En el punto cero de los disturbios que, en la noche del sábado, han conmocionado la opinión pública italiana, aparecía en la mañana del lunes el primer ministro Mario Draghi para mostrar su apoyo a Maurizio Landini, líder del Cgil, histórico sindicato de izquierdas en Italia y núcleo de los ataques fascistas de este fin de semana. Un grupo de violentos destrozaron la sede, lugar además simbólico para la izquierda italiana, partiendo de una manifestación anti vacunas que reunía a más de 10 mil personas desde la famosa Piazza del Popolo y que pretendía terminar en el Palazzo Chigi, amedrentando al primer ministro. “Nos esperábamos que la obligatoriedad de la vacuna, que se oficializa el día 15, generase descontento a esa parte de la población que niega la vacuna en Italia, pero nadie podía prever un ataque de este calibre”, valora la filósofa italiana Donatella di Cesare. “Era un ataque simbólico, aquel es un lugar de referencia para todos los trabajadores”, añade.
La masa violenta se enfrentó así en la tarde del sábado a la policía, a las furgonetas blindadas. Hacían sonar petardos y lanzaban bombas de humo amedrentando a las tiendas y locales de la zona centro que se vieron obligadas a bajar sus persianas. Gritaban enfurecidos la palabra “libertad” y hacían ondear sus banderas de Italia. ¿Quiénes eran? ¿La masa anti vacunas de este país es tan gruesa, tan violenta? Los que consiguen entrar en la sede sindical, ocuparla y destrozarla son algunos de los líderes de Forza Nuova, organización fascista, como el histórico líder Giuliano Castellino. “No son fuerzas marginales, son fuerzas organizadas. Está claro que la manifestación del sábado en Roma era muy grande, es evidente que existe población que está en contra del pasaporte COVID en Italia, hay que reconocer que no son partes marginales. Hay un gran porcentaje de mayores de 50 que se niegan a vacunarse. Pero la distinción importante está en darse cuenta de que las fuerzas de extrema derecha han instrumentalizado este discurso, se han apoderado de él y ahora lo dominan con violencia”, explica di Cesare.
Las siguientes horas al ataque de la Cgil no son tranquilas, esa misma madrugada varios sanitarios del hospital Umberto I de Roma son agredidos mientras un anti-vacunas está en cuidados intensivos contagiado de COVID. Se saldaba la jornada con 12 detenidos y 600 identificaciones. Esa misma tarde la ministra de Interior Lucia Lamorgese pide a todas las fuerzas políticas la condena de unos hechos “inquietantes que nada tienen que ver con la libre expresión de discordancia”. Las muestras de apoyo llegan de todas las fuerzas y colores. Menos las de Giorgia Meloni, del conservador partido de Fratelli d’Italia, que las lamentaba pero decía no conocer “la matriz" y se limitaba a condenar al Gobierno por su mala gestión de la violencia desencadenada en la manifestación.
Tampoco han sido claras las declaraciones de Matteo Salvini, de la Liga Norte, que ponía en duda los intereses del Gobierno en que los hechos se desatasen de esa forma. “¿A quién le convenía que terminase todo en una estampida”, declaró.
Matteo Salvini y Giorgia Meloni, se han declarado durante los últimos meses en contra de la vacuna obligatoria y del certificado verde en Italia. “Detrás de su ambigüedad está una utilización de esta violencia por parte de la política. Desde hace mucho tiempo ambos guiñan el ojo a este tipo de antisistemas”, añade Donatella.
“Hay una especie de esquizofrenia en la situación política actual en Italia. Por un lado la percepción de que la moderación de Mario Draghi es el mejor Gobierno posible para este país y por otra unos sondeos que apuntan a Giorgia Meloni y a su partido con un 40% de los votos si se celebrasen elecciones. Esta dualidad, este país con dos ritmos tan diferentes, explica la radicalidad de este fin de semana”, añade Donatella. “Hay una escalada de violencia que no solo se ve aquí. Se sabe que Italia es siempre un laboratorio político, pero el reflejo de esta radicalidad se ve también en otros países europeos”, explica di Cesare. Giorgia Meloni exprimía su valoración de los hechos desde España donde había viajado para apoyar en un acto a VOX.
En la mañana del lunes el Partido Democrático ha depositado en la Cámara una moción para solicitar al Gobierno la disolución por decreto de Forza Nuova y otros movimientos abiertamente fascistas. “Italia es una república que va fundada en contra del fascismo. No se entiende que, incluso durante legislaturas donde gobernaba la izquierda, no se ha hecho nada para disolver estas formaciones. Ahora lo piden, pero han podido hacerlo antes”, explica Donatella. El próximo día 16 se celebrará una manifestación en Roma en contra del fascismo a la que se espera asistan todos los partidos políticos y se mirará especialmente la posición que decidan tomar Salvini y Meloni. Los hechos del fin de semana han sido valorados por los principales periódicos del país como la toma de Capitol Hill en la salida de Trump de la presidencia de EE.UU del pasado mes de enero. Está por ver qué ocurre a partir de este viernes con un escenario incierto y un ambiente tan revuelto.
Este lunes se han vuelto a concentrar miles de personas en las grandes ciudades de Italia para protestar contra la vacunación obligatoria y el "pase verde". Las más numerosas en Roma, Turin y Milán en donde miles de trabajadores y de estudiantes han salido a las calles y han quemado imágenes de Draghi. Unos 2.000 manifestantes salieron a las calles esta mañana en Turín como parte de la huelga general convocada conjuntamente por todas las organizaciones sindicales de base contra el gobierno de Draghi. A la manifestación asisten Cub, Usb, Cobas y Si Cobas junto a estudiantes vinculados al área antagonista. También estuvieron presentes representantes de Power to the People, PRC, PCI, Partido Comunista.