Desconcierto (y ‘déjà vu’) entre los españoles varados en Marruecos
Centenares de españoles vuelven a quedar atrapados en el país magrebí, que sella sus fronteras para frenar la entrada de ómicron
"Esto es un caos", lamenta una turista alicantina atrapada en Marrakech junto a decenas de españoles
Una vez más, por tercera vez en lo que va de pandemia, Marruecos y España han vuelto a quedarse nuevamente incomunicados. Desde este martes y durante –de momento- las próximas dos semanas, el país magrebí estará blindado al exterior para protegerse de la penetración de la variante ómicron del coronavirus. Miles de turistas de todo el mundo tratan a esta hora de abandonar Marruecos en vuelos de repatriación, entre ellos varios centenares de españoles. Como en otros momentos de la pandemia, hay historias –y dramas- de todo tipo, como variados y diversos son los lazos que unen las dos orillas del Estrecho.
A menos de un mes para las fiestas de Navidad, el nerviosismo impera entre los españoles –turistas, residentes, empresarios a caballo entre uno y otro país, familias mixtas- atrapados en estos momentos en Marruecos. También la inquietud reina entre marroquíes y españoles que aguardan en España poder cruzar a la otra orilla del Mediterráneo. El cierre del espacio aéreo por parte de Marruecos a Francia este domingo anticipaba lo que acabaría produciéndose con el resto del mundo a partir de hoy martes.
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Hasta pasadas las tres de la tarde de este martes 30 de noviembre la Embajada de España en Marruecos no había ofrecido desde la mañana del lunes otra información a los ciudadanos españoles que la recomendación de ponerse en contacto con su compañía aérea “para reprogramar su viaje de vuelta”. Algo que ya se sabía imposible porque Marruecos había decretado el domingo el cierre de su espacio aéreo no solo a las llegadas sino también a las salidas, a pesar de la confusión de la primera comunicación oficial. Finalmente, en un tuit publicado al filo de las tres de la tarde de hoy la Embajada española anunciaba que Iberia fletará varios vuelos en las próximas fechas para tratar de sacar a los españoles atrapados en Marruecos. En concreto, los días 2, 4, 7, 9 y 11 de diciembre.
“Esto es un caos. Estuvimos esta mañana a primera hora de la mañana en el Consulado de España unas cien personas y el personal no sabía nada ni nos estaba esperando, y tampoco podíamos comunicarnos con ellos en español. Nos han grabado en vídeo para enviar las imágenes a otros consulados; estaban alucinando. El cónsul no estaba. Nos hemos apuntado en una lista con nuestros pasaportes pero no sabemos si servirá de algo. Llamamos una y otra vez a Iberia pero no nos responden al teléfono”, explica a NIUS Laura Cremades, una joven española atrapada en Marrakech junto a varios amigos.
“En unas pocas horas nos hemos organizado y formado en Whatsapp un grupo de casi 300 españoles que están igual que nosotros. Toda la información que tenemos la hemos sabido a través de Twitter, y no me parece bien teniendo en cuenta que hay gente de todas las edades en esta situación. Nadie nos ha llamado. Lo peor de todo es la incertidumbre”, relata la joven alicantina.
Pero las circunstancias pueden ser más dramáticas que las de los turistas que decidieron venir a descubrir los encantos de Marruecos. Es el caso de Mohcine Lakhlifi, su mujer y su hija de tres años, residentes en Lloret de Mar (Gerona). La pequeña requiere de medicación especial que no pueden adquirir en Marruecos y sus reservas se les agotarán en las próximas jornadas. “Nos han anulado los tres pasajes y nos ofrecen plazas en barco para Italia el día 18 de diciembre y para en un vuelo Agadir-Barcelona el 17. Lógicamente ninguna de esas opciones está confirmada al 100%”, explica a NIUS desde Agadir, en el sur de Marruecos, este gerundense de 39 años. Una vez al año, relata a este medio, viaja con su familia a la ciudad costera, donde reside la familia de su esposa marroquí. Este año todo será diferente.
La sensación de ‘déjà vu’
El cierre de fronteras decretado el domingo por Rabat suena a déjà vu entre la comunidad española en Marruecos. La primera vez fue un ya lejano 13 de marzo de 2020, cuando las autoridades marroquíes cerraron las fronteras terrestres cuando la pandemia era todavía un terreno ignoto. Suspendidas las conexiones aéreas y marítimas, y sin margen de reacción, muchos españoles tuvieron que abandonar el país a través de los pasos de Ceuta y Melilla. Entonces más de 3.000 españoles quedaron atrapados en el país magrebí. Desde entonces las fronteras terrestres y marítimas entre los dos países permanecen cerradas.
La segunda desconexión con España se produjo en la primavera pasada –desde septiembre de 2020 Marruecos permitía acceder a su territorio desde septiembre bajo ciertas restricciones- coincidiendo con la Semana Santa. El 31 de marzo Rabat cerró el espacio aéreo a España y Francia, sus dos principales mercados emisores de turistas, por razones sanitarias. Hubo que esperar hasta el 15 de junio para que se reanudaran las conexiones comerciales entre Marruecos y España. En todo aquel período la Embajada española organizó junto a la aerolínea Iberia y las navieras Balearia y Transmediterránea repatriaciones en avión y barco de manera periódica.
Golpe al turismo
A pesar de que el pueblo marroquí se toma las noticias que llegan de las alturas con una resignada normalidad –la mascarilla es casi testimonial en las calles de Marruecos-, hay un sector de la economía –ya malhadada- que se está viendo una y otra vez golpeado: el turismo. El sector se las prometía algo más felices cuando hace dos semanas Marruecos dejaba de exigir a los pasajeros de los vuelos procedentes de suelo español el requisito de un test PCR negativo para entrar en su territorio (España permaneció en la lista de países de “riesgo elevado” para Marruecos desde julio). Poco ha durado la alegría.
La española Nuria Núñez, copropietaria de la agencia Viajes Marrakech en la ciudad ocre, admite a NIUS que “no esperaba que el cierre de fronteras fuera tan drástico, confiábamos en resurgir en Navidad. Ahora tenemos que volver a empezar, pero estamos muy cansados”. “Nosotros empezábamos a recibir grupos el 2 de diciembre. Llevábamos dos meses trabajando intensamente para la recompensa de tener bastantes viajeros en diciembre. Pero ahora todo se ha vuelto frustrar. Ahora estamos reclamando los depósitos que hemos tenido que pagar. Está siendo un mazazo para nosotros. La sensación que tenemos es la de impotencia”. La barcelonesa tuvo, eso sí, la fortuna de poder regresar desde España a Marruecos en la mañana del lunes, desde donde gestionará, junto a su familia –su marido y tres hijos-, las cancelaciones de reservas de las próximas semanas.
La también española Mónica V. aguarda desde Burgos poder entrar en Marruecos y alcanzar también la ciudad de Marrakech para ayudar a su pareja en la gestión de un riad –o casa de huéspedes- en la antigua medina de la ciudad. “Tenemos cada vez menos esperanza en el negocio porque llevamos mucho tiempo muy mal y las restricciones son cada vez más duras”, explica por teléfono a NIUS la burgalesa.
Inquietud y preocupación, en suma, que tendrán que asumirse con paciencia por marroquíes y españoles. Entre tanta incertidumbre, solo una certeza: las autoridades marroquíes –conscientes de las dificultades que entraña la aplicación de las medidas sanitarias en casa- saben que no tienen otra opción que imponer las restricciones a la movilidad más draconianas. La economía puede seguir esperando. El precario sistema de salud público no puede permitirse lujo alguno.