Cuarenta y seis días de infarto por el Brexit
Familias divididas y un 43% de los británicos "enfadados" por el Brexit
Dos de cada cinco "anti-Brexit" no quieren a su hijo casado con un "pro-Brexit"
Es imposible escapar al Brexit. No hay escondite alguno. Da igual donde estés: un vagón de metro, un pub, la cola del supermercado o la sala de espera del médico… Siempre, en algún momento, sale a relucir la palabra que martillea la cabeza de los que vivimos en este país.
Así que no es de extrañar que la Asociación Británica de Psicoterapeutas (BACP) haya constatado niveles de estrés récord entre sus habitantes que, en algunos casos, han recurrido a los servicios de sus profesionales. Y es que, al menos un tercio de los ciudadanos, ha visto deteriorada su salud mental. Ahora, los 46 días de travesía que faltan para el 31 de octubre, la fecha oficial de salida, prometen ser de infarto. Con un capitán como Boris Johnson al timón de la embarcación, el nivel de adrenalina y ansiedad difícilmente se reducirán en esta vertiginosa cuenta atrás.
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Los británicos, deprimidos y enfadados
La psicoterapeuta Louise Tyler miembro de dicha asociación nos cuenta que “la población en general -independientemente del sentido de su voto- se siente desamparada, no escuchada. Esta es la descripción que más oigo: es como ser un niño y ver a los mayores perder el control. Puede resultar aterrador por momentos”. Tyler destaca sentimientos de "impotencia, enfado y preocupación" entre sus pacientes. La incertidumbre está afectando sus trabajos, a sus empresas y a sus familias. Y la diferencia de opinión por el Brexit ha provocado un incremento de los conflictos entre compañeros de oficina, amigos y familiares.
Al menos un tercio de los ciudadanos, ha visto deteriorada su salud mental a causa del Brexit
Y es que más de tres años después del referéndum (51,9 % a favor y 48,1% en contra), la sociedad está aún más polarizada que entonces. Cada familia tiene su historia pero la de John y Simon es muy habitual.
Una familia normal, una familia dividida
Son hermanos, viven en Londres y votaron a favor de permanecer en la Unión Europea. Sus padres viven en Cornualles, en el suroeste del país, y votaron Brexit. "Al principio discutíamos un montón por ello; ahora evitamos el tema”, nos cuenta uno de ellos. Aunque reconoce que es muy difícil torear la cuestión porque "mi novia es española".
Estos días quien más quien menos sufre por la incertidumbre que vivimos, pero son los remainers los que lo llevan peor. De hecho, un sondeo reciente de YouGov revela que "a dos de cada cinco personas que votaron a favor de la permanencia en la Unión Europea les molestaría que su hijo se casase con alguien que respalda el Brexit". En el caso de los pro Brexit esa cifra se reduce a un 11 por ciento.
la palabra caos se ha convertido en una de las más escuchadas en los medios de comunicación británicos.
A estas alturas, la población no ha recogido ningún fruto de aquel plebiscito con el que el ex Primer Ministro, David Cameron, pretendía cerrar de una vez por todas el tema de la relación con "el continente", que había dividido durante décadas a su partido. No lo consiguió, y encima cuenta en sus memorias que "se arrepiente".
Es más, la palabra caos se ha convertido en una de las más escuchadas en los medios de comunicación británicos. Desde aquel 23 de junio de 2016, hemos visto tres primeros ministros, innumerables cambios de carteras, sesiones interminables en el Parlamento, repetidos intentos de Theresa May para que se aprobase el acuerdo que había sellado con Bruselas, manifestaciones en las calles, sin olvidar la constatación de las irregularidades de una campaña del Brexit, cuyo cerebro era Dominic Cummings, que ha acabado convirtiéndose en el jefe de Gabinete de Boris Johnson. Todo ello en un país apoderado por la crispación; un país irreconocible. ¿Quién podía imaginarse la suspensión del Parlamento durante 5 semanas en un momento tan crucial del proceso?
¿Qué nos espera de aquí al 31 de octubre?
Boris Johnson sigue insistiendo en que sacará al país de la Unión Europea ese día. Pero, ¿es eso realmente posible? Tras la aprobación por parte del Parlamento de una ley para evitar una salida sin acuerdo, el primer ministro está obligado a intentar uno antes del próximo 19 de octubre. Será clave su reunión con Jean-Claude Juncker este lunes 16 de septiembre en Luxemburgo y la cumbre europea de los próximos 17 y de 18 octubre.
De no conseguir un acuerdo, estaría obligado, según dicha ley, a pedir a Bruselas una prórroga de 3 meses (está en manos de la UE concederla o no). Pero Boris Johnson ni se lo plantea. Este es precisamente uno de los escenarios que más preocupan porque el Gobierno británico ha dicho estar dispuesto "a poner a prueba la ley", un intento de torearla para cumplir con su promesa de salir antes de Halloween. La oposición y diputados conservadores rebeldes ya han anunciado su intención de llevar a Boris ante la Justicia si se saltase la legalidad vigente.
Pase lo que pase, en lo que todo el mundo está de acuerdo en el Reino Unido es que el país está abocado tarde o temprano a unas elecciones generales. Y aunque la posibilidad de un segundo referéndum ha pasado a un segundo plano, no se puede descartar en un futuro; el Partido Laborista lo mantiene sobre la mesa.
Las próximas seis semanas serán cruciales para definir el desarrollo de la mayor crisis política que ha vivido este país desde la Segunda Guerra Mundial.