La campaña para expropiar a grandes propietarios de vivienda en Berlín se resquebraja
Una militante denuncia un abuso sexual de uno de los líderes de la exitosa campaña Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía, iniciativa responsable de un referéndum en Berlín para expropiar a las grandes empresas propietarias de vivienda
“Para que Berlín siga siendo nuestra casa” es uno de los lemas que rezan los carteles de la campaña Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía. Con mensajes como ese se invita estos días a votar en el próximo referéndum que celebra la capital alemana sobre qué hacer con los grandes propietarios de vivienda.
La campaña, lanzada en 2019, es el niño bonito de la izquierda de la izquierda berlinesa, sindicatos y organizaciones de inquilinos. Con ella, se ha logrado fijar el 26 de septiembre como día para la votación del referéndum expropiador. A través de recogidas de firmas, los militantes de la iniciativa han logrado poner en marcha los mecanismos legales que permiten las ordenanzas berlinesas para que haya una de estas consultas populares.
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El referéndum tendrá lugar en la misma fecha de las elecciones generales alemanas y de los comicios al Ayuntamiento de la ciudad-estado que es Berlín. Esta circunstancia permite pensar que el referéndum cuente con suficientes participantes. Pero si eso aún está por ver, lo que ya se constata en la campaña es cómo los militantes de Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía se han dividido a más no poder.
“En la campaña tenemos una crisis muy grave. La gente está dividida. Se han creado enemistades personales tan fuertes que ya no se puede cooperar”, dicen a NIUS militantes de la campaña que prefieren mantenerse en el anonimato. En las reuniones de coordinación de la iniciativa, dicen fuentes de la campaña consultadas por NIUS, se llega a los “insultos personales”.
Entre los más de 1.000 grupos de trabajo de barrios dedicados en su momento a la recogida de firmas y ahora a la promoción del referéndum, los hay que han dejado de pisar la calle para persuadir a la población de la necesidad de expropiar para acabar con el alza de los precios del alquiler en Berlín. La culpa de todo esto la tiene una acusación de abuso sexual contra Michael Prütz, uno de los líderes de la campaña más conocidos.
Una iniciativa con atención internacional
Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía quiere que, tras la votación del referéndum, el próximo equipo de gobierno de Berlín se encargue de crear por ley una entidad pública a través de la cual expropiar a las empresas que tengan más de 3.000 viviendas en alquiler en la capital alemana. A través de esa entidad de nuevo cuño se busca asegurar alquileres más baratos, pues las rentas en la ciudad llevan años en fase ascendente.
Berlín, hasta principios de siglo, se caracterizaba por sus bajos alquileres. Actualmente se pagan unos 12,80 euros por metro cuadrado alquilado. Hace cinco años se pagaban 9 euros por metro cuadrado en alquiler. La campaña Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía ha atraído la atención de medio mundo, protagonizando titulares de la prensa económica más influyente a nivel global, como el diario británico Financial Times.
Por cosas como ésta, y por haber ido superando todos los trámites legales para salir adelante, se entendía que la iniciativa estaba siendo un éxito. Pero esta semana la campaña parecía estar resquebrajándose.
Desde dentro, los hay que dicen a NIUS que se corre el riesgo de fracasar. La culpa de esta situación se le atribuye a un sector de extrema izquierda presente en la campaña y dotado de una influencia ascendente que se ha impuesto en la gestión de la acusación de abuso sexual contra Prütz, uno de los líderes e iniciadores de la campaña a sus 69 años.
Tal y como relataba esta semana el diario berlinés Der Tagesspiegel, los hechos datan del pasado 21 de junio. Ocurrieron en el marco de un acto público de Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía. Según ese periódico, en dicho acto, Prütz “habría llevado a su entrepierna la mano de la mujer” que le acusa.
Prütz niega los hechos y ha puesto una denuncia a través de su abogado contra la mujer por “difamación y denuncia falsa”. Como tal, una denuncia contra Prütz de la supuesta víctima, pese a que los hechos datan de junio, aún no se había registrado en la fiscalía a principios de esta semana, según Der Tagesspiegel.
