Estados Unidos ha superado la cifra de 500.000 muertes por coronavirus, según el recuento de la Universidad Johns Hopkins. Concretamente se han contabilizado hasta el momento 500.071 muertes por la COVID-19, una cifra superior a la de los estadounidenses muertos durante la Segunda Guerra Mundial. El presidente norteamericano, Joe Biden, ha dicho en un discurso en la Casa Blanca tras guardar un minuto de silencio que “saldremos de esta, lo prometo”.
En las últimas cinco semanas han muerto al menos 100.000 personas por el coronavirus, primera causa de muerte en el país durante el mes de enero, por delante de los accidentes cardiacos o el cáncer, según las estadísticas de la Kaiser Family Foundation. El coronavirus ha matado en Estados Unidos un 50 por ciento más gente que la gripe en la última década, una cifra similar a la de ciudades como Atlanta o Kansas City.
Estas cifras se traducen en unos 2.000 muertos diarios en Estados Unidos, lejos, sin embargo, de los más de 3.000 muertos diarios que se registraron a mediados de enero y del pico histórico de fallecidos del 12 de enero, cuando se informó de 4.400 muertos.
Sin embargo, la verdadera cifra de fallecidos por la pandemia es mucho mayor, según todos los expertos, ya que las estadísticas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) revelan un incremento de la mortalidad muy superior a la de años anteriores.
Además superan por mucho las estimaciones pesimistas publicadas hace un año, cuando se detectaron en Nueva York los primeros brotes de contagio del virus originado en Wuhan, China.
La buena noticia para Estados Unidos es la caída en los contagios, con 71.000 nuevos casos diarios de media en la última semana. La cifra de pacientes hospitalizados ha caído a la mitad desde enero, con 62.000 personas ingresadas en todo el país el pasado jueves, según las estadísticas de 'The New York Times'.
Además continúa la campaña de vacunación que ha permitido ya inmunizar al 12 por ciento de la población con la primera dosis del fármaco. El 5 por ciento de los estadounidenses han recibido ya las dos dosis.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha ordenado que las banderas ondeen a media asta en la Casa Blanca y en todos los edificios públicos, así como en todos los puestos militares estaciones navales hasta el 26 de febrero ante este "solemne hito".
La bandera también ondeará a media asta hasta en todas las embajadas, legaciones, oficinas consulares y otras instalaciones de los Estados Unidos en el extranjero, incluidas todas las instalaciones militares y los buques y estaciones navales.
Asimismo, Biden ha guardado un minuto de silencio junto a la primera dama, Jill Biden, la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, y el segundo caballero, Doug Emhoff, una acción a la que ha pedido que se unan "todos los estadounidenses para recordar a los más de 500.000 de nuestros compatriotas perdidos a causa de la COVID-19".
De pie, junto a 500 velas encendidas fuera de la Casa Blanca, el líder se ha dirigido a la nación a través de un discurso en el que se ha mostrado optimista, para asegurar que "saldremos de esto, lo prometo".
"Esta nación volverá a sonreír. Esta nación volverá a conocer los días soleados. Esta nación volverá a conocer la alegría", ha añadido, aunque les ha pedido a los estadounidenses que no se relajen en la lucha contra la pandemia de coronavirus, que sigan cumpliendo con las medidas de seguridad y que se mantengan "vigilantes".
Biden, que ha recordado que esta cifra de fallecidos durante "el oscuro invierno de la pandemia" ha dejado más muertos en un solo año que en la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam juntas en Estados Unidos, ha considerado, a través de un comunicado, que se debe recordar a las víctimas para "poder empezar a sanar, unirnos y encontrar un propósito como nación para derrotar esta pandemia".