La contaminación generada por el ser humano y nuestra influencia en el proceso de cambio climático son temas que preocupan cada vez más a la opinión pública, poniéndose en valor aquellos estudios que analizan cuáles son los grandes focos de contaminación del planeta. Aunque todos tenemos una responsabilidad en lo que a cuidar el medio ambiente se refiere, el peso de la industria en la generación de gases nocivos es aplastante. Por eso, es incipiente la necesidad de apostar por energías renovables. ¿Cuáles son la ciudades más contaminadas del mundo? ¿Quiénes son los grandes responsables de la contaminación mundial?
La industria, a escala global, es responsable de un porcentaje muy elevado de la contaminación que generamos. Un informe publicado en 2017, elaborado por Carbon Majors Report - Climate Accountability Institute, pone cifras al problema y asegura que el 71 por ciento de las emisiones de CO2 eran emitidas, según sus cálculos, por tan solo 100 empresas, la mayor parte de ellas contadas entre las más grandes de la economía global. También se calcula que el 10 por ciento de las personas más ricas emiten el 49 por ciento de las emisiones globales.
Esta realidad ha generado focos de contaminación en determinadas ciudades, especialmente en Asia. De hecho, las capitales de este continente encabezan el ranking de las ciudades más contaminadas del mundo: las 50 urbes con un aire más sucio están en este continente, encontrándose 26 en India (más de la mitad), 13 en China, 6 en Pakistán, 3 en Indonesia, 1 en Bangladesh y 1 en Mongolia, según el Informe Mundial de la Calidad del Aire 2019 de la organización IQAir, que recoge datos de 3.000 ciudades.
El estudio evalúa la polución por partículas ultrafinas (hasta un diámetro de 2,5 micras, PM2,5), producidas por los focos contaminantes en industrias, calefacciones, vehículos, sector agrario y demás. Catorce de las 15 capitales de estado más sucias del planeta están en Asia; y, en el extremo contrario, entre las diez capitales más limpias se encuentran tres de Escandinavia, la de Estonia y la de Islandia.
Del estudio se desprende que sólo 6 de las 355 ciudades del sur de Asia, sudeste de Asia y oeste de Asia cumplen los límites de la Organización Mundial de la Salid (OMS) y, teniendo en cuenta el factor de la población, Bangladesh es la nación más contaminada por exposición a las partículas PM2,5. Le siguen Pakistán, Mongolia, Afganistán e India.
En cuanto a las ciudades más contaminadas de Europa, Bosnia-Herzegovina ocupa la primera posición de Europa en la lista de ciudades más contaminadas (14º del mundo), China va en el lugar undécimo y España registra una posición bastante buena, al situarse en el lugar 82º entre los 98 países evaluados.
Otro dato destacado es que, según el informe, Pekín ha reducido su contaminación a la mitad y en 2019 salió del ranking de las 200 ciudades más contaminadas. Es el caso, por ejemplo, de Wuhan: “En Wuhan hicimos un estudio en el 2006 y la media anual de este contaminante alcanzaba 112 microg/m3. En cambio, actualmente no se superan los 50 microg/m3. Se han aplicado muchas mejoras en industria, calefacciones y parque de vehículos”, en declaraciones de Xavier Querol, profesor de investigación del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA/CSIC).
Los contrastes entre ciudades son enormes: mientras en India alcanzan valores medios superiores a 150 microg/m3, en el norte de Europa, Australia y norte de Canadá se sitúan entre 7 y 8 microg/m3. Las ciudades de India, de promedio, superan el objetivo de la OMS en un 500 por ciento.
En cuanto a las ciudades más contaminadas de España, la polución por partículas ultrafinas ha mejorado entre los años 2000 y 2010 (período en el que se ha pasado de entre 25 y 35 microg/m3 de media anual en las ciudades a niveles de 8-20 microg/m3 en la mayor parte de las zonas urbanas). Madrid está por debajo del tope de la OMS (9 microg/m3). Sin embargo, desde el 2013, en Barcelona y su área metropolitana los niveles se han mantenido constantes entre 13 y 18 microg/m3. Se rebasa, pues, el listón de la OMS, pero no el de las más permisivas directivas europeas (25 microg/m3).
En las ciudades, el 70 por ciento del contenido de las partículas PM2,5 está constituido por materia originada a partir de reacciones de gases en atmósfera. Por eso, para reducir sus niveles “tenemos que disminuir las emisiones de los contaminantes gaseosos, como amoniaco, óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles”, pero no solo en el transporte, la industria y otras actividades urbanas, señala Xavier Querol.
”Tenemos que reducir los contaminantes del amoniaco de la agricultura y ganadería, extremadamente elevados en Catalunya, Aragón y Murcia según recientes medidas satélite de la Agencia Espacial Europea”, señala Querol. Así, “la quema de biomasa doméstica en calderas no certificadas como de bajas emisiones hace que en algunas poblaciones rurales de España los niveles de PM2,5 sean más elevados que en zonas urbanas”.