Hace dos días, un equipo de Informativos Telecinco conoció la historia de varios menores que recorrieron una durísima travesía hasta llegar a Estados Unidos. Cruzaron la frontera con una barca hinchable, jugándose la vida y tras un largo viaje de más de dos meses desde Centroamérica.
Desde que llegaran a territorio estadounidense, los cerca de 50 inmigrantes que cruzaron la frontera la pasada noche, entre los que se incluyen seis menores, se alojaron en un albergue que recibe cada día a alrededor de 300 personas. Huyen de la violencia, el hambre y la crisis que hay en sus países.
Todos sueñan con terminar allí, viviendo con sus padres o con algún familiar. En la frontera de México y EEUU, son ya más de 20.000 los niños y niñas que han cruzado la frontera en busca de una vida mejor. Son travesías que duran semanas, en muchos casos.
Una vez identificados por la patrulla fronteriza, y realizado un test de covid19 que ha dado negativo, algunos de estos migrantes indocumentados (de diversas nacionalidades) llegan a una estación de Río Grande para coger un autobús y reunirse con familiares en otros estados de EEUU.
Los que llegan sin dinero se refugian en el albergue de la Hermana Norma Pimentel. Un ejemplo de los que llegan, una familia venezolana que lo perdió todo durante su viaje. "Lo perdimos en el río, iba todo. Pasaporte, playa, zapatos, ropa... todo", comenta el padre.
Y todavía no han podido comunicarse con los suyos. "No saben si estoy aquí ni nada", cuenta la madre de la familia, mientras su hija le pide que no llore. Un drama que ningún niño debería vivir, pero al que todos ellos se han enfrentado. Ahora tendrán que esperar 60 días en el país hasta que un juez decida si les otorga o no el tan ansiado asilo.