Son las ironías de la vida, aunque para los afectados supone mucho más que eso. Mientras miles de inmigrantes siguen esperando la ayuda de estímulo económico del presidente Donald Trump, otros que ya no están en el mundo terrenal, miles de difuntos, han sido beneficiarios de los cheques de la agencia tributaria.
A los primeros no les llega por defecto, mientras luchan en el Senado por el estímulo económico; los segundos lo reciben por error y sus familiares no tienen muy claro qué hacer con el dinero.
En Estados Unidos la Agencia Tributaria y la Agencia de Inmigración no pueden, por ley, cruzar datos. Esto implica que los migrantes indocumentados pagan sus impuestos, aunque no estén reconocidos legalmente en el país. El hecho de tributar, les facilita la legalización de su estatus cuando inician los procesos legales.
“Nos sentimos abandonados porque no estamos incluidos en ningún plan, parece que no existimos. Todos somos iguales para el virus. No entiendo por qué las ayudas pueden llegar a unas personas, a unos grupos, pero no para otros”, lamenta Hermes Díaz, un trabajador indocumentado asentado en Nueva York.
Su testimonio contrasta con el de Linda Dasher, jubilada de 80 años, ex empleada de banca y residente en Miami. Hace unas semanas recibió 2.400 dólares para ella y su difunto marido, quien murió a los 76 años en abril de 2018: "Me sorprendió cuando llegó el cheque", declaró la mujer a los medios locales.
Pretender que el estado pague a aquellos que carecen de documentación legal podría ser, para muchos, anhelar demasiado. Pero se da la particular circunstancia de que, en Estados Unidos, el hecho de no tener un estatus migratorio legal ni número de Seguridad Social no quiere decir que no se puedan pagar impuestos, ya que la agencia tributaria estadounidense (IRS por sus siglas en inglés), en estos casos, les facilita un número de Identificación Fiscal (ITIN) para poder tributar.
Se estima que el número de inmigrantes indocumentados que vive en el país oscila entre los 10,5 y los 12 millones, de los cuales, según el Instituto de Política Tributaria y Económica, alrededor de 4,3 millones de inmigrantes declaran sus impuestos bajo estas circunstancias, es decir, sin documentación legal ni número de Seguro Social.
Para combatir la crisis económica causada por el coronavirus que ha dejado a más de 36 millones de personas sin trabajo, el Congreso de los Estados Unidos aprobó un estímulo económico de 2,2 billones de dólares autorizando al IRS a enviar a los contribuyentes cheques de 1.200 dólares (1.125 euros) por adulto para personas cuyos ingresos fueran inferiores a 99.000 dólares al año (o 198.000 dólares para contribuyentes conjuntos), y 500 dólares por cada niño menor de 17 años, - o hasta 3.400 dólares para una familia de cuatro. Pero esa ayuda económica que ha beneficiado a millones de familias excluía a los inmigrantes indocumentados, aunque pagaran sus impuestos.
Al igual que Hermes Díaz, Carmen Contreras Lopez, una empleada doméstica de 48 años con bajo salario que presenta su declaración de impuestos cada año, tampoco ha recibido ni un centavo del dinero prometido para la mayoría de los estadounidenses en respuesta a la pandemia.
“Es difícil, porque para el gobierno no existimos”, reflexiona López, quien vive en Estados Unidos desde hace 30 años y tiene cuatro hijos adultos ciudadanos estadounidenses.
Igualmente, la medida excluyente afecta también a las familias mixtas como la de Anastasia Campos, cuyo vídeo se hizo viral cuando manifestó su frustración en su cuenta de Facebook. Ella y sus cuatro hijos nacidos en Sacramento (California) son ciudadanos americanos, pero está casada con un inmigrante indocumentado y, aunque declara impuestos, ni él ni ella han recibido la ansiada ayuda del gobierno.
Otra ciudadana americana residente en Vallejo (California), no ha recibido ayuda federal a pesar de que su esposo ha pagado impuestos con ITIN desde hace muchos años. “Me siento traicionada como estadounidense, estoy enojada, que nos hagan esto a los estadounidenses, sólo por estar casada con una persona que no tiene Seguro Social”, manifiesta Carla con gran disgusto.
