Scholz amenaza con cerrar el Nord Stream 2 tras la reunión entre Baerbock y Lavrov
El canciller alemán Olaf Scholz habla de que Rusia pague “un alto precio” cuando le preguntan sobre el gasoducto Nord Stream 2 en caso de que Putin invada Ucrania.
La ministra de Asuntos Exteriores, a la que se ha considerado un “halcón” en cuestiones de política exterior, visita a su homólogo ruso y tiende la mano al diálogo.
La ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, de 41 años, no estaba ni afiliada a su partido, Los Verdes, cuando Sergéi Lavrov se hizo gracias a Vladimir Putin con las riendas de la diplomacia rusa. Lavrov, de 71 años, es un peso pesado de la diplomacia mundial desde 2004, cuando pasó a ocuparse del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia. Baerbock entró en Los Verdes en 2005, con 25 primaveras.
Este martes Lavrov recibía a Baerbock en Moscú en la que era la primera gran prueba diplomática a la se enfrentaba la nueva cara de Alemania en la escena internacional. Rusia amasa desde hace semanas medios militares en la frontera del este de Ucrania, donde se eterniza el conflicto civil entre el Gobierno de Kiev y las autoproclamadas repúblicas independientes de Donetsk y Luhansk.
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Se llegan a estimar en unos 120.000 los militares rusos que se acumulan en la frontera entre Rusia y esas regiones del este ucraniano. Desde hace semanas se especula con una posible invasión militar de Rusia a Ucrania.
Además, la semana pasada fracasaron repetidos intentos diplomáticos en Ginebra, Bruselas y Viena entre Estados Unidos, la OTAN y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) con Rusia para tratar de reducir la tensión que se vive en Ucrania.
Por todo lo anterior, no extraña que en el diario Bild, el periódico más leído de Alemania, hayan descrito a Baerbock yendo a Moscú como alguien que se metía “en la boca del lobo”. Con todo, a la novata Baerbock no le temblaba la voz cuando en la rueda de prensa de este martes afirmaba junto a su experimentado homólogo ruso que “en las últimas semanas se han acumulado más de 100.000 soldados rusos con tanques y otros medios sin una razón previsible y es algo difícil de no ver como una amenaza”.
Más allá de decir que entre Alemana y Rusia hay “diferencias de opinión fundamentales” en no pocos temas, ese fue probablemente el momento más afilado de su intervención en Moscú. Porque lo cierto es que sus palabras de este martes contenían no pocos indicios de que Alemania sigue con la mano tendida hacia la Rusia.
Baerbock: “tenemos un interés fundamental en relaciones estables”
“Estamos preparados para un diálogo serio sobre acuerdos mutuos y dar pasos para que haya más seguridad en Europa. Seguridad para la gente en Riga, en Bucarest, en Berlín y en San Petersburgo”, dejaba dicho Baerbock. “Vivimos en paz desde hace más de 75 años, tenemos un interés fundamental en relaciones estables”, señalaba la ministra de Scholz a cuenta de los fuertes vínculos que mantienen Rusia y Alemania, ya sea en el ámbito económico, educativo o cultural.
En Baerbock, alguien a quien se le ha considerado un “halcón” en política exterior frente actores como la Rusia de Putin y su más que cuestionable comportamiento internacional – que incluye asesinatos, envenenamientos de opositores en su territorio y en el extranjero o la anexión de Crimea de 2014 –, el tono ha cambiado. En realidad, el tono ha cambiado en Los Verdes.
“Normalmente la expresión 'halcón' en política exterior tiene un significado que implica uso de la fuerza militar. Los Verdes son escépticos con el uso de la fuerza por su pasado pacifista, pero cuando uno mira los medios no militares, que es lo importante aquí, se puede decir que Los Verdes son más 'halcones' que el SPD o que los conservadores”, dice a NIUS Marcel Dirsus, experto del Instituto para la Política de Seguridad de la Universidad de Kiel. No en vano, Baerbock ha querido hacer suyo el lema “dureza y diálogo” para su su política exterior.
Negativa alemana a entregar armas a Ucrania
En mayo del año pasado, según recordaba en su edición del lunes el diario Süddeutsche Zeitung el ahora ministro de Economía y vicecanciller alemán además de co-líder de Los Verdes, Robert Habeck, señalaba que “difícilmente se podían negar 'armas defensiva' a Ucrania”. Pero el lunes de esta semana, en la visita que Baerbock realizaba a Kiev para reunirse con su homólogo, Dmytro Kuleba, la jefa de la diplomacia germana prometía la “solidaridad” de su país con Ucrania, pero sin armas.
