A Pekín no le tiembla el pulso; se prepara para imponer la controvertida ley que frenaría cualquier conato de protesta en Hong Kong, el gran centro financiero de Asia. Con dos meses de retraso por la pandemia del coronavirus, China ha inaugurado su más importante cita política: la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP). Allí se debaten medidas para impulsar la economía del país (después de que sufriese su peor contracción en cuatro décadas -6'8%). Pero sobre la mesa está, también, la polémica norma para controlar la disidencia en la antigua colonia británica. El pretexto: proteger la seguridad nacional.
¿En qué consiste la ley? Esta castiga "la sedición, la secesión, el terrorismo, la subversión, la injerencia extranjera o cualquier acto que ponga en peligro la seguridad nacional. El vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular, Wang Chen, afirmó el viernes que se necesitan "medidas poderosas" para frenar el movimiento prodemocrático y protestas como las de los últimos meses en Hong Kong.
Las críticas a la nueva legislación impulsada por Pekín proclaman que supone el final de la premisa "un país, dos sistemas". Esta ha regido en Hong Kong -con un alto grado de autonomía- desde que Reino Unido devolvió a China la soberanía de la ciudad en 1997 (tras más de 150 años bajo mandato británico).
Entonces se estableció que la "miniconstitución" de Hong Kong debía adoptar el conocido como Artículo 23 y desarrollar su propia ley de seguridad nacional para frenar la "traición, la secesión, la sedición y la subversión" contra el Gobierno chino. Pero, en 2003, el primer intento de impulsar esa legislación chocó una gran oposición ciudadana: 500.000 personas se echaron a la calle. Nunca llegó a implementarse. Los ciudadanos de la excolonia británica no estaban dispuestos a perder los preciados derechos y libertades adquiridos; esos que ahora sienten amenazados.
Por todo ello, los partidarios de la democracia afirman categóricamente que la nueva ley de seguridad ciudadana es "el fin de Hong Kong". "Es la muerte de la política de un país dos sismemas", dice el líder del Partido Democrático, Wu Chi-wai. Esto es el fin de Hong Kong; no nos engañemos", insiste Dennis Kwok, diputado del Partido Cívico, informa la Agencia France Presse. "Ahora sentimos que esto es, de forma oficial, un país, un sistema. Es el día más triste de Hong Kong", asegura la también prodemocrática Tanya Chan. El activista Joshua Wong ha escrito en sus redes sociales que la iniciativa es el intento de Pekín de "silenciar las voces críticas de los hongkoneses por medio de la fuerza y el miedo".
La votación se realizará cuando concluya la sesión anual de la Asamblea Nacional, se espera que el 28 de mayo.
Hong Kong tiene previsto celebrar elecciones parlamentarias en septiembre. La oposición política espera capitalizar el descontento social contra Pekín. Le excolonia británica vivió en 2019 las mayores protestas sociales décadas. La protesta comenzó como una movilización contra la ley de extradición y derivó en demandas más profundas, a favor de la apertura democrática.
Zhang Zhang tiene 37 años y es una de las periodistas que sufrió la represión de Pekín por respaldar las manifestaciones a favor de la libertad en Hong Kong. Fue encarcelada durante un mes el pasado septiembre. Ahora se ha convertido en la última reportera desaparecida en Wuhan, la localidad en la que surgió el coronavirus. Había acusado al Gobierno de mentir sobre la pandemia y de privar al pueblo chino de sus derechos fundamentales.
Según el testimonio de algunos de algunos amigos, fue detenida el 15 de mayo por actuar "contra la estabilidad social y crear problemas de orden público". Zhang había ofrecido apoyo a una mujer de Wuhan, Yang Ming, puesta en arresto domiciliario por pedir justicia para su hija, muerta por la Covid-19. La desaparición de la reportera se sumaría a la de otros tres periodistas en la zona.