La combinación de la naturaleza humana y la inteligencia artificial puede causar una impresión monstruosa. El mensaje de algunas películas basadas en esta temática, desde Frankenstein hasta Terminator, suele ser que la integración de la tecnología con el cuerpo humano roba al espíritu de una persona su compasión y le conduce a la violencia y a graves consecuencias no deseadas. Pero hasta aquí solamente hablamos de ficción. Lo que nadie se puede imaginar es que los ‘soldados cyborg’, o ‘soldados del futuro’, de Van Damme, pueden estar más cerca de lo que pensamos.
El Departamento de Defensa de los Estados Unidos trabaja en la investigación de futuras mejoras tecnológicas para los soldados. Para llevar a cabo el estudio, la Oficina del Subsecretario de Defensa para Investigación e Ingeniería, estableció cómo responsable de la investigación al grupo BHPC, Biotechnologies for Health and Human Performance Council.
A partir de un análisis sobre cómo mitigar las amenazas y maximizar las oportunidades para los futuros combatientes estadounidenses, el grupo BHPC elaboró una nueva investigación, con el título “Cyborg Soldier 2050: Human/Machine Fusion and the Impact for the Future”, que abarca el objetivo de determinar el potencial de las máquinas integradas en el cuerpo humano para aumentar y mejorar el ‘rendimiento bélico’ en los próximos 30 años.
El término ciborg se utilizó por primera vez en un estudio de la NASA en 1960, elaborado por Mandfred Clynes y Nathan Cline, que trataba viajes espaciales a largo plazo. Se puede definir como “un organismo optimizado por interacciones dinámicas de sus partes: orgánicas, carne, y biomecatrónicas, máquina”.
El estudio tiene asombrosas predicciones. El soldado podría tener, entre otros beneficios; mejoras oculares para detectar las imágenes, desarrollos de la vista y la conciencia situacional; restauración y control muscular programado a través de un traje optogenético (combinación de métodos genéticos y ópticos para controlar eventos en tejidos); mejoras auditivas para labores de comunicación y protección en una batalla; y mejora neuronal directa al cerebro humano para la trasferencia bidireccional de datos.
Muchos estudios afirman que los marcos legales que rigen el uso de la tecnología son inadecuados. La primera consideración a tener en cuenta es que los ciborgs generan datos inherentemente. Un mundo de ciborgs es un mundo inundado de datos. La actividad humana no genera datos, permite pensar y moverse sin dejar huellas significativas, se puede hablar sin grabar. La actividad digital, en comparación, sí crea registros transaccionales, por lo que un ciborg puede almacenar y transmitir datos o información.
Los investigadores plantean numerosas cuestiones ante los marcos legales, por lo que recomiendan que el Departamento de Defensa de EEUU invierta en el desarrollo de una dinámica legal con políticas progresivas. “¿Quién es el propietario de dichos datos y para qué fines se pueden usar?, ¿El mal uso de la tecnología mejorada por parte de un empleado es motivo de desactivación o eliminación de la tecnología?, ¿Quién es responsable de los accidentes causados por el mal funcionamiento de la tecnología?, ¿Cuál es la expectativa de privacidad para las personas mejoradas y las personas que interactúan con ellas?”, indica el informe.
Son avances tecnológicos que cambiarían la naturaleza de la guerra de manera revolucionaria en comparación al equipamiento militar tradicional. El diseño de un ‘soldado ciborg’ puede sonar futurista a la par que optimista en el ámbito militar, sin embargo, las mejoras artificiales suscitan numerosas dudas y cuestiones que, en numerosos casos, se quedarían sin resolver a corto plazo. Encontramos, entre otras: la seguridad nacional e internacional, la interoperabilidad de los soldados, los efectos secundarios de los implantes o las implicaciones legales.
- Ocular: “La visión individual se mejora para permitir la percepción sensorial más allá del espectro visible normal”, explica el documento. El soldado que obtenga la mejora ocular tendrá la capacidad de analizar imágenes complejas con mayor precisión. Se cree que los futuros campos de batalla en 2050 serán densos, entornos urbanos o megaciudades subterráneas, que desafiarán la identificación y el seguimiento de objetivos. Podrán capturar detalles minuciosos que incluso el ojo bien entrenado puede perder.
La mejora ocular sería una opción ‘atractiva’ en situaciones donde el tejido ocular ha sido dañado o destruido por una lesión o enfermedad. El papel importante de la vista en la sociedad podría motivar a los combatientes que han perdido parte o la totalidad de su visión a someterse voluntariamente a una cirugía que restablecería o incluso mejorara su capacidad de ver.
