensamiento que también cala entre algunos políticos y algunos sectores de la sociedad, temerosos de que haya muchos que se olviden de que la “responsabilidad individual” es esencial en plena desescalada para evitar que el coronavirus nuevamente se descontrole.
Imágenes como la acontecida la pasada noche, en la que muchos aficionados del Liverpool se congregaron en las calles sin mascarilla y sin distancia de seguridad para celebrar la conquista de la primera Liga en 30 años, tampoco ayudan, por insólita y trascendental que fuese para los seguidores esta celebración.