El pánico se ha apoderado de la población civil, que trata de huir a toda costa. Los atascos son kilométricos en la capital, en Kíev, desatando el caos en las vías de salida hacia la frontera oeste del país. Largas colas, también, en las gasolineras, abarrotadas de vehículos para llenar el depósito. Las autoridades han pedido a los ciudadanos que se queden en casa para no crear mayores atascos.
Despertaron en guerra. Con solo un sonido, las carreteras de Kiev se colapsaron. Empezaba el éxodo. Salir en coche, imposible. Con niños. Muchos en shock. En los aeropuertos, vuelos cancelados. La gente se desespera, nadie sabe dónde ir. Nadie sabe qué hacer. Las colas kilométrica para tratar de huir de la guerra también se han repetido en ciudades como Járkov y Odesa.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pide al país que no entre en pánico. Pero mantener la calma es tarea difícil con una guerra encima y más cuando te dicen que te enfrentas al mayor peligro desde la Segunda Guerra Mundial.
Una joven tiene claro que lo que quiere es llegar al centro de Ucrania para estar segura con su familia. Recorremos las vacías calles de Mariupol, una de las primeras ciudades que podría caer por su cercanía al Donbás, a solo 20 kilómetros. Colas para sacar dinero, colas para comprar comida. Hasta el Presidente del Parlamento de Ucrania huyó con su familia. Lágrimas en la frontera de Polonia, otro escape que podría desencadenar una crisis de refugiados.
Despedidas en Donetsk porque todos los hombres van a la guerra. Mientras, el metro de Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, se ha convertido en un refugio para miles de personas. Improvisados bunkers. Andenes, estaciones y vagones donde siguen bajando ucranianos asustados.
Es el rostro terrible de la guerra. Niños, mujeres, y ancianos esperando a volver a vivir en una ciudad segura. Lugares bajo tierra para estar a salvo en tiempos de guerra. Un metro que Ucrania hizo siendo república soviética. Más refugios antibombas a los que llevan las flechas rojas como el sótano de un colegio. Salir a la calle en Kiev es encontrarse kilómetros de atascos.
El Presidente del Parlamento ucraniano huye de Kiev con su familia. Parado en la carretera y paralizado. "Maldito bastardo", repite insultando a Putin. "Es una puñalada en la espalda que esperábamos. Yo llevo a mi hijo a un lugar seguro y volveré para luchar", asegura.