El 8 de mayo de 1945, ocho días después del suicidio de Adolf Hitler en el búnker de Berlín, el Mariscal Wilhelm Keitel firmó la redición del ejército alemán. La bandera de la URSS llevaba una semana ondeando en el edificio del Reichstag. Era el inicio de la Guerra Fría y se dice que por eso el nostálgico de Vladimir Putin quiere acabar la guerra con Ucrania.
Una guerra que se mantiene en toda su crudeza. Rusia había prometido retirarse de Kiev y Chernigov pero parece que lo único que está haciendo es reagruparse para incrementar la ofensiva en el Donbás, mientras sigue machacando a los vecinos de Mariúpol. Unos 100.000 siguen atrapados en esta ciudad y esperando un corredor humanitario seguro.
Cuando el Mariscal Wilhelm Keitel firmó, en Moscú ya era de madrugada. Desde entonces el 9 de mayo se considera en Rusia el Día de la Victoria –salvo entre 1947 y 1964 que Stalin acabó por la festividad por razones ideológicas, según cuenta el diario El Españoll-.
El Día de la Victoria se celebra en Rusia, antes la URSS, por todo lo alto. Es el Día en el que ganaron la Gran Guerra Patriótica, día del orgullo nacional, hoy abiertamente nacionalista. Día de la liberación de los nazis, que es lo que Vladimir Putin dice que él está haciendo en Ucrania, librarla de los “neonazis” para dar esplendor a la “patria rusa”.
Dará tiempo a que la guerra acabe para entonces. Ahora parece que el presidente ruso ha dado un giro a su estrategia. El compromiso alcanzado en Estambul para rebajar la ofensiva en Kiev y Chernigov es para Occidente una artimaña para lanzar un brutal ataque contra el Donbás, la región que siempre ha querido anexionarse Vladimir Putin, como hiciera con Crimea en 2014.
Nadie se fía de las promesas de Vladimir Putin. Tanto desde Europa como desde Estados Unidos se remiten a los hechos. Algunos señalan que el mandatario ruso no está plenamente informado del avance de los combates sobre el terreno.
Lo cierto es que en las negociaciones de Estambul, Rusia habría aceptado que Ucrania entrara en la UE, a cambio de que Volodimir Zelenski renunciara a formar parte de la OTAN y a negociar las regiones rusófonas de Donetsk y Lugansk.
En la guerra de los rumores, la esperanza que de que acabe cuanto antes lleva a pensar que Putin quiere un triunfo muy simbólica, el Día de la Victoria.