Desde el Ministerio de Exteriores en España, Cristina Martínez reclama la ayuda del Gobierno español para averiguar el estado de Mohamed Lamin Haddi, un periodista saharaui preso en una cárcel marroquí. Lo hace consciente de que España es la potencia administradora del Sáhara Occidental y que es responsable de la población civil saharaui. Haddi permanece encarcelado desde hace once años por ayudar a unas cooperantes belgas cuando el "Campamento de la Dignidad" fue disuelto por Marruecos y hubo muchos heridos.
Mientras Cristina alza la voz en Madrid, cada día desde hace tres semanas, en la ciudad ocupada de El Aaiun, la madre de Haddi, Munina, vuelve a hacer su ruego. Quiere saber el estado en el que se encuentra su hijo y vuelve a hacer un llamamiento a la Cruz Roja Internacional y al resto de organizaciones competentes para que alivien la represión en los territorios del Sáhara Occidental ocupados por Marruecos.
Lo hace tras volver de un viaje de más de 1.200 kilómetros para ver a su hijo. O, al menos, para tener noticias de él. No logró ni una cosa, ni la otra. A pesar de su insistencia ante la puerta de la cárcel, Munina, madre coraje, decidió volver para proteger a sus otros dos hijos, que fueron detenidos durante varias horas por la Policía y les abrieron un expediente sólo por querer saber de su hermano. Y por contarnos, con sus imágenes, su historia.
Jóvenes que viven en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, hermanos de Haddi, periodista y activista. Como Nazha El Khalidi, periodista de Equipe Media, que ha sufrido el acoso de la policía marroquí durante 48 horas y que se arriesga cada día para que la información salte la barrera de la ocupación. O como la activista Sultana Khaya, en arresto domiciliario desde el 19 de noviembre, que vive acosada por la policía marroquí, que le arroja productos tóxicos a su casa, impide que la visiten y han intentado quitarle con una grúa la bandera de la República Árabe Saharaui Democrática.
La madre de Sultana, de 80 años, también decide arriesgarse un poco más en la defensa de su hija, haciendo una sentada en la puerta de su casa. Otra madre coraje. Es una protesta por los cortes de agua caliente y de luz que les dejan sin internet, sin comunicación. 124 días de asedio.
Cuatro meses de hostigamiento desde que el Frente Polisario declaró el estado de guerra, tras saltarse Marruecos el alto el fuego disolviendo una manifestación pacífica en una zona del Sáhara Occidental desmilitarizada.