La extrema izquierda “antidemocrática” secuestra la campaña
Eso no ha evitado que Prütz parezca ya condenado por la parte de responsables de la campaña que se identifican con el grupo radical Izquierda Intervencionista (IL, por sus siglas alemanes). Prütz ha sido apartado de la campaña. A la IL, el popular periódico berlinés Berliner Tageszeitung lo ha descrito como “una agrupación de unos 30 grupos de extrema izquierda” que están “considerados por la Oficina Federal de Protección de la Constitución [los servicios de inteligencia del Ministerio del Interior, ndlr.
Basta unos minutos de conversación con militantes de base de Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía que no pertenecen a la IL ni simpatizan con sus ideas para darse cuenta del carácter antidemócratico de estos elementos de la extrema izquierda presentes en la campaña. “Un grupo de extrema izquierda ha secuestrado la campaña”, dicen militantes de Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía consultados por NIUS.
“En la campaña, son 25 ó 30 personas las que han ido tomando las posiciones clave de la iniciativa, como los canales de comunicación. Al parecer se han aislado y no están ya ni de acuerdo con la línea de IL en cómo se ha gestionado lo ocurrido con Prütz”, abundan.
Así, en uno de los últimos los plenos de la campaña se planteó hacer una votación para determinar si la iniciativa iba a respetar el principio de presunción de inocencia y los principios del estado de derecho. Dos tercios votó en contra de llevar a cabo esta votación.
“Hay un concepto en la izquierda, muy criticado también en la propia izquierda, y es eso de que ante un abuso, a la mujer se la cree, el hombre desaparece, se calla y no se habla del problema”, abundan. De hecho, a Prütz se le llegó a plantear desde quienes llevan las riendas de la campaña que declarase estar sufriendo síndrome de estrés laboral para explicar su salida de la iniciativa. Se evitaba así dar explicaciones sobre el supuesto abuso sexual y sus consecuencias.
“Wokism” con métodos propios de Stalin
WokismHay quien ha definido lo ocurrido con la campaña de Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía como, en último término, un “caso de wokism”. Se alude así a cómo las nuevas formas de militantismo izquierdista más intolerantes se han hecho con las riendas de la campaña.
“Hablamos de gente con ideas identitarias, salidas de las universidades que piensan cosas como que si alguien se siente ofendido por algo que haya dicho alguien hay que hacer algo y que entienden, por ejemplo, que lo más importante es el feminismo”, dicen voces críticas desde dentro de Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía.
“Esta nueva izquierda se ha hecho con el control de la campaña”, dice a NIUS Rainer Balcerowiak, periodista freelances sobre mercado inmobiliario Mieter Echo.
A Balcerowiak es uno de los periodistas que ha seguido la iniciativa expropiadora desde sus primeros días. Ahora, él es de los que alerta en sus artículos sobre el hecho de que “cualquier movimiento social puede verse afectado por esta forma de entender la militancia, en la que una acusación se considera, sin base ninguna, como verdad, llevando a formas de actuar que no tienen nada que ver con las formas de hacer política de izquierdas, movilizaciones o iniciativas sociales ”.
“Es una cuestión de entendimiento de la democracia, estamos ante una regresión a formas de pensar de la inquisición o de los jacobinos de la Revolución francesa o las farsas judiciales del Estalinismo, donde las acusaciones son en realidad condenas”, afirma Balcerowiak. Para él, lo ocurrido con Prütz “puede causarle daños decisivos” a Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía.
Con todo, a falta de cuatro semanas para el referéndum, la iniciativa “es muy popular y sigue teniendo posibilidades” de salir adelante, según Balcerowiak. Hay militantes que afirman a NIUS que, incluso con las divisiones que ha causado el ostracismo de Prütz, la campaña “sigue siendo fuerte”.
Un reciente sondeo publicado en el diario berlinés Berliner Morgenpost daba cuenta de que un 47% de la población de la capital alemana veía con buenos ojos la expropiación. Un 43% en esa encuesta estaba en contra de la iniciativa de Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía y, el resto, contaban como indecisos. Esos datos, sin embargo, salían publicados en el Berliner Morgenpost antes de que se hiciera público el supuesto abuso sexual y el modo en que la iniciativa expropiadora ha lidiado con ello.