Tras diez años siendo la persona con más poder en el estado de Nueva York y una estrella mediática durante su gestión de la pandemia a lo largo de 2020, el demócrata Andrew Cuomo se enfrenta ahora a tres acusaciones de acoso sexual y el rechazo de su propio partido, tras una espiral de acontecimientos que le han mantenido en el ojo del huracán los últimos días.
Y no son solo los pesos pesados en activo los que, como Nancy Pelosi, han declarado “creíbles” las acusaciones contra su compañero de partido. Su eterna aliada Hillary Clinton, su enemigo -aunque también demócrata- Bill de Blasio, alcalde de Nueva York, y su propio hermano, periodista de la CNN, respaldan una investigación independiente que aclare los hechos.
Este neoyorquino de nacimiento y corazón, que llegó a la política como asesor de la mano de su padre en 1982, durante la campaña de este para ser gobernador del estado, ha estado en el centro de la vida social y mediática de la ciudad desde hace años.
Ha sido fiscal asistente del distrito de Nueva York, abogado en un bufete privado, presidente de la Comisión de Personas sin Hogar, Secretario de Vivienda durante la segunda legislatura de Bill Clinton y Fiscal General de Nueva York. Como gobernador, desde 2011, se vio implicado en algunos escándalos pero nunca antes había sido imputado, hasta hoy.
Sus acciones más recientes han estado centradas en la lucha contra la pandemia en el estado de Nueva York, el más afectado de todo el país, que le han deparado una gran popularidad a lo largo de varios meses y una acusación de ocultación de datos durante las últimas semanas.
El torbellino se desató hace unos días cuando Lindsay Boylan, exempleada del gobernador, declaró que este en 2017 la invitó a jugar un strip poker, en 2018 la besó en los labios y luego la convocó a una reunión privada tras una fiesta de Navidad; también Charlotte Bennett, antigua trabajadora suya, le acusó de interesarse de forma inadecuada por su vida sexual y preguntarla si estaría dispuesta a mantener relaciones con un hombre mayor, tras varios encuentros incómodos.
Los testimonios en su contra se completaron el pasado lunes cuando Anna Ruch, una mujer que conoció en una boda, declaró haberse sentido “confusa e incómoda” al notar en ese evento cómo Cuomo la tocaba la espalda y la cara. Se marchó tras recibir una propuesta del gobernador para besarla.
Todo ello ha desembocado en peticiones tanto del Partido Republicano como del Demócrata para limitar los poderes ejecutivos del gobernador y someterle a una investigación. La razón es que, a estas acusaciones, se suma el informe emitido por la Fiscalía General de Nueva York, el pasado mes de enero, que le responsabiliza de haber omitido defunciones en las residencias de ancianos del estado y cuestiona si se podían haber reducido el número de muertos por Covid.
Cuomo, que finalmente se ha visto obligado a declararse “arrepentido” y reconocer que algunos de sus comentarios estaban “fuera de lugar” al respecto de las acusaciones de acoso sexual, cree sin embargo que el cuestionamiento de su gestión sanitaria corresponde a un “ataque político”. “Yo diría que todos lo hicieron lo mejor que pudieron “, señaló en rueda de prensa el 29 de enero.
Las consecuencias a las acusaciones no se hicieron esperar y las reacciones pidiendo una investigación independiente se han sucedido en cadena desde entonces. Jen Psaki, la portavoz de prensa de la Casa Blanca declaró a la CNN que, “como mujer, había sido difícil leer estas acusaciones” y Alexandria Ocasio-Cortez las calificó de ”extremadamente graves”.
Por todo ello los líderes demócratas de Nueva York están ya redactando un proyecto de ley dirigido a derogar sus poderes ejecutivos de emergencia, ampliados por Cuomo en su momento, con el fin de poder gestionar la pandemia de manera más ágil.
Por su parte, el presidente del Partido Republicano de Nueva York, Nick Langworthy, hizo público el sentir de su partido al señalar en rueda de prensa que “Andrew Cuomo debe ser procesado y acusado si existe evidencia”. Y añadió que creía que “su administración mintió a propósito y retuvo pruebas e información para evitar el procesamiento”, lo que añade “gravedad” a la situación.
La cadena CNN, medio en el que trabaja el hermano del gobernador, Chris Cuomo y que en otras ocasiones ha dado una amplia cobertura de los temas relacionados con la gestión de la pandemia en Nueva York, se ha visto afectada por la situación hasta el punto de tener que retirar a Chris de la cobertura de esta información para evitar un conflicto de intereses.
También Hillary Clinton, aliada de Andrew Cuomo desde hace años, apoyó el pasado lunes una investigación sobre las acusaciones de acoso sexual y, a través de un comunicado, declaró que “estas historias son difíciles de leer y planean serias preguntas que merecen ser respondidas tanto a las mujeres que han presentado las acusaciones como a todos los neoyorquinos”.
El colofón a la desgracia de Cuomo la pone el alcalde de su propia ciudad, Bill de Blasio, que ha tenido una relación llena de desencuentros con él y que por fin ve cómo su poderoso rival quedará “invalidado” si se confirman las acusaciones. “Si ya no tienes la confianza de la gente y no puedes mirarles a los ojos, ¿qué te queda?” dijo tras haber señalado también en la cadena MSNBC que esta situación “es un clásico de Andrew Cuomo”. Todo un epitafio de la situación en la que se encuentra quien ha sido tres veces gobernador de uno de los estados más ricos de los Estados Unidos.