Hace casi un siglo, una pareja negra era dueña de un resort de playa en Manhattan Beach, una ciudad del sur de California. Una energía conmovedora y acogedora y las canciones de artistas negros irradiaron los pasillos del recinto. Pero la música y los buenos tiempos no durarían debido a la estricta segregación racial que dominaba la vida estadounidense en ese entonces. El acoso de los vecinos blancos y del Ku Klux Klan, Charles y Willa Bruce.
El golpe final llegó en 1924 cuando la ciudad tomó la propiedad por expropiación y le pagó a la pareja una fracción de lo que pidieron. La localidad quería dicho terreno para construir un parque. Los Bruce se marcharon y murieron apenas cinco años después.
En busca de una reparación muy atrasada de un mal cometido, la supervisora del condado de Los Ángeles, Janice Hahn, aseguró que devolverán una parcela pintoresca de la tierra de Manhattan Beach a los descendientes de Charles y Willa. Pero transferir la parte de lo que se conoce como Bruce's Beach es necesario que la legislación estatal elimine las restricciones sobre la tierra, que ahora alberga el centro de formación de salvavidas del condado. "Aprendí muy rápido que simplemente no puedo devolver la propiedad", dijo Hahn durante una conferencia de prensa con vistas a la parcela cerca de Strand y la calle 26.
El senador Steve Bradford, demócrata de Gardena, presidente del Legislative Black Caucus, señaló que defenderá la legislación en Sacramento y se mostró "ansioso por trabajar con el condado para que esta legislación se convierta en ley este año''. "Lamentablemente, la historia de los Bruce no es única aquí en California o en todo el país", apuntó Bradford.
La incautación pública de la propiedad de Bruce's Beach ha manchado durante mucho tiempo la historia de la comunidad costera, particularmente en el último año en medio de un ajuste de cuentas a nivel nacional debido a la injusticia racial.
Corría el año 1912 cuando Willa y Charles Bruce compraron un terreno por 1.225 dólares (1.022 euros) de entonces. Además, agregaron algunas otras parcelas y crearon un resort para los residentes negros, que tenían pocas opciones en ese momento para disfrutar del clima a lo largo de la costa californiana.
Completo con una casa de baños, salón de baile y cafetería, el complejo atrajo a otras familias negras que compraron terrenos adyacentes y crearon lo que esperaban que fuera un retiro con vista al mar. A pesar de los actos de vandalismo sufridos, los Bruce no se dejaron intimidar y continuaron trabajando en su pequeño y humilde establecimiento.
Finalmente, el complejo se vio obligado a cerrar y, al igual que Willa y Charles, otras familias negras perdieron sus tierras. Las familias demandaron, alegando que eran víctimas de una campaña de deportación por motivos raciales. Los Bruce no pudieron reabrir su resort en ningún otro lugar de la ciudad.
Aunque la localidad afirmaba que el terreno era necesario para un parque, la propiedad estuvo vacía durante décadas. No fue hasta 1960 cuando se construyó el mismo en una parte de la tierra confiscada. La parcela exacta que poseía el matrimonio fue transferida al Estado y pasó luego al condado de Los Ángeles en 1995.
"Me avergüenza decir que sabía muy poco sobre esta historia", reconoció Hahn. La supervisora del condado, Holly Mitchell, añadió que la familia Bruce fue "despojada de su propiedad" e insistió en que devolver la misma a la familia no es un "regalo".
El parque ha tenido una variedad de nombres a lo largo de los años y no fue hasta 2006 cuando se acordó poner el de Bruce's Beach en honor a la familia desalojada. Aunque se condenaron las acciones llevadas a cabo por la ciudad hace un siglo, el Ayuntamiento de Manhattan Beach no incluyó una disculpa a la familia.
Un descendiente de los Bruce, Duane Yellowfeather Shepard, arremetió contra el condado durante el anuncio realizado la semana pasada y dejó claro que la familia emprendería acciones legales para recibir un reembolso total por la confiscación de la tierra, así como la restitución de las ganancias perdidas de lo que el complejo habría ganado durante el siglo pasado. También reclamarán los daños punitivos por el racismo institucional de una ciudad "que sacó a nuestra familia de aquí''.
Elogió a Hahn por tomar medidas y dijo que ella "se dio cuenta de que había ocurrido una injusticia, una violación de los derechos humanos de los estadounidenses". "La familia Bruce está agradecida por sus esfuerzos y ora para que Dios la guíe y la recompense por sus esfuerzos", agregó Shepard.
Hahn explicó que, una vez que la tierra sea devuelta a la familia, el condado podría volver a alquilarlo para albergar el centro de capacitación.