Pemex: la compañía petrolera con más muertos por Covid-19 y la más endeudada del mundo
La empresa estatal mexicana registra más de 320 trabajadores fallecidos y tiene una deuda de 107.000 millones de dólares
El gigante energético continúa sus operaciones pese al colapso en los precios del petróleo y los acuerdos globales para recortar la producción de crudo
De todas las empresas afectadas en el mundo por la pandemia del coronavirus, la petrolera estatal de México, Petróleos Mexicanos (Pemex) es la que mayor numero de contagiados y muertos fallecidos tiene: 314 empleados y 7 trabajadores contratados han perdido la vida por Covid-19 superando los decesos que suman todas las compañías petroleras existentes a nivel mundial.
De las más de 13.200 personas a las que se le ha realizado el test, 8.205 han sido diagnosticadas con coronavirus. Cerca de 22.000 personas han presentado o presentan síntomas con problemas respiratorios.
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Estas alarmantes cifras no incluyen las casi 1.000 muertes registradas entre jubilados (583) y familiares de trabajadores (413), tal y como refleja el informe que Pemex publicó esta semana.
Los empleados más afectados son los que se encuentran en las casi 240 plataformas y estructuras que la compañía opera en el Golfo de México. Las habituales condiciones laborales hacen que muchas de las áreas de trabajo se conviertan en grandes focos de infección: espacios reducidos y poco ventilados, habitaciones y baños compartidos, comedores por los que desfilan cientos de trabajadores cada día, escasez de médicos en las plataformas… El distanciamiento social es muy difícil de mantener en las plataformas petroleras en alta mar.
“Me sentí como un cachorro abandonado”
Bajo estas circunstancias un veterano y experimentado trabajador de Pemex, Tomás Morales, logró sobrevivir al Covid-19, tras contagiarse a mediados de abril en una de las plataformas ubicada en la costa mexicana, según relató a Bloomberg. Trabajó durante días con síntomas gripales, con fiebre de 38,5 grados de temperatura. Cuando por fin pudo ser atendido por un médico, este le recomendó que se autoaislara hasta ser evacuado, pero Morales dormía en la misma habitación que otros tres compañeros, además de usar el mismo baño. En el comedor, más de 100 trabajadores desfilaban cada día para compartir las mesas y asientos.
El ingeniero mexicano, de 62 años, improvisó una cortina para separar su cama de la de sus compañeros y tuvo que esperar dos días hasta ser trasladado en helicóptero a Ciudad del Carmen, donde en un hospital de la compañía le diagnosticaron laringitis. Morales tuvo que pagar un hotel para confinarse de nuevo porque Pemex no se iba a hacer cargo del gasto. Tras una odisea de viaje en autobús para llegar a su casa en Paraíso, acudió a un hospital, también de la compañía, donde el agua potable estaba sólo disponible para los médicos, el aire acondicionado no funcionaba, y no había jabón y otras necesidades básicas para la higiene…. 10 días después por fin se pudo hacer la prueba que confirmaba la evidencia del positivo por coronavirus. Una vez recuperado, Morales ha dicho: “Me sentí como un cachorro abandonado”.
Otros testimonios de trabajadores de Pemex corroboran la precariedad sanitaria contra el Covid-19
A finales de marzo, Oscar Ortiz, un probador analítico de gas natural, antes de abordar en la plataforma Abkatún-Delta, completó un cuestionario sobre posibles síntomas y le tomaron la temperatura, “pero nada más”, indicó. “Esos fueron los requisitos del protocolo de seguridad de Pemex”, dijo Ortiz. Los siguientes meses hubo varios brotes en la plataforma y al menos cuatro personas murieron por coronavirus: “Las medidas de seguridad no se implementaron a tiempo y no fueron las correctas. Te hace sentir impotente porque estas vidas podrían haberse salvado", declaró el especialista.
Los testimonios de Morales y Ortiz se suman a los de otros tantos trabajadores que desempeñan sus funciones bajo la presión de la producción petrolera, las condiciones de los salarios, y también de los sindicatos.
Algo así le sucedió a Sergio Castellanos, de 56 años, quien sufría hipertensión y solicitó una extensión de las vacaciones por miedo a contagiarse ante la falta de medios sanitarios y protocolos de prevención en las instalaciones. Los gerentes "están en la oficina y, como están un poco más aislados, no se dan cuenta de lo mal que están las plataformas”, señaló Castellanos. Su solicitud fue rechazada y se desplazó hasta la plataforma para cumplir con dos jornadas laborales, completando su periodo de trabajo asignado al mes. Días más tarde fue ingresado en un hospital de Pemex con una caída del nivel de saturación de oxígeno del 78%. “Mis dientes temblaban tanto que no podía cerrar la boca”, recuerda todavía con el miedo en el cuerpo. Afortunadamente, Castellano consiguió salvar la vida y pudo regresar a casa.
