Delfina Polo Vivero, de 30 años, trabajó en el grupo anti Covid-19 de la Policía Nacional de Colombia la pasada primavera. En junio se contagió de coronavirus. Ha pasado dos meses en la UCI y ha sufrido dos paros cardiacos y un fallo multiorgánico. A pesar de todo está viva aunque ha tenido que aprender a hablar, caminar, comer, vestirse o conducir. Ha perdido hasta 25 kilos.
La doctora Delfina Polo Vivero tiene asma y cuando empezó a sentir los síntomas del covid fue hospitalizada en Cartagena, su ciudad natal. Cuando su estado se complicó la tuvieron que trasladar al Hospital Cardiovascular en Floridablanca, Santander, donde fue intubada y sometida a una traqueotomía y tres diálisis.
Todo empezó el 7 de junio. Ella misma lo cuenta en su Facebook, en el que denuncia la situación de abandono de los médicos colombianos y la gravedad de la enfermedad. “Empecé con fiebre y dificultad respiratoria, tengo un antecedente, soy asmática. El lunes sentía la dificultad respiratoria a medianos esfuerzos, el martes consulto a la urgencia de Torices, donde hablé con un gran colega y amigo de mi sospecha. Me realiza tac tórax con reporte de compromiso del 80% de mis pulmones, con vidrios esmerilados y con saturación de 85% y ya no me acuerdo de nada más”, explica la superviviente.
Estuvo casi tres meses en el hospital, dos de ellos en la UCI, intubada. Allí, sufrió dos paradas cardiorespiratorias y un fallo multiorgánico, del que se recuperó.
En su carta de Facebook, Polo se dirige al presidente colombiano, Iván Duque, al que entre otras cuestiones le afea que ella como otros de sus colegas no han recibido el bono covid prometido por su Gobierno. “No he recibido ni el pago por la ARL (positiva) por mi estancia hospitalaria, ni por el tiempo de incapacidad, ni el famoso bono que está dando el Gobierno. Es triste porque fui médico de primera línea de Covid afectada y con secuela”.
La doctora narra que “me dieron de alta el 22 de agosto incapacitada por 6 meses, me tocó empezar de nuevo a aprender hablar, abrir la boca, escribir, caminar, vestirme, conducir”, escribió la doctora. Ahora, con 25 kilos menos, afronta las secuelas de la enfermedad como hipertensión, diabetes y necesidad de anticoagulantes.
A pesar de la incapacidad temporal que tiene, Delfina se ha visto obligada a trabajar tres meses después del alta para poder pagar sus facturas. “Aquí en Colombia para tener algo debes ser amigo de los bancos (...) Las deudas no comen de enfermedad y incapacidad, ni por estar postrada en una cama”, escribe en su perfil.