El retroceso de las tropas rusas en Járkov, en la segunda ciudad en importancia de Ucrania, ha dejado instalaciones e infraestructuras destruidas. El ejército ucraniano vuelve recuperar terreno y a liberar pueblos.
La última hora de la invasión, la cuenta esta vez el propio Zelenski. "Paso a paso estamos obligando a los ocupantes a dejar nuestra tierra", dice el presidente ucraniano. Se refiere al entorno de Járkov, segunda ciudad del país. Donde el repliegue ruso es cada vez más evidente. Lo que permite a sus vecinos reencontrarse con la Ucrania, entre comillas, liberada.
Frenado en el norte, Putin mueve sus tanques ahora hacia el este. Allí, en el Donbas "la situación es muy difícil", admite el propio Zelenski. La lectura del propio presidente de Ucrania es que "los rusos buscan todavía una victoria de la que presumir".
En una de las trincheras de soldados ucranianos se aprecia la ferocidad con la que se persigue ese objetivo. Rusia combina la presión en Donbas con acciones en otros puntos. Kiev denuncia el lanzamiento en las últimas horas de misiles contra instalaciones militares en Leópolis, en el extremo oeste del país.
Además, también se ha descubierto el uso de fósforo banco -sustancia que entra en combustión en contacto con el aire- en un nuevo ataque a la castigada acería de Mariúpol. Desde esa ciudad, ahora en ruinas, procedía el enorme convoy de evacuados que llego la pasada noche a Zaporiya.
"El viaje fue devastador. Pero valió la pena", confesaba un refugiado huido de aquel infierno. Del fin de todo esto, advierte al mundo Zelenski en términos geoestratégicos, depende la vuelta a la normalidad del mercado de alimentos y evitar el peligro de posibles hambrunas.