En el primer discurso que Joe Biden pronunció como presidente de los Estados Unidos tras prestar juramento a la Constitución, utilizó la palabra “unidad” una decena de veces, citando personajes históricos como San Agustín y Abraham Lincoln para reforzar su mensaje.
Consciente de que las palabras importan, Biden preparó su perorata junto a varios escritores e historiadores para que su mensaje fuera inspirador, y calara en los millones de personas que tenían puestos los ojos en él.
Pero más allá de las palabras, la fiesta de la democracia -desarrollada en una ceremonia sin precedentes tras el insólito asalto al Capitolio y en medio de la pandemia de Covid-19-, se transformó en una celebración cargada de símbolos representados especialmente en algunas de las personalidades asistentes, entre las que destacan tres expresidentes de la nación, y dos estrellas internacionales del mundo de la canción y la interpretación, invitadas a dar mucho más que un toque artístico al solemne acto.
Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton no habían sido vistos en el mismo lugar desde hacía un año, cuando asistieron al funeral del congresista John Lewis. La toma de posesión de Biden supuso la ocasión perfecta para que el encuentro de los tres líderes políticos, trasladara también un mensaje a la población.
Para llevarlo a cabo, los tres exmandatarios grabaron un vídeo desde el Anfiteatro en el Cementerio Nacional de Arlington donde, tras la investidura, se unieron al nuevo presidente para una ceremonia de ofrenda floral en la Tumba del Soldado Desconocido.
“Creo que el hecho de que los tres estemos aquí parados hablando de una transferencia pacífica del poder, habla de la integridad institucional de nuestro país”, dijo el expresidente republicano Bush. “Estados Unidos es un país generoso, de gente de gran corazón. Los tres tuvimos la suerte de ser presidentes de este país”.
En la grabación, retransmitida en televisión durante el concierto de inauguración “Celebrating America”, además de destacar la importancia histórica de la ceremonia, los políticos instaron a los estadounidenses a unirse, escucharse los unos a los otros, y trabajar juntos en beneficio del país.
"Esto es algo inusual. Estamos intentando volver a la normalidad, lidiar con desafíos totalmente extraordinarios y hacer lo que mejor sabemos hacer, que es conseguir una unión más perfecta. Es un momento emocionante", señaló Clinton, de 74 años y 42º presidente de Estados Unidos, refiriéndose a los retos más complejos a los que se enfrenta ahora Joe Biden al asumir la presidencia de la primera potencia mundial.
Obama rememoró también con añoranza y cariño el día en que su antecesor le cedió la batuta cuando fue nombrado el 44 presidente de la nación: "Uno de mis mejores recuerdos de la toma de posesión fue la gracia y la generosidad que me mostró el presidente Bush, y que Laura Bush le mostró a Michelle", dijo.
“Obviamente, hubo un elemento personal en ver a mi exvicepresidente convertirse en el 46º presidente, y ver a Kamala Harris como nuestra primera mujer vicepresidenta -apuntó Obama-, pero, en términos más generales, creo que las inauguraciones señalan una tradición de transferencia pacífica del poder que tiene más de dos siglos".
“Eso fue un recordatorio- continuó -, de que podemos tener feroces desacuerdos y aún reconocer la humanidad de los demás y que, como estadounidenses, tenemos más en común de lo que nos separa".
En una muestra de solidaridad, los tres hombres cerraron su mensaje con palabras de aliento para el presidente Biden: "Me alegra que esté allí y le deseo lo mejor. Hoy ha hablado en nuestro nombre, ahora liderará por nosotros y estamos listos para marchar con él. Buena suerte, Dios los bendiga", dijo Clinton con el deseo de que el nuevo Jefe del Ejecutivo cumpla con sus objetivos por el bien de todos los estadounidenses.
"Señor presidente, estoy luchando por su éxito", Su éxito, es el éxito de nuestro país. Dios lo Bendiga”, concluyó el 43º presidente de Estados Unidos, Bush.