No corrió la misma suerte Eduardo Marín, quien, en unas declaraciones a Bloomberg, antes de morir, dijo que su equipo de trabajo tuvo que improvisar las medidas de prevención para combatir el Covid-19, mientras interactuaba con otros equipos que no usaban máscaras ni se desinfectaban regularmente. Marín llevaba 23 años trabajando para Pemex de manera “temporal”. A mediados de mayo, solicitó una licencia pagada bajo la Cláusula 43 del acuerdo del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República de México (STPRM) con Pemex, que estipula que aquellos empleados que no puedan ir a trabajar debido a una catástrofe natural u otra situación extrema, pueden reclamar el pago hasta que puedan volver al trabajo de manera segura. Pero antes que Marín, en la lista de solicitudes tenían preferencia los trabajadores con puestos permanentes y le dijeron que se “tenía que poner a la cola”. Cuando Marín empezó a sentir los síntomas del Covid, ya estaba de vuelta en casa. El 27 de junio falleció a los 50 años, antes de que su solicitud fuera aceptada.
A medida que la pandemia se hacía más evidente entre los miles de contagiados en Pemex, la mencionada Cláusula ha sido cada vez más reclamada por los trabajadores, convertida en un problema tanto para la empresa, como para muchos empleados que “temen que se les nieguen los beneficios sindicales si eluden el STPRM, apelando directamente a la empresa”, según ha manifestado Oscar Ortiz, otro trabajador de la plataforma.
Por otro lado, a mediados de marzo, la compañía mexicana diseñó un plan para contener la enfermedad en sus plataformas petrolíferas en alta mar, en tierra, refinerías y plantas petroquímicas. En algunas instalaciones las condiciones de trabajo se vieron mejoradas, pero en otras muchas, los niveles de contagios aún son elevadísimos, en una fuerza laboral que concentra alrededor de 750.000 personas, entre trabajadores, jubilados y familiares.
Las acciones de Pemex son un reflejo de las actuaciones del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que tardó en imponer una cuarentena nacional y ha optado por no cerrar sus puertos de entrada o restringir los visitantes de países con un alto número de casos de COVID-19.
Pemex la petrolera más más endeudada del mundo
Además de la gran crisis sanitaria a la que se enfrenta la empresa más importante de México, Pemex encara también con otra gran crisis: la financiera. La carga de deuda del gigante energético asciende a 107.000 millones de dólares, posicionándose como la petrolera más endeudada en el mundo.
Pemex funcionó durante décadas como una fuente de ingresos para el gobierno mexicano, pero tras disminuir durante 15 años consecutivos su producción de petróleo, ahora es la mitad de su pico de 2004. Los expertos consideran que el problema creciente para la compañía estatal es que el gobierno no le proporciona los recursos que necesita para invertir y expandirse.
En 2019, la petrolera dirigida por Octavio Romero Oropeza, fracasó en su meta productiva con un promedio de 1.640 millones de barriles diarios de crudo, 2.4% menos frente a los 1.682 millones de unidades que pronosticó la compañía.
Aún así, el presidente Andrés Manuel López Obrador quiere que Pemex continúe operando a cualquier coste, ya que ha convertido el incremento de la producción petrolera en una de las principales prioridades de su Gobierno. AMLO, a pesar de las críticas, pasa por alto la gran carga fiscal a la que está sometida la empresa, su fuerza laboral inflada, las costosas obligaciones de pensiones y un negocio de refinación que pierde dinero. Por si fuera poco, a pesar del petróleo que bombea, Pemex importa el 65% de la gasolina que vende.
Todo ello, cabe recordar, sucede después de que en marzo y abril hubo un severo colapso en los precios del petróleo, por lo que Pemex está desafiando una tendencia global en la que se espera que la industria del petróleo y el gas recorten 100.000 millones en gastos de exploración y producción, según la empresa de investigación energética Rystad Energy AS.
AMLO promete para México la autosuficiencia en producción de gasolina en 2023
López Obrador señala a sus predecesores (y a las reformas de 2014), como culpables de acabar con el monopolio de la compañía y abrir el sector energético a la inversión extranjera, "debilitando así a Pemex". El mandatario, quien suele decir que la petrolera estatal "es la palanca del desarrollo nacional", se ha comprometido a "rescatar" a la petrolera y hacer que México sea autosuficiente en el suministro de gasolina y diésel en 2023.
Para lograr esto último, el gobierno está rehabilitando las seis refinerías existentes en el país y construyendo una nueva en la costa de Tabasco, el estado donde nació el presidente AMLO.
Los inversionistas y las agencias calificadoras, por su parte, han criticado el proyecto de refinería de 8.000 millones de dólares, argumentando que desvía fondos del negocio de exploración más rentable de Pemex. No obstante, López Obrador ha rechazado la afirmación de que a México le conviene enviar crudo al exterior cuando tiene que comprar gasolina, principalmente de Estados Unidos, para satisfacer la demanda interna.
"Sin lugar a dudas, Pemex es el mayor dolor de cabeza de este gobierno, pero parte del problema es que el gobierno no lo ve así, sino como una promesa de motor de crecimiento en el futuro, lo cual es prácticamente imposible", declaró Jonathan Heath, el subgobernador del Banco de México (Banxico) en el seminario 2020 de la calificadora Moody's, y que fue citado por Forbes México.