La vacuna contra el coronavirus estará encima de la mesa de las autoridades sanitarias después de que un estudio asegure que es efectiva en todas las edades. Alemania o Bélgica estudian dejar de limitarla a los 55 años. Mientras tanto, al menos cinco países de la Unión Europea han decidido desmarcarse de Bruselas en la producción de vacunas y buscar alternativas para obtener más dosis.
Cefaleas, vómitos, mareos, febrícula o dolores musculares son algunos de los efectos secundarios de la vacuna de AstraZeneca.
Y para reducirlos, ahora Sanidad recomienda antes de inocularse esta vacuna y después, cada seis horas, tomarse un paracetamol de un gramo. Viales que España está administrando sólo a menores de 55 años y no se plantea de momento ampliar la franja de edad. Italia y Francia ya han cambiado el protocolo y Alemania estudia aplicarla en mayores de 65.
Un estudio de la agencia de salud pública de Escocia ha revelado que las dosis de AstraZeneca reduce hasta en un 95% el riesgo de hospitalización en mayores de 80 años.
Mientras tanto, la estrategia europea de vacunación se resquebraja. Hungría busca acelerar la inmunización con los antídotos chinos y rusos. Y Austria y Dinamarca negocian con Israel para tener su propia producción.
Bruselas insiste en que habrá dosis suficientes para vacunar a toda la población adulta de la Unión Europea.
Promesa para la que Joe Biden, presidente de EEUU, ya ha dado fecha: “Este país tendrá las dosis suficientes para poder vacunar a todos los adultos a finales de mayo”. Esto es dos meses antes de lo previsto.