“Incluso antes de que viajara a Kiev, lo que se venía escuchando de parte de Baerbock no era para nada algo asimilable a lo que diría un halcón en política exterior: la negativa a la entrega de armas, reivindicar que primero hay que hablar, activar el formato de Normandía, etcétera”, dice a NIUS Olaf Boehnke, analista de la firma Rasmussen Global, una empresa de consultoría dirigida por el que fuera secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.
Alude Boehnke, entre otras cosas, al Cuarteto de Normandía, un foro diplomático de alto nivel que reúne a representantes de Alemania, Francia, Ucrania y Rusia. Según Boehnke, si Baerbock es un “halcón”, ahora parece que “le han cortado las alas”. Las inercias socialdemócratas de su ministerio – el SPD ha estado al cargo de la cartera de Asuntos Exteriores en doce de los dieciséis años que Angela Merkel estuvo en el poder – parecen haber calmado el tono de la ecologista.
Scholz apunta al Nord Stream 2
Sin embargo, a Olaf Scholz no le dolían prendas en la tarde de este martes a la hora de vincular el gasoducto Nord Stream 2, que permite el acceso directo de Alemania a gas ruso a través del mar Báltico, al “alto precio” que el jefe de Gobierno germano ve pagando a Rusia ante una eventual invasión a Ucrania. Así al menos figuraba en unas declaraciones recogidas por la agencia británica Reuters este martes.
“Está claro que habrá un alto precio que pagar y se tendrá que hablar de todo en caso de haber una intervención militar en Ucrania”, señalaba Scholz a la prensa tras haberse reunido en Berlín con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Las palabras del canciller alemán son un indicativo de la eventual idea del Gobierno alemán de usar con fines políticos una infraestructura que hasta ahora se venía defendiendo en Berlín como “un proyecto estrictamente económico”.
Así lo defendía en su día la canciller Angela Merkel y seguramente así lo piensa buena parte del SPD, el partido de Scholz. En el SPD, a diferencia de lo que ocurre en Los Verdes o en los liberales del FDP – la otra parte de la coalición a tres bandas que gobierna la Alemania post-Angela Merkel – la Rusia de Vladimir Putin encuentra importantes valedores.
No obstante, Scholz no forma parte de ese grupo. Scholz “no pertenece a los amigos de Rusia del SPD”, pero “el canciller no quiere un reinicio de la relación con Putin”, han analizado en el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Lo que sus últimas palabras a cuenta del Nord Stream 2 sugieren es que Scholz parece que no sólo apuesta por el diálogo con Rusia.
Según da a entender Nicolas de Pedro, investigador sénior y experto en el este europeo del Institute for Statecraft, un think tank dedicado a estudios internacionales con sede en Londres, conviene en dudar de la eficacia del diálogo con Rusia dadas las actuales circunstancias. “Sobre si hablar con Rusia ayuda en la situación actual, hay que decir que ni siquiera está claro que hablar con Rusia pueda generar disuasión para que no ataque a Ucrania”, dice De Pedro a NIUS.
En Ucrania, “el mejor escenario ya es terrible”
“Lo fundamental es si se reconoce o no a Ucrania como un estado soberano. La Unión Europea, la OTAN y los ucranianos defienden que Ucrania sí es un estado independiente. Pero como Rusia sólo está interesada en que Ucrania acepte una limitación de su soberanía o una suerte de tutela, la situación es complicada. Por eso llevamos siete años de guerra”, añade De Pedro.
Desde que comenzara en 2014, el conflicto en el este de Ucrania se ha cobrado 14.000 vidas, según las últimas estimaciones de la ONU. Tanto de Boehnke, como De Pedro y Dirsus, la situación en Ucrania resulta especialmente peligrosa estos días.
“¿Qué es lo mejor que puede ocurrir en el escenario actual? Que Putin ha acumulado más de 100.000 tropas para presionar a Ucrania y que Ucrania haga así lo que Putin quiera”, dice Dirsus. “O sea, el mejor caso es que Putin no quiere ir a la guerra pero quiere usar la fuerza para intimidar a sus vecinos. Ese escenario ya es, en sí, terrible”, concluye.