Delante del Tribunal de Supremo italiano, en la Plaza Cavour de Roma, se daban cita activistas y representantes políticos para entregar esta mañana el más de un millón de firmas reunidas para solicitar un referéndum sobre la eutanasia en Italia. La petición quiere revocar un artículo del código penal que data del año 1930, aún la época fáscista, que pena el suicio asistido. La “muerte digna” es un tema muy controvertido en un país tan arraigado a las raíces católicas y a la influencia del Vaticano como lo está Italia. Del lugar donde se daban cita hoy con las banderas a favor de la eutanasia a la Plaza de San Pedro distan unos 900 metros. Paralelamente en marcha, desde este julio, un proyecto de ley que intenta regular la eutanasia en cuatro supuestos -el consentimiento del paciente, la enfermedad es irreversible, no soportar el dolor o depender de cuidados paliativos para poder seguir vivo-.
Los organizadores del referéndum insisten en la importancia de su activismo porque creen que el proceso de regularización de la muerte asistida en Italia es un debate estancado desde hace décadas y lo será también como posible ley. Lo cierto es que, tras superar las 500 mil firmas necesarias en muy pocos días, y entregando hoy más del doble, la posibilidad de una consulta vinculante es cada vez más realista.
Para poner un contexto es fundamental nombrar al activista y antiguo eurodiputado Marco Cappato, que esta mañana coreaba el éxito delante de los asistentes con las cajas de las firmas, a modo simbólico, en la mano. Se jugó 12 años de cárcel por haber ayudado a morir a Fabiano Antoniani, conocido como DJ Fabo, en una clínica especializada de Suiza en 2017. Italia entendió, dos años después, que no podía ser culpado por ese delito y, además, su caso acabó sentando jurisprudencia y abriendo así, desde aquel momento, una gran brecha de debate jurídico en este país. Apoyan a Capatto públicamente desde cantantes como Fedez, a influencers como Chiara Ferragni o a símbolos antimafia como Roberto Saviano.
Los promotores del proyecto de ley y los promotores del referéndum son, en el fondo, las mismas fuerzas políticas de izquierda. Votaron a favor en el mes de julio los partidos de centro izquierda y el M5S. Alessia Morani, diputada del PD y ex vicesecretaria de estado para el desarrollo económico, reconoce que puede salir antes adelante la consulta vinculante que la ley. “A Italia le falta valentía política muchas veces, con el Gobierno de Draghi no quieren ponerse encima de la mesa temas polémicos y, sin duda, la eutanasia es un tema que, apelando a la moral, es muy polémico. En mi propio partido hay muchas opiniones diversas”, explica. “Pero, insisto que hoy es un día histórico”, añade.
“La opinión pública en este caso está mucho más avanzada de la política. Lo puedo decir por mi experiencia personal, a los 26 años sufrí un problema de salud muy grave y en aquel momento entendí cuánto era necesaria una ley que regulase la muerte digna”, dice Morni.
En contra votó todo el arco parlamentario del centro derecha desde Forza Italia de Berlusconi, a la Liga Norte de Salvini y a Fratelli d’Italia de Giorgia Meloni. Francesco Giubilei, presidente de la conservadora Fundación Tatarella lo tiene claro “la derecha está en contra de la legalización de la eutanasia, prácticamente en bloque, porque pone delante el valor de la vida humana que va tutelada hasta la muerte natural“, explica. Añade otro motivo en contra de la propia recogida de firmas: “Se ha usado un sistema mixto de firmas físicas y firmas digitales. La validez no debería venir a partir de las 500 mil firmas, un sistema digital necesita el aval de muchas más. No nos olvidemos de que somos 60 millones de italianos”, añade.
¿Qué llegará primero: la ley o el referéndum? Alessia Morni cree que será el referéndum, no confía en la agilidad de la política en un tema como este. Giubilei, por su parte, espera que no se permita balanizar sobre la eutanasia en los próximos meses. Maria Romana Allegri, jurista y docente de la Universidad de la Sapienza de Roma explica que si la ley llega a tiempo a modificar el artículo 579 que quiere abolir (parcialmente) el referéndum, no hará falta recurrir a la consulta. Pero que, efectivamente, el proceso puede ser más sencillo para una consulta que para la ley. De todas formas el referéndum no se celebraría nunca antes de primavera.
El Vaticano está inquieto con la posibilidad, que con el referéndum, visto el éxito que ha sembrado, pueda ser un derecho real en este país. El Papa Francisco, en varias ocasiones en sus últimas intervenciones, ha acusado a la muerte asistida de formar parte de “la cultura del descarte”. “Cuando algo no vale, se descarta”, decía. Pero la opinión pública italiana ha cambiado mucho su parecer sobre este tema, en 1997 solo el 57% votaba a favor, en 2019, 9 de cada 10 aprobarían una ley que regulase la eutanasia. La batalla política entre propuestas, enmiendas y ahora firmas dura más de cuarenta años. Hoy puede ser un día histórico en Italia, pero aún quedan muchos por delante.