Los mensajes del trío político contrastan con la actitud del expresidente Donald Trump, quien no asistió a la toma de posesión de Biden e ignoró casi todos los elementos de una transferencia pacífica del poder presidencial, rompiendo un protocolo histórico marcado desde que Richard Nixon faltó a la ceremonia de investidura de su sucesor en 1974.
Biden asume el cargo en medio de una encrucijada al tener que enfrentarse, no sólo a la crisis de la pandemia, que ha devastado a la comunidad hispana, sino a una sociedad poralizada, afectada también por cuestiones raciales y de inmigración.
Durante la toma de posesión del 46 presidente de Estados Unidos, Lady Gaga, considerada una de las mayores estrellas del pop, subió al escenario del Capitolio para entonar el Himno Nacional con profundo sentir y emoción. Pero más allá de su interpretación, la cantante de "The Million Reason" hizo una declaración patriótica luciendo un impresionante vestido con una llamativa paloma dorada como broche.
“Una paloma que lleva una rama de olivo. Que todos hagamos las paces entre nosotros”, tuiteó a su más de 80 millones de seguidores en la red.
En la elección de su look, la cantante de 34 años, también abrazó los colores de la nación, al elegir un corpiño de intenso azul y una glamourosa falda roja.
Un día antes, la demócrata que hizo campaña por Biden en las elecciones de 2020, publicó en Instagram una fotografía realizada durante los ensayos previos en el Capitolio acompañada del texto: "Rezo para que mañana sea un día de paz para todos los estadounidenses. Un día para el amor, no para el odio. Un día para aceptar, no para temer. Un día para soñar con nuestra futura alegría como país. Un sueño que no es violento, un sueño que brinda seguridad a nuestras almas. Amor desde el Capitolio".
Y si Lady Gaga tiene la capacidad de aglutinar a su legión de seguidores para transmitir la necesidad de trabajar con esperanza por la unión de todos,
no menos relevante fue la que trasmitió Jennifer López con su participación en la inauguración presidencial, como homenaje al pueblo latino en plena investidura.
La diva estadounidense de origen puertorriqueño, amenizó el acto interpretando “This Land Is Your Land”, una canción de Woody Guthrie, convertida en todo un himno para el pueblo americano, y que habla de aquello que une a los ciudadanos del país.
Será recordado también como algo excepcional, el momento en el que JLo, antes de terminar su actuación, aprovechando uno de los puentes de la partitura, rindió homenaje a toda la población hispana al hacer un llamamiento en castellano:
“Una nación, bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos”, gritó sorprendiendo a los espectadores. Era la primera vez que, en un acto de investidura presidencial en Estados Unidos, se habló en español.
A lo largo de su carrera como actriz y cantante, López ha forjado un camino para los latinoamericanos en todo el mundo. Creó de alguna manera un espacio para que otros siguieran sus pasos, ofreciendo a las jóvenes latinas un modelo a seguir, alguien a quién admirar para superarse y llegar tan lejos como quieran en sus vidas. Eso mismo que provoca para millones de mujeres el hecho de que la vicepresidenta, Kamala Harris, se haya convertido en la primera mujer de color y de ascendencia asiática en ostentar un cargo tan elevado para servir al pueblo estadounidense.
La elección de Jennifer López por parte del Comité de Inauguración Presidencial, al igual que la de Lady Gaga, fueron escrupulosamente pensadas para que estuvieran en consonancia con el tema bajo el que se enunció la histórica toma de posesión, “Nuestra Decidida Democracia: Forjando una Unión más Perfecta”, como preámbulo de la Constitución de los Estados Unidos.
La diversidad es precisamente uno de los componentes centrales del Gabinete de Biden, en el que doce de los veinticuatro integrantes del gobierno del presidente demócrata son mujeres. En su equipo hay representantes de las comunidades afroamericanas, indígenas y latinas. También habrá un ministro que se declaró abiertamente homosexual, y se espera que el Senado apruebe la designación de la primera mujer transgénero en la Vicesecretaría del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Con esta intención se diseñó la jornada inaugural de la nueva administración demócrata, que pretende dar un giro al gobierno de la nación para los próximos cuatro años.