En la capital del imperio lo peor está por llegar

  • Los efectos de las restricciones contra el coronavirus en la capital de Estados Unidos

Desde el pasado 20 de marzo, fecha en que las autoridades de Washington DC anunciaron la primera muerte por coronavirus en la capital estadounidense hasta hoy, la ciudad se ha ido vaciando de coches y personas excepto en un sitio: la Casa Blanca, donde el presidente mantiene sus ruedas de prensa diarias con periodistas y parte del equipo de expertos con el que suele comparecer.

Un metro de distancia entre los representantes de los medios y la realización de pruebas de COVID19 antes de las apariciones de Donald Trump, son las medidas que la Casa Blanca y la Asociación de Corresponsales han acordado recientemente para mantener el virus fuera del entorno del presidente, tras conocerse que a principios de abril un periodista de los habituales presentaba síntomas.

Parece ser que la realidad se ha impuesto finalmente en el último reducto que quedaba antes de la irrupción del coronavirus. Y eso que la ciudad de Washington ya declaró la alerta pública el pasado 25 de marzo, pidiendo a los residentes que restringieran las salidas. Sin ser un confinamiento obligatorio en un principio, sí se declaró el cierre de todos los negocios no esenciales en la capital, se especificaron restricciones para socializar y se recomendó salir solo a hacer ejercicio, la compra o al médico.

"Mi mensaje a la comunidad es simple, sea buen vecino y quédese en casa", dijo la alcaldesa de la ciudad Muriel Bowser, que acaba de ampliar hasta el 15 de mayo la orden de confinamiento, el cierre de las escuelas y las restricciones a los negocios, bajo multa que no exceda los 5.000 dólares, encarcelamiento de no más de 90 días, o ambos en caso de que el juez estime que se ha violado intencionadamente la orden de confinamiento.

Los efectos del cierre en esta ciudad de 700.000 habitantes, arbolada y de casas bajas unifamiliares, donde se concentran las principales instituciones de los Estados Unidos (Congreso, Tribunal Supremo o Senado) y los más importantes organismos internacionales (FMI, BM, BID o OEA), no se han hecho esperar. Los miles de trabajadores que aglutinan estas últimas instituciones, que habitualmente viajan a los cinco continentes del planeta, tienen prohibido desplazarse a otros países y están teletrabajando incluso antes de la declaración de emergencia, por recomendación de los propios organismos.

El tráfico aéreo y rodado han disminuido tanto que han desaparecido las horas punta y los atascos aunque las autoridades de la capital de este país, que no conciben la existencia sin el uso del automóvil, están aprovechando para la reparación de las carreteras, ya que las obras viales se han declarado esenciales.

En el transporte público las medidas van desde la obligación de la empresa gestora Metro Transit sobre el uso de mascarillas, tanto en metro como en autobús, al cierre puntual de algunas estaciones, como se hizo hace dos semanas para impedir el acceso al espectáculo de los cerezos en flor (cherry blossom), una de las atracciones naturales de la ciudad que atraen a miles de personas en esta época del año. Además, se ha establecido el cierre del metro a las 9 de la noche por la falta de pasajeros.

Las escuelas, que también permanecerán cerradas hasta 15 de mayo, han desarrollado diferentes métodos de estudio telemático y tanto la red de Escuelas Públicas del Distrito de Columbia (DCPS) como los colegios privados mantienen una comunicación fluida y actualizada de la situación con las familias. También se ha organizado un reparto de comidas diarias en los establecimientos escolares para garantizar la alimentación de los alumnos con condiciones económicas precarias en sus casas.

Los restaurantes tienen permitido ofrecer servicios de comida para llevar y entregas a domicilio aunque todos los clubes nocturnos de la ciudad han tenido que cesar su actividad. También los spas, gimnasios, teatros y cines permanecen cerrados.

Los supermercados están abiertos pero ante el desabastecimiento sufrido los primeros días, por la avalancha de gente preocupada por la posibilidad de falta de alimentos, el director de la Agencia de Seguridad Nacional y Emergencias del Distrito de Columbia, Christopher Rodríguez, tuvo que intervenir señalando que es conveniente "resistir a la tentación de comprar más de lo que se necesita".

Medidas para reiniciar la actividad comercial

Dentro de la debacle económica que todo esto supone, las autoridades de la ciudad, a través del Equipo de Recuperación Económica (DERT), han puesto en marcha una batería de medidas para reiniciar la actividad comercial. Estas ayudas incluyen créditos a pequeñas empresas (hasta 2 millones de dólares, según los casos), cheques de pago para proteger los salarios de los empleados, anticipos de préstamos de hasta 10.000 dólares a empresas con pérdida temporal de ingresos o acuerdos con empresas privadas que proporcionan subvenciones a personas pertenecientes a minorías especialmente afectadas.

En estos momentos, Washington DC ha registrado 2.350 casos confirmados y 81 personas fallecidas aunque las autoridades apuntan que el pico de la pandemia llegará a la capital a finales de mayo o principios de junio, por lo que sin tener de momento datos alarmantes, lo peor está aún por llegar.