Entre golpe y golpe, la entrenadora de un gimnasio de la ciudad de Najaf (Irak) desafía a la sociedad de su país. Ella es Bushra Abdul Zahra y desde hace cuatro años practica kárate y boxeo.
Podría no resultar algo demasiado llamativo de no ser porque en Irak no es habitual que una mujer practique artes marciales. Es el desafío personal de Bushra contra una sociedad que impide la plena libertad en ciertas actividades al sexo femenino.
Un desafío contra la sociedad y su propia familia. Pues Bushra asegura que sus propios parientes han sido "un obstáculo" a la hora de desarrollar sus aficiones.
Esta mujer de 36 años y madre de dos hijos se ha convertido en todo un ejemplo para muchas otras jóvenes, quienes ahora se apuntan a unos cursos como "forma de autodefensa", cuenta sorprendido su entrenador.
Y es que Bushra, que ya entrena incluso en su casa, ha emprendido el camino, una lucha personal, para que las mujeres puedan también practicar artes marciales en Irak, si así lo desean.