En medio de la crítica situación del país tras la victoria de los talibanes, el aumento de la violencia, y el rápido colapso de la economía nacional, las ONGs advierten de que un millón de niños afganos están en riesgo de sufrir desnutrición severa si la situación del país continúa deteriorándose.
El director regional de UNICEF para el Sur de Asia, George Laryea-Adjei aseguró que en las últimas semanas, los niños son los que "han pagado el precio más alto".
"Algunos no solo han sido obligados a abandonar sus hogares y han sido separados de sus escuelas y amigos, sino que también se ven privados de la atención médica básica que puede salvarlos de enfermedades como la poliomielitis y el tétanos", indicó.
La situación del país ha ido en rápido deterioro desde el pasado 1 de mayo, cuando las tropas internacionales comenzaron la etapa final de la retirada de Afganistán, especialmente en los últimos 20 días cuando la ofensiva de los talibanes se aceleró y les llevó a conquistar casi todo el país en cuestión de días.
Desde el pasado 15 de agosto, con la toma de Kabul por parte de los talibanes, el país ha estado sumergido en el caos y la desesperación con decenas de miles de personas tratando de huir, mientras las fuerzas internacionales llevan adelante un proceso de evacuación masivo para sacar a ciudadanos extranjeros y a la mayor cantidad de afganos en riesgo.
En los últimos días, los ciudadanos del país sufren más que nunca las consecuencias de la caída del Gobierno y la inestabilidad, con muchos comercios cerrado, sin acceso al dinero, y buena parte de la población en sus casas con miedo a salir, o tratando de abandonar el país.
La crisis humanitaria de Afganistán ya era grave antes de la victoria de los fundamentalistas, tras décadas de conflictos y guerra que devastaron al país y ha dejado millones de personas afectadas.
Según las ONGs, "más de 4 millones de niños, incluidos 2,2 millones de niñas, no están escolarizados. Alrededor de 300.000 niños han sido obligados a abandonar sus hogares, algunos en pijama mientras dormían, otros mientras estaban sentados en silencio leyendo sus libros escolares". Son escenas, aseguran, que ningún niño debería tener que presenciar.