Bruselas exige a Hungría que retire las leyes homófobas
La cumbre europea de este jueves y viernes cargará contra el Gobierno húngaro
Viktor Orban puede haberse pasado de frenada. Tras la reacción del mundo del fútbol y de 17 gobiernos europeos contra las nuevas leyes homófobas húngaras y la prohibición de UEFA –otro tiro en el pie- de iluminar el Allianz Arena de Múnich con los colores arco iris, la cumbre europea que se celebra hoy y mañana en Bruselas verá cómo de las críticas arrecian y cómo la Comisión pasa a los hechos.
16 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos Pedro Sánchez, envían hoy una carta a los presidentes de las instituciones europeas. En ella prometen “seguir la lucha contra la discriminación hacia la comunidad LGBTI y reafirmar nuestra derecho de sus derechos fundamentales”. La misiva también dice que “el respeto y la tolerancia están en el corazón del proyecto europeo” y que están “comprometidos a seguir con este esfuerzo para asegurar que las futuras generaciones europeas crezcan en una atmósfera de igualdad y respeto”. Esta carta, según contaba esta mañana el diario online ‘Politico’, fue impulsada por el luxemburgués Xavier Bettel y por Pedro Sánchez.
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Bettel defendió así la carta: “Tenemos que ser intolerantes con la intolerancia. Un Estado miembro legisla para estigmatizar a una minoría sexual y para asimilar pedofilia con homosexualidad. Es inaceptable”. El movimiento contra Orban recorre las familias políticas europeas pues la carta la firman cinco gobiernos de izquierdas, cinco liberales, cinco conservadores y el inclasificable Gobierno italiano.
Media Europa se iluminó anoche con esos colores que representan al movimiento LGBTI. Desde la mayoría de los grandes estadios de fútbol de Alemania hasta la Grand-Place de Bruselas pasando por las cuentas oficiales en redes sociales de gran parte de los grandes clubes de fútbol de Europa. Esta noche se iluminarán así los edificios de las instituciones europeas después de una petición del grupo europarlamentario de Los Verdes.
Orban ya no tiene la protección del Partido Popular Europeo después de sacar de esa familia política su partido, el Fidesz, antes de que fuera expulsado como pretendían desde hace años los conservadores del norte de Europa, que veían a sus colegas eurodiputados húngaros más cerca de la ultraderecha de una tradicional democracia cristiana.
La Comisión Europea, dubitativa en otras ocasiones, reaccionó ayer con contundencia. La presidenta Úrsula Von der Leyen, anunció que el Ejecutivo europeo abre ya expediente a Hungría y dijo que la nueva ley húngara “es una vergüenza”. La versión alemana del comunicado habla de “schande”, que se traduce al español más bien como ‘desgracia’. La ley, ya aprobada en el Parlamento húngaro, no ha entrado en vigor, por lo que Von der Leyen pretende frenarla antes de su publicación en el boletín oficial húngaro.
El Gobierno húngaro respondió anoche diciendo que lo que da “vergüenza” son las declaraciones de Von der Leyen, pero Orban se está quedando sólo y el Parlamento Europeo exige ya a la Comisión que active las nuevas cláusulas que permiten bloquear fondos a un Estado miembro. La carta de Bruselas a Budapest, que salió anoche, es un pliego de cargos que señala que esa nueva ley húngara viola una larga lista de artículos de la Carta Europea de Derechos Fundamentales.
El comisario de Justicia, el belga Didier Reynders, ya dijo ayer que el problema con Hungría se va agravando porque se acumulan expedientes y violaciones de derechos fundamentales. Y Hungría, salvo en Polonia, apenas tiene ya en quien apoyarse. Orban se enfrentará a una oposición unida en las legislativas del próximo año y los sondeos empiezan a poner en riesgo que pueda renovar otra vez su mandato.
En esta situación, en Bruselas creen que el primer ministro húngaro, ante la falta de inmigrantes a quien culpar de todos los males, buscaba nuevos enemigos y ha encontrado dos. En el flanco interno el mundo LGBTI y en el externo a una Bruselas de la que habla como si fuera el Moscú de la Guerra Fría que aplastaba a los países de Europa del este.
Tensión Alemania- Hungría
Tras el empate a dos goles entre Alemania y Hungría en un Allianz Arena que no desafió la prohibición de la UEFA, la cumbre de este jueves y el encontronazo con Hungría puede entenderse como el tercer tiempo. Fuentes comunitarias explicaban anoche que aunque el asunto no estaba previsto en la agenda de la cumbre, la carta firmada por la mayoría de dirigentes nacionales hace que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se vea obligado a introducir la conversación durante la cena.
La cumbre contará con la presencia del portugués Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas. Anoche, a su llegada a Bruselas, Guterres dejó ya claro el mensaje que llevará a los dirigentes europeos: “Como europeo estoy particularmente orgulloso de la más importante contribución de Europa a la civilización moderna, del siglo de las Luces. De esos valores, de la primacía de la razón y de la tolerancia. Y es particularmente importante cuando vemos el riesgo de pasar a una especie de nueva eran, cuando vemos la multiplicación de diferentes formas de irracionalidad, de nacionalismo, de populismo, de racismo, de xenofobia, de antisemitismo, de odio anti-musulmán. Cuento con la Unión Europea para que sea la vanguardia en la batalla por los valores de las Luces”.
Orban tenía previsto acudir anoche a ese partido pero finalmente desistió. A cambio, apareció en Bruselas con un día de antelación para cenar en privado con Giorgia Meloni, la nueva cara de la extrema derecha italiana. Desde su salida del Partido Popular Europeo está moviéndose para crear un nuevo grupo ultraconservador en la Eurocámara, por ahora sin éxito.