Enrico Letta (Pisa, 1966) es desde 2015 decano de Asuntos Internacionales en la prestigiosa Science Po de París y presidente del Instituto Jacques Delors. Letta fue primer ministro italiano entre abril de 2013 y febrero de 2014. NIUS entrevistó a Letta por videoconferencia entre Bruselas y París.
La Unión Europea (UE) responde a esta crisis mucho más rápido que a la de 2008-2012. Y de forma distinta, sin pedir ajustes. ¿Qué ha cambiado? ¿Es una nueva situación política o aprendió de la experiencia?
Creo que las dos cosas. Primero está la influencia de la experiencia precedente. La crisis de 2008-2012 dejó tantos daños, tantos virus políticos, financieros, incluso sociales, fue la crisis que nos trajo el populismo, el ultraderechismo que está provocando daños a nivel europeo y a nivel nacional. Eso tuvo consecuencias. Pero creo que hay dos asuntos geopolíticos que han jugado un papel muy importante. El primero es la salida del Reino Unido, porque Londres siempre impuso su veto sobre todas las iniciativas sociales o de relanzamiento de la economía real europea. La filosofía británica fue siempre la de decir que estábamos en un espacio en el que garantizábamos la estabilidad financiera pero cada uno se las arregla como pueda en casa, incluso en situaciones de crisis. Y se apoyaba en posiciones similares de países como los nórdicos o Países Bajos. Sin el Reino Unido esos países están solos y son mucho más débiles. Y los cuatro grandes, Alemania, Francia, Italia y España, son mucho más homogéneos de lo que pensábamos. Tenemos una unión con un núcleo duro mucho más fuerte.
¿El cambio en Alemania cómo influyó?
Y ese es el segundo cambio. Tal vez por el Brexit pero también por razones de política interna, Alemania cambió su posición con respecto a hace 10 años. Entonces Alemania se apoyó en los británicos y los nórdicos. Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas alemán en aquellos años, tuvo una posición muy dura. Sólo cedió al final sobre la unión bancaria y el MEDE e hizo todo lo posible por hacer salir a Grecia de la Eurozona. No funcionó porque Francia e Italia resistieron y obtuvieron de Merkel que se evitara aquello.
¿Y por qué cambió Alemania?
Hay muchas razones. Primero las de política interna. Ahora hay un Gobierno de gran coalición, los socialdemócratas ocupan el lugar de los liberales y eso cambió muchas cosas. Schäuble no está en el Ministerio de Finanzas y eso es otro cambio muy importante. Y ha habido un papel muy importante de la industria alemana, que ha empujado a su Gobierno a no dejar caer a Italia o España. La industria alemana le dijo a Merkel: “estamos tan integrados que si ellos caen nosotros también caeremos”. (Letta recuerda que Mercedes-Benz explicó a Merkel que si Italia caía la empresa no perdía solo un mercado, sino un tercio de su producción). Esos mensajes no existían hace 10 años. También tuvo influencia el dictamen de la Corte Constitucional alemana, un autogol. Lo que hicieron los jueces alemanes se salió tanto de las reglas que sólo fue aplaudido por polacos y húngaros. Merkel pudo actuar muy fuerte gracias a eso. Un autogol de los jueces alemanes. Y como último factor creo que influye que Van Der Leyen sea la presidenta de la Comisión Europea. Alemania está al cargo de la Comisión y Merkel ha podido querer ayudar. Europa está cambiando. Esta crisis la está cambiando a mejor. Se está haciendo adulta.
El plan anticrisis de la Comisión Europea prevé medio billón de euros en transferencias, casi un tercio a Italia y España. Bruselas pide como condición únicamente cumplir las recomendaciones del Semestre Europeo. ¿Le parece adecuado?
Creo que es un buen compromiso. Está claro que es importante que la Comisión vigile las cuentas y que haya reglas que eviten como en 2003 y 2004, cuando Grecia adulteró sus cuentas públicas. Eso fue inaceptable. Debe haber reglas. Pero creo que está bien que esa condicionalidad haya sido reducida porque hace falta una reacción económica muy fuerte. Y espero que no haya pasos atrás. Y además esto provoco otro cambio porque da un papel más importante a la Comisión. En la crisis 2008-2012 la Comisión se quedó sin papel frente al Consejo. El Consejo fue el jefe, el líder. Ahora empezamos a entender que no fue una buena idea. El Consejo no tiene capacidad de liderazgo porque tiene 27 jefes, es decir, no tiene jefes. Las instituciones europeas han gestionado mucho mejor esta situación con respecto a los Estados miembros. Ahora tiene más responsabilidad porque los gobiernos entendieron que todo funciona mejor si es la Comisión y las instituciones europeas en general quien tiene más poder.
El FMI pide gastar y gastar, pero guardar las facturas. ¿Prevé un cambio de política económica el año que viene?
Creo que la pregunta clave va a llegar antes, en otoño y no será esa. Llegará después del verano, justo después de que en julio se apruebe el plan de la Comisión. Las instituciones europeas deben abrir el segundo gran dossier de esta crisis, que es el dossier de la deuda. Creo que el Banco Central Europeo debe comprar como deuda perpetua toda la deuda extra creada este año por culpa del covid-19. Esa subida de la deuda va a ser del 25% en Italia, del 20% en España, del 18% en Francia, del 15% en Alemania. Va a ser enorme. Si no se hace, las agencias de calificación de rating van a ir, una tras otra, bajando las notas de las deudas. Empezarán por Italia pero será igual para los demás. No nos podemos permitir eso. Es una cuestión esencial y va a tocar, por primera vez, uno de los tabú mundiales. Pero hay que hacerlo porque si no se hace será una catástrofe.
