Flavine Carvalho, una camarera de Orlando, en Estados Unidos, podría haber salvado la vida de un niño de 11 años. Se percató de que había algo raro en el comportamiento del menor durante la comida. A escondidas consiguió destapar un terrible caso de malos tratos. La madre y el padrastro del pequeño están detenidos.
Los hechos se produjeron el 1 de enero pasado en el restaurante Mrs. Potato. Atendía a las mesas cuando observó algo raro. "Había una familia, les llevé lo que pidieron pero a uno de los niños no le dejaban comer", recuerda Carvalho. No fue lo único que captó su atención, el pequeño estaba lleno de moratones, por lo que se colocó donde sus padres no pudieran verla.
"Él podía verme, pero sus padres no, así que escribí un cartel para preguntarle si estaba bien, y me dijo con la cabeza que no", añade la camarera, que decidió escribirle otro cartel. "Le pregunté si necesitaba ayuda y me dijo que sí", subraya. Confirmadas las sospechas, llamó a la policía.
Se destapó el infierno de torturas que soportaba el menor. "Lo esposaban a un mueble con los brazos en la espalda y lo colgaban boca abajo, atado de los tobillos a la puerta. Si ella -la camarera- no le hubiese dicho nada, ese niño no estaría con nosotros", destacan las autoridades. Una pesadilla que gracias a Flavine por fin termina.