En la ciudad ucraniana de Odessa, un hombre de 30 años ha sido detenido tras asesinar a su padre y a un amigo de la familia. Según han informado medios locales, el asesino se llama Dmitry Ponomarenko y, tras acabar con la vida de su padre y de su amigo, se paseó por las calles de su vecindario envuelto con los intestinos de una de sus víctimas y con la cabeza de su progenitor colgando.
Los vecinos vieron la joven de 30 años totalmente empapado en sangre, con intestinos humanos enrollados en su cuello y con la cabeza de un hombre colgando mientras iba dando golpes con ella a los coches que estaban aparcados en la calle.
Nada más observar esta dantesca escena, los vecinos llamaron a la Policía alertando de lo sucedido. "Recibimos llamadas de personas que estaban totalmente conmocionadas y en las que nos informaban que un hombre caminaba por el vecindario con una cabeza cortada en la mano”, ha revelado en la rueda de prensa uno de los portavoces de la Policía.
Al llegar al barrio de la ciudad ucraniana, los agentes encontraron al asesino sentado en un banco mientras se fumaba un cigarro y sujetaba la cabeza de su padre en su otra mano. Al subir al domicilio del joven de 30 años, los policías encontraron el cuerpo decapitado de su padre tumbado en la cama y el cadáver del otro joven de 32 años destripado.
Al ser detenido y durante su interrogatorio, Dmitry Ponomarenko aseguró que “es un dios” y que sacrificó “a sus víctimas” ya que nadie lo “adora”. El joven de 30 años se encuentra bajo custodia policial y ahora se enfrenta a una condena de cárcel de 15 años.
Además, también se ha podido conocer que Dmitry Ponomarenko trabajaba en un hotel pero que, justo un día antes de cometer estos crímenes sangrientos, había sido despedido por acudir a su puesto de trabajo bajo los efectos de la drogas.