Eso vendría a ser lo mismo que borrar la deuda.
Sin decirlo. Y sólo por el aumento de la deuda consecuencia de la crisis del covid-19. De lo contrario no sería creíble. Ese aumento se da en todos los Estados miembros y de forma bastante parecida.
¿La Comisión Europea reaccionó tarde en marzo cuando la crisis estalló en Italia y España?
Sí, hubo dos semanas terribles. Dos semanas en las que por falta de competencias fue un desastre en términos de opinión pública. Todos los sondeos concuerdan. Las críticas fueron muy duras contra Unión. La confianza en la UE cayó mucho. Ahora empieza a subir, pero la caída fue tan dura que la subida no ha recuperado ni la mitad de la confianza que se perdió. Ahora no hay margen de error. Si hay un error político, la actitud de la gente en un país como Italia va a cambiar para siempre porque esta crisis no es la primera, llega tras la crisis financiera y tras la crisis migratoria de 2015, cuando los italianos perdieron mucha confianza en la UE. Con Italia ya no hay margen de error. Las cosas tienen que salir bien para que crezca la confianza. Si no será un desastre y no es imposible que Italia entre en ‘modo británico’. El 40% de la población italiana ya piensa que la UE es sólo un problema. Y porque además en Italia tenemos líderes que juegan a usar la UE como cabeza de turco.
¿Y si los 27 no aprueban la propuesta de plan anti-crisis de la Comisión Europea?
La reacción sería muy dura. No creo que podamos permitirnos no llegar a una buena solución. No creo que los ‘cuatro frugales’ tengan la fuerza para bloquear, porque además en realidad son sólo uno. Austria no puede permitírselo porque los ecologistas son determinantes en el Gobierno y no quieren bloquear. Los líderes sueco y danés son socialdemócratas y no quieren una herida de ese tipo. Al final son los Países Bajos. Pero no creo que tengan fuerza de bloquear todo como hacía el Reino Unido. Obtendrán algo, pero no podrán bloquear.
¿Países Bajos juega el papel que jugaba el Reino Unido?
Sí, pero en más pequeño y no aguantarán porque la mayoría de su opinión pública no está de acuerdo con esa oposición. Además, no son una isla. Hay una diferencia incluso psicológica. Están en el Benelux, son un país de paso, de comercio, su posición actual no tiene sentido.
Esta crisis mostró una clara falta de cooperación, por ejemplo al cerrar y ahora abrir las fronteras.
Da pena. Es la contradicción entre una Unión Europea que es un espacio común y a la vez los Estados miembros quieren conservar competencias sobre sus fronteras que no tienen sentido en una unión que es un espacio común. Es una de las contradicciones de Europa. Tenemos que encontrar una forma de intervenir porque no tiene sentido, perdemos tiempo, dinero, competitividad. Espero que esta crisis sirva para cambiar las cosas y ponerlas en una situación en la que seamos capaces de gestionarlo sin las contracciones que vivimos. Además, esto creó un impacto negativo sobre la opinión pública. Además, al principio de la crisis a la gente se le dice que la UE no tiene competencias en esta crisis, pero la gente espera una respuesta europea. Además, el cierre de las fronteras internas no fue para buscar soluciones eficaces, sino para dar idea de protección, cuando por ejemplo cerrar la frontera entre Austria e Italia no tiene ningún sentido y no cambió nada. Sólo creó confusión.
¿Cree que países como España o Italia deberían acudir ya al MEDE?
Creo que cometieron un error. Los nueve países que firmaron al principio la propuesta que hizo cambiar las cosas (Francia, España, Italia, Luxemburgo, Irlanda, Bélgica, Eslovenia, Grecia y Portugal) tendrían que haber ido todos al MEDE, incluso aunque fuera para pedir 2.000 millones.
¿Pero ir al MEDE parece políticamente tóxico?
Por eso, porque si no van todos parece que el que lo va es porque está en crisis, cuando no es así. Por eso en Italia hay muchas reticencias y espero que esas reticencias caigan porque Italia necesita ese dinero para rehacer su sistema sanitario. Los nueve, todos, tenían que haber dicho que iban al MEDE, hubiera sido un mensaje positivo. Todavía hay para que lo negocien.
¿La Comisión Europea debería tener competencias claras para reaccionar unilateralmente en caso de una crisis grave en algún Estado miembro sin esperar permiso de los gobiernos?
La Comisión tiene ya algo, pero poco. Necesita más poder y más autoridad. Hay que crear una unidad de protección civil europea, grande y con medios, que sea capaz de llegar rápido y con una bandera europea. Nadie vio llegar las ayudas europeas, que llegaron, pero sí un avión chino y otro ruso. Ahora sería importante que las ayudas del plan anti-crisis lleguen directamente a las empresas y a los desempleados, sin pasar por los gobiernos nacionales. O pasando pero que sea como el Erasmus. Todo estudiante Erasmus sabe que su beca es dinero europeo, que es Europa. Ese aspecto es esencial porque muestra al ciudadano que Europa llega y llega en el momento que se la necesita. Una protección civil europea, con bandera europea y capacidad de intervenir inmediatamente sería esencial.
Italia y España tienen gobiernos en minoría que se sostienen en coaliciones heterodoxas. ¿Complica la gestión de la crisis, la negociación con Bruselas?
Creo que lo mejor es que continúen todos los gobiernos europeos, al menos en los próximos seis meses. La crisis se juega en los próximos seis meses. Creo que hay que evitar una ruptura de la continuidad de los gobiernos, elecciones anticipadas ahora llevarían a meses y meses de confusión. En los próximos 12 meses debe haber continuidad.