La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, ha prohibido a la farmacéutica AstraZeneca exportar a terceros las vacunas producidas en territorio europeo.
La política y médica alemana ha recordado que la Unión tiene un contrato con la compañía y que, hasta el momento, esta ha entregado menos del 10 por ciento de lo pactado. Para ello, se valdrá del nuevo mecanismo para el control de exportaciones.
Este mecanismo fue estrenado en Italia. El país paralizó la salida de un cargamento con miles de dosis de la vacuna de AstraZeneca para evitar que dosis producidas en la Unión Europea fueran exportadas a un país tercero mientras el fabricante incumple los volúmenes de suministro acordados con los países de la UE. El contingente fue bloqueado por las autoridades italianas cuando iba a ser exportado a Australia.
La Comisión Europea puso en marcha a finales del pasado enero este mecanismo de control de exportaciones para facilitar a los Estados miembro actuar ante la sospecha de que partidas que corresponderían a los socios del bloque estaban siendo desviadas a otros compradores en el exterior.
El nuevo sistema surgió precisamente como reacción urgente al anuncio de AstraZeneca de que no podría repartir entre los 27 la cantidad de dosis que había prometido durante el primer trimestre, pero el sistema cubre todas aquellas vacunas de laboratorios con los que la UE ha firmado acuerdos anticipados de compra.
En este marco, los laboratorios están obligados a informar de manera detallada a las autoridades de aduanas sobre su intención de exportar vacunas a un tercero, con datos sobre el volumen del contingente, lugar de producción y lugar de destino. Las autoridades del Estado miembro pueden decidir si autorizan o no la exportación en función del análisis de estos datos.
La Comisión Europea ha defendido que la Unión Europea es un "gran exportador" de vacunas contra el coronavirus, que ha permitido la salida de contingentes a una treintena de países terceros, lo que demuestra que las farmacéuticas que cumplen con el abastecimiento pactado con los Veintisiete no tienen "problemas" para comercializar parte de su producción europea fuera del bloque.
Bruselas ha querido así zanjar la polémica por la decisión de Italia de bloquear la salida de un cargamento de 250.000 dosis de la vacuna de AstraZeneca que debía llegar a Australia, una medida tomada por Roma con el respaldo del Ejecutivo comunitario como reacción a los reiterados incumplimientos del laboratorio con la UE.
El Ejecutivo comunitario ha confirmado que el nuevo Gobierno de Mario Draghi actuó con el aval de Bruselas y haciendo uso por primera vez desde que se activó hace un mes del mecanismo para controlar las exportaciones e impedir la salida de la UE de partidas de una compañía que estuviera incumpliendo sus contratos con la Unión.
En este contexto, las autoridades australianas han pedido a la UE que reconsidere la situación, según recogen medios locales pero evita confirmar Bruselas.
La Comisión sí ha indicado que el vicepresidente comunitario responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, ha hablado por videoconferencia con el ministro del ramo australiano, Dan Tehan, para explicarle el procedimiento y cómo AstraZeneca está incumpliendo "sistemáticamente" lo firmado con la UE, ha dicho la portavoz de Dombrovskis Miriam García Ferrer.
Desde que se activó el sistema para controlar las exportaciones de vacunas producidas en la UE, los países del bloque han dado luz verde a al menos 174 peticiones de exportación con destino a una treintena de países, entre los que se encuentra la propia Australia y otros como Argentina, China, Hong Kong, México, Filipinas, Qatar, Singapur, Sudáfrica, Emiratos Árabes, Reino Unido o Estados Unidos.
"Esperamos que las farmacéuticas que firman con al Unión Europea cumplan los contratos firmados para abastecer a los Estados miembro", ha recalcado el portavoz de la presidenta Ursula von der Leyen, Eric Mamer, quien ha considerado "bastante impresionante", el número de contingentes autorizados para la exportación.
De este modo, Mamer ha querido insistir, por un lado, en que la Unión Europea se esfuerza en asegurar que los laboratorios con los que ha firmado contratos cumplen con lo pactado y suministran las dosis comprometidas y, por otro, que aquellas compañías que "cumplen" no tienen luego problemas de exportación.