Se podría mejorar incluso la visión infrarroja. Es probable que tales capacidades estén disponibles para el año 2030, dado que los esfuerzos de investigación ya están en marcha en este momento.
La cirugía para obtener esta mejora consiste en reemplazar por completo el globo ocular. El ojo sería totalmente artificial y sería capaz de extraer cualquier tipo de información sensorial y alimentarla a su cerebro para su interpretación. Aquí entra en juego la importancia de los datos.
- Neuronal: Quizá estamos ante la mejora más compleja. Para obtener esta mejora, el soldado tendrá implantes neuronales para la interfaz cerebro-computadora, lo permite una interacción perfecta entre el individuo y los activos secundarios, máquinas. El soldado puede ejercer control sobre drones, sistemas de armas y otros sistemas remotos.
Además de controlar máquinas, la mejora también implica la transmisión al operador (máquina a cerebro) y de humano a humano. El control de armas remotas asociadas a infraestructuras o vehículos permitirá una mayor seguridad en el campo de batalla.
La mejora neuronal trata la interacción rápida entre la máquina y el operador a través de un mecanismo de lectura-escritura, se elimina la necesidad de teclados. Los electrodos se colocan sobre el cuero cabelludo, en el cráneo o de manera más invasiva en redes más profundas del cerebro. Los investigadores, sin embargo, no pueden determinar si la implantación de esta tecnología es reversible o en qué medida las redes neuronales se pueden ver afectadas, lo que puede complicar una posible extracción.
Las mejoras en la tecnología de implantes neurales podrían ser significativas para el año 2050. Sin embargo, estos avances pueden conducir a cambios revolucionarios en la forma en que la sociedad interactúa con las máquinas a nivel diario.
- Muscular: “El control muscular se podrá mejorar a través de una red de sensores subcutáneos, por debajo de la piel, que administran la estimulación optogenética a través de pulsos de luz programados”, señala el estudio.
La red sensorial mejoraría las capacidades físicas en el campo de batalla. Las lesiones musculoesqueléticas son la segunda causa principal de tiempo de baja en las Fuerzas Armadas estadounidenses. Esta mejora permitiría realizar tareas complejas a las que algunos soldados pueden no estar acostumbrados. El controlador optogenético tomaría el control de los movimientos de las extremidades del soldado, permitiendo así que un novato realice funciones profesionalmente como un experto.
- Auditiva: “La mejora de las capacidades auditivas se produciría mediante el reemplazo directo o la modificación de los huesos del oído medio y la cóclea”, explica la investigación. Este proceso aumentaría la sensibilidad a los sonidos de baja amplitud, por lo que los soldados podrán escuchar mejor algo que suena poco. A medida que la tecnología madure, se podrá ampliar el rango de percepción sensorial que corresponde actualmente con los niveles ultrasónicos.
La pérdida auditiva asociada al campo de batalla debido a la exposición de sonidos de alta intensidad, como disparos o explosiones, es una de las discapacidades que más han sufrido los veteranos estadounidenses. Muchos de ellos sufren tinnitus. La modificación de las regiones del oído permitiría una mayor protección ante los ‘estruendos’. La sustitución o modificación directa de los componentes del oído interno y medio sería irreversible, por lo que aquellos soldados con capacidades auditivas aceptables probablemente no recibirán este tipo de mejora.
En escuadrones con personal mejorado, los individuos con inteligencia artificial podrían detectar información auditiva destacada del entorno y transmitirla a otros miembros del escuadrón utilizando formas convencionales de comunicación. BHPC prevé para 2050 avances menos invasivos que el reemplazo coclear y que podrían ser reversibles. Una mejora auditiva más accesible para todos los soldados.
El grupo de investigación se hizo numerosas preguntas sobre los estudios progresivos en ingeniería genética. Sin embargo, se basaron en última instancia en anécdotas de científicos, ejemplos individuales que realizan su propia investigación.
“¿Alguien ha evaluado sistemáticamente las percepciones globales sobre lo que era ético y lo que no? ¿En qué medida, si existe alguna, las actividades de I + D de diferentes regiones del mundo están limitadas por diferentes códigos morales o influidas por la opinión regional popular? ¿Qué características, como la educación, las creencias religiosas o la doctrina, afectan la disposición a permitir el uso de tecnología avanzada para mejorar la condición humana?”, señala el informe sobre algunas de las cuestiones planteadas.
Un estudio, elaborado por Cary Funk, del Centro de Investigación Pew, Washington, sugirió que la sociedad estadounidense se muestra “cautelosa” y “preocupada” ante las tecnologías biomédicas que mejoran las capacidades humanas, en lugar de mostrar “entusiasmo” y “esperanza”.
La opinión pública está muy dividida cuando se trata la cuestión de si estos desarrollos están "entrometiéndose con la naturaleza". La mayoría de ciudadanos que no tienen compromiso religioso se mostraron más inclinados a ver el uso de estas técnicas como la continuación de la búsqueda de superarse a sí mismo por parte del ser humano. El grupo investigador sobre ciborgs recomendó al Departamento de Defensa iniciar una encuesta global sobre la conciencia social y las percepciones de las tecnologías que mejoran el rendimiento de los humanos y las máquinas.
Se espera que el ritmo de desarrollo de las tecnologías ciborg se acelere en los próximos 10 o 15 años gracias al impulso de las aplicaciones médicas comerciales. Las políticas de los países dependen de las normas y creencias sociales compartidas por la población, por lo que no se garantiza que se alineen con este tipo de avances tecnológicos.
Los científicos del estudio han anticipado que los adversarios estatales de los Estados Unidos tratarán de utilizar el nuevo despliegue estadounidense de soldados ciborg para socavar los intereses del país y estigmatizar como “poco ético” al Departamento de Defensa.
Los medios de comunicación, como el cine y la literatura, también son un escenario conocido para la demonización de los ciborgs. Los responsables de la investigación recomiendan que se realicen esfuerzos para revertir las narrativas culturales negativas de las tecnologías que mejoran el rendimiento humano y aprovechar los medios como un medio para involucrar al público. El uso de máquinas para mejorar la condición física de la especie humana ha recibido una narración distorsionada en nombre del entretenimiento. “Una narrativa realista y equilibrada servirá para educar mejor al público, mitigar las aprensiones sociales y eliminar las barreras para la adopción productiva de estas nuevas tecnologías”, asegura el informe.
La seguridad nacional e internacional ante estos avances tecnológicos es otra de las cuestiones que preocupan. Los ciborgs pueden ser vistos como una amenaza. Un soldado mejorado con una interfaz de máquina presenta un riesgo potencial de seguridad y complica el trabajo en entornos seguros. Las máquinas responden a los comandos. Si el comando y el control son pirateados, el soldado se verá comprometido. La piratería de fuerzas externas podría generar el miedo al control de otros.
La propiedad de la tecnología no es tradicional. Por ejemplo, si un soldado mejorado planea vacaciones en países extranjeros, puede plantear riesgos diplomáticos y de seguridad. Existe la necesidad de una mayor confianza a nivel de usuario individual de que el sistema funcionará de manera fiable.
Además, preocupan los efectos secundarios imprevistos. La fisiología de cada ser humano es ligeramente diferente. Cada tipo de implante, ubicación y modo de acción conllevará sus propios problemas de seguridad. Aunque también se prevén beneficios. La mejora neuronal podría conducir a un envejecimiento más lento de algunas funciones. Podría incluso reducir las posibilidades de padecer Alzheimer. Los objetivos evolucionarán constantemente. Todavía no se sabe cómo podría afectar el uso de tecnologías integradas a las arquitecturas y funciones cerebrales existentes.
El Departamento de Defensa estadounidense, ante el fenómeno de los ciborgs, tendrá que cambiar la forma de reclutar, entrenar, desplegar y proteger a las tropas y sistemas bajo su control. Se tendría que establecer un nuevo orden en las cuestiones de clasificación de individuos, mejorados o no, las jerarquías, el reconocimiento militar o los premios.
La posibilidad de trastornos de salud mental posteriores a la ‘mejora’ debe controlarse durante muchos años, pero ¿qué pasa con aquellas personas que pueden mantener sus implantes? BHPC recomendó, siempre que sea posible, el desarrollo de tecnologías de mejora que puedan ponerse o quitarse fácilmente. Una persona que quiera ‘convertirse’ en ciborg deberá someterse al proceso de mejora sin influencia indebida.
A medida que estas tecnologías evolucionan, es vital que las comunidades científicas y de ingeniería se muevan con cautela para maximizar el potencial con un enfoque en la seguridad de la sociedad internacional. Coches voladores, soldados ciborg… el futuro está aquí.