Shanghái encadena su cuarto día de confinamiento por la subida de contagios de coronavirus. El español Lalo López cuenta que la tensión entre la población va en aumento. En ciertas calles se han instalado vallas que impiden salir a los habitantes de sus edificios. "No es que haya una construcción, sino que se ha encerrado a la gente dentro", relata.
Es el mayor confinamiento de una ciudad desde el comienzo de la pandemia. Shanghái tiene alrededor de 26 millones de habitantes, algo más de la mitad de la población en España. El cierre, aunque empezó el lunes, es desigual. Los distritos situados al este del río Huangpu estarán confinados hasta el 1 de abril. Ese día lo iniciarán los del oeste, hasta el 5 del mismo mes.
"Me han confinado", relata López, que tiene prohibido salir de su urbanización. Las entradas y salidas están vigiladas por las autoridades. "Justo hay un coche de policía ahí en frente", continúa mientras graba con su cámara. Unos metros más adelante de su posición hay un punto de control. Está vigilado y tiene una cinta que lo delimita: "Ahora mismo no podría salir". Allí hay instaladas unas baldas para recoger alimentos.
La comida escasea. El motivo son las compras de pánico. Cada vez que las autoridades anuncian el confinamiento de una zona, en los supermercados se forman colas interminables. Dentro de los establecimientos, la gente arrampla con lo que ve. Es una escena similar a las que se vivieron en España al principio de la pandemia.
Shanghái comunicó el miércoles 5.656 casos asintomáticos y 326 sintomáticos. La curva se mantiene al alza, a la espera de los efectos del confinamiento. La vida se ha vuelto a pausar. Al confinamiento se suma la interrupción del transporte público. Las autoridades han pedido a las empresas que manden teletrabajar a sus empleados, aquellas que no puedan tendrán que pausar su actividad hasta nueva orden.