Entre tanto, en Washington, la Cámara Baja aprobó el pasado viernes un nuevo paquete de estímulo económico en respuesta a la crisis del Covid-19, que beneficiaría a los inmigrantes indocumentados. Sin embargo, se prevé que el Senado rechace la propuesta.
La congresista federal de Nueva York, Nydia Velázquez quien lleva meses batallando por los derechos de los inmigrantes, lo tiene bastante claro: “Si usted es un trabajador, paga impuestos y paga contribuciones, usted debe tener derecho a los beneficios cuando pierde su empleo. Si hay familias donde hay estatus mixto, esas familias deberían tener derecho a recibir beneficios, pero estamos bregando con una administración cruel”, señaló la primera mujer puertorriqueña en el Congreso.
Mientras millones de las familias inmigrantes reivindican asistencia económica federal, otros tantas han sido sorprendidas en los buzones de sus casas y cuentas bancarias con cheques estimulantes de 1.200 dólares de ayuda por el coronavirus. No lo esperaban porque los destinatarios han fallecido.
El dinero ha sido posiblemente un recordatorio doloroso para muchos, pero al margen de esta lastimosa circunstancia, gran parte de los receptores se han enfrentaban a un dilema: ¿Qué hago con él?, ¿puedo gastarlo?, ¿debo devolverlo?, y si hay que devolverlo, ¿cómo lo hago?.
Mary Shelton, de 78 años recibió un cheque destinado a su madre de 98 años, fallecida de Alzheimer a principios de 1998: “Todavía estoy pagando las cuentas de mi madre. La ayuda del gobierno me ayudaría bastante, pero hay un montón de personas en una situación financiera grave que realmente lo necesitan. Por otro lado, si lo devuelvo, posiblemente se desperdicie. Es muy estresante”.
La Sra. Dasher, cuyo marido era veterano del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, duda si reembolsar el pago de su esposo. Vive del Seguro Social y de una pequeña anualidad de los militares. Su hijo, propietario de un pequeño negocio de eventos, está atravesando también un mal momento económicamente por la pandemia.
"Ya no sé qué es justo o injusto", ha dicho la Sra Dasher, "no haré nada hasta que el IRS me lo ordene". ¿Qué van a hacer? ¿Poner a una viuda de 80 años en la cárcel? Además, pueden cambiar de opinión el próximo mes y decir que se queden”.
El IRS envió inicialmente 60 millones de cheques de estímulo a mediados de abril, según el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara. Otros 20 millones han sido enviados en una segunda tanda.
Tras unos días de confusión, el Departamento de Rentas Internas ha pedido a aquellos que por error hayan recibido un cheque de estímulo económico que pertenezca a una persona que haya fallecido, que lo devuelva. Para ello, hay que seguir algunas instrucciones como escribir “nulo” en la parte de atrás del cheque, y enviarlo de vuelta a las oficinas del IRS. “Si el cheque fue cobrado por error o recibió un depósito directo, deben enviar un cheque personal u ordenar una transferencia a nombre del departamento del tesoro”, ha indicado el IRS.
El motivo por el que la ayuda haya llegado a miles de destinatarios fallecidos se debe a la premura con la que el Gobierno tomó las decisiones para reactivar la economía y ayudar a las personas más necesitadas.
“Cuando el Congreso defendió este programa, tenían una opción: hacerlo lento y con mayor precisión, o más rápido y con menos precisión. Creo que tomaron la decisión correcta porque estábamos -y aún estamos- en una emergencia absoluta, donde las personas no obtienen ningún ingreso ", ha comunicado Ryan Ellis, un agente inscrito en el IRS que dirige una práctica fiscal en Washington DC.
Así como muchos seguirán indicaciones de la agencia tributaria y devolverán el cheque, para otros será posiblemente demasiado tentador dejar pasar la oportunidad para favorecerse. Todo dependerá, dadas las circunstancias, de la voluntad y la ética de cada uno.