La ONG Human Rights Watch (HRW) ha confirmado que las tropas rusas utilizaron bombas de racimo sobre la población de Járkov el 28 de febrero. Un ataque, sobre los que habría pruebas, y que podría constituir crímenes de guerra por parte del ejército de Vladimir Putin.
Las bombas de racimo son proyectiles huecos, que tras ser lanzados, por tierra o aire, se abren y liberan centeneras de pequeñas bombas o submuniciones, que son especialmente dañinas. Por su alta carga explosiva, pueden llegar a perforar vehículos blindados, matar o herir a muchas personas de manera indiscriminada con sus fragmentos de metralla o producir incendios. Su alcance es tan amplio que pueden llegar a cubrir grandes áreas como las equiparables a varios campos de fútbol.
Las submuniciones esparcidas tienen una tasa de fallo de entre el 5% y 30%, por lo que pueden quedar bombas enterradas sin explotar siendo muy peligrosas tiempo después de que la guerra haya finalizado. No solo para las personas, si no para aspectos sociales y económicos, como la imposibilidad de cultivar la tierra.
El uso de estas bombas puede ser considerado un crimen de guerra
Son muchos los países que han utilizado estas bombas en conflictos armados. Rusia, en Chechenia y Ucrania, Reino Unido, en Kosovo e Irak, o Estados Unidos, en Afganistán, entre otros. En el año 2008, diversos países, entre ellos España, firmaron un tratado internacional para restringir el uso de este tipo de bombas, al igual que las minas antipersona. Ni Rusia ni Ucrania aparecen entre los estados firmantes.
El uso de este tipo de armas de manera indiscriminada contra la población civil puede considerarse crimen de guerra, es decir una violación grave de los derechos humanos.
Human Rights Watch denuncia el uso de estas bombas en Járkov
Es lo que denuncia Human Rights Watch que ha sucedido en la ciudad ucraniana. "Járkov está bajo el ataque implacable de las fuerzas rusas y los civiles se esconden en los sótanos para evadir las explosiones y los escombros", ha dicho el director de Armas de HRW, Steve Goose, quien ha denunciado que "el uso de bombas de racimo en áreas pobladas muestra un desprecio descarado e insensible por la vida de las personas".
La ONG ha verificado y analizado al menos 25 videos y fotografías publicados en las redes sociales que muestran tres ataques o sus secuelas inmediatas en las zonas norte, noreste y sureste de la ciudad y otras 15 imágenes tomadas por dos testigos después de uno de los ataques en el distrito de Shevchenkivskii. En concreto, uno de los videos analizados por la organización, publicado en Telegram a las 11.29 horas (hora local) del 28 de febrero, muestra múltiples explosiones consistentes con el uso de bombas de racimo en el distrito nororiental de Moskovskii, en la ciudad de Járkov.
"El uso de armas intrínsecamente indiscriminadas en áreas pobladas está prohibido por el Derecho Internacional humanitario, las leyes que rigen la conducción de la guerra. Un tratado internacional prohíbe las bombas de racimo debido a su efecto indiscriminado generalizado y al peligro duradero para los civiles", ha explicado la organización en un comunicado.