Este domingo llegó la esperada y explosiva entrevista a los duques de Sussex, con la presentadora Oprah Winfrey. Duró dos horas y se emitió en horario de máxima audiencia en la cadena CBS de Estados Unidos.
Fue un programa que no dejó indiferente a nadie y en el que Meghan Markle se sinceró en público como nunca antes. La duquesa de Sussex aseguró que ciertos miembros de la familia real británica expresaron dudas sobre el color de piel que tendría su primer hijo con el príncipe Enrique, reveló que durante ese embarazo tuvo pensamientos suicidas y afirmó que la Casa Real se negó a ayudarla.
Los duques de Sussex relataron su experiencia antes de apartarse de la monarquía británica, y Enrique lamentó el deterioro de su relación tanto con su hermano, el príncipe Guillermo, como con su padre, Carlos de Inglaterra, de quien dijo que le ha "decepcionado".
"En los meses en los que yo estaba embarazada, hubo (...) preocupaciones y conversaciones sobre lo oscura que podría ser su piel cuando naciera", aseguró Meghan.
La duquesa precisó que esos presuntos comentarios racistas se pronunciaron en "conversaciones que la familia tuvo" con Enrique, pero se negó a identificar a quienes los articularon, al afirmar que "eso sería muy dañino para ellos".
Cuando se incorporó más tarde a la entrevista, el príncipe Enrique confirmó que la conversación giró en torno a "qué aspecto iban a tener los hijos" que tuviera con Meghan, que es mestiza y con raíces afroamericanas, pero se negó a dar más detalles al respecto. "Es una conversación de la que nunca voy a hablar", afirmó Enrique, quien agregó que fue "chocante".
Meghan aseguró que cuando esperaba en 2019 el nacimiento de su primer hijo, Archie, se enteró de que la Casa Real "no quería que fuera un príncipe" ni que "recibiera seguridad".
Añadió que se sintió abrumada por la idea de que su hijo "no fuera a estar seguro, y que al primer miembro de color de esta familia no se le diera un título de la misma forma que a otros nietos se les daría".
La duquesa de Sussex lamentó que pueda haber ese tipo de racismo en la familia real, porque "la Commonwealth es una parte enorme de la monarquía y el 60 o 70 % son gente de color", y añadió que sabe "lo importante que ha sido para ellos ver alguien en esta posición que tiene un aspecto similar al suyo".
Meghan también reveló que su salud mental empeoró notablemente durante su primer embarazo, y que llegó un punto en el que tuvo que hablar en serio con Enrique porque tenía pensamientos suicidas "muy claros, reales y constantes, que daban miedo". "Simplemente, ya no quería estar viva", subrayó.
Afirmó que acudió a "una de las personas de mayor rango en la institución" de la Casa Real y le "suplicó que le ayudara" a mejorar su salud mental, pero le respondieron "que no, que no podían hacer nada" por ella.
"Nunca hicieron nada, así que tuvimos que encontrar una solución", agregó Meghan, en aparente referencia a la decisión de ambos de apartarse de la monarquía y empezar una nueva vida fuera del Reino Unido.
La duquesa de Sussex recalcó que, aunque en ese momento no pudo sentirse "más sola", ha recuperado su salud mental y ahora siente que "merece la pena vivir".
Meghan también se pronunció sobre el rumor de que, antes de su boda con Enrique, ella hizo llorar a su cuñada Catalina, duquesa de Cambridge y esposa del príncipe Guillermo, al asegurar que eso nunca ocurrió y que, de hecho, "fue al revés".
"La narrativa de que yo hice llorar a Catalina fue el comienzo del asesinato de mi 'personaje' (a los ojos de la sociedad británica)", dijo Meghan, quien lamentó que la Casa Real nunca desmintiera ese rumor, como sí hacía con los que afectaban a "cualquier otro" de sus miembros.
La duquesa alegó que fue Catalina quien estaba "molesta por el tema de los vestidos de las damas de honor" de su enlace, y añadió: "Me hizo llorar e hirió mis sentimientos".
Como una bomba han caído las acusaciones, aún sin emitir en el Reino Unido. Con titulares de suicidio y racismo, la polémica está servida. Sin morderse la lengua, el presentador Piers Morgan acusa a Harry de vergonzoso y desagradecido por traicionar a su familia, la real británica. "Retratarles como un grupo de racistas, es la acusación más incendiaria que he visto en mi carrera", asegura.
Los londinenses reaccionan y aseguran que es una "vergüenza". Los más de seis millones recibidos por la incendiaria entrevista, podrían ser una gran fuente de ingresos para Harry y Meghan que ahora vivirán sin